En el año 2012 SanCor vendió la producción de leches infantiles a manos de Mead Johnson Nutriton por 150 millones de dólares. Nueve años después el mismo negocio se hace por una cuarta parte de ese valor.
No debe haber mejor ejemplo que este del camino que ha tomado Argentina en la última década.
Justamente esta década ha sido de expansión y crecimiento para este negocio, sin embargo, en nuestro país el declive es notorio.
Un negocio que tiene consumo, valor agregado, investigación, potencial exportador y que ha estado en manos de una de las multinacionales que mayor participación ostentaba en el mercado mundial ha visto como se evaporaron tres cuartas partes tras una década.
¿Qué podemos esperar entonces del resto de los negocios lácteos?
Spoiler, más de lo mismo, aun cuando los precios internacionales son muy buenos.
Hoy invertir en nuestro país es muy barato, pero aún así no es negocio. No es negocio. No hay valor en la cadena, no hay volumen, no hay visión. Producir leche, procesarla, comercializarla, no es negocio, ni cuando hay un producto que en el mundo vale.