La industria de los lácteos atraviesa un momento por demás de complejo y, en momentos en que SanCor bordea la quiebra y un gigante como La Serenísima transita una instancia de tironeos por su control accionario, un indicador del sector reavivó la preocupación.
En ese sentido, y tras un año marcado por el menor consumo de leche y derivados, la sangría de tambos continúa profundizándose y sólo entre 2024 y el corriente desaparecieron casi 500 establecimientos. En lo que va de 2025, indicaron organizaciones del sector, dejaron de operar alrededor de 50 puntos de producción de leche. Las empresas extranjeras controlan la mayor parte del negocio lácteo local.
Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) a los que accedió iProfesional, por estos días el total de tambos operativos asciende a 9.079, un 5,5% menos de los registrados a principios de 2024.
“La variación interanual de abril 2025 respecto a abril 2024 es de -5,5% unidades productivas y +4,7% de vacas (70.319 cabezas más, y 27.500 cabezas menos que en abril de 2023)”, indicó la entidad.
“El año 2025 inicia con 9.129 unidades productivas de las cuales en abril se registran 9.079, ello implica 50 tambos menos que si lo extrapolamos al año significaría un 1,6% menos, tasa inferior a la observada en los últimos 10 años (-2,4% promedio anual)”, agregó.
“Como más significativo puede mencionarse que los tambos con más de 500 vacas totales en producción son sólo el 6,5% de los tambos, pero tienen el 26,6% de las vacas y aportan más de un tercio de la producción total de leche. En el otro extremo se encuentran los tambos de menos de 100 vacas totales en producción que son el 33,5% de los tambos”, precisó OCLA.
Con relación al estado económico de los actores del segmento, desde Caprolecoba, la cámara que integra a los productores lecheros del oeste bonaerense, se indicó que “no se percibe aún el interés de las industrias, con la claridad esperada”.
“Creemos que es hora de empezar a mejorar los precios, que vienen retrocediendo a moneda constante. Hoy creemos que es posible hacerlo. A no dormirnos”, expusieron fuentes de esa entidad.
SanCor y una crisis que se profundiza
El dato de la merma en la cantidad de tambos en funcionamiento llega en momentos en que dos de las empresas más emblemáticas de la lechería atraviesan una etapa por demás de turbulenta.
En el caso de SanCor, el 29 de este mes vence el plazo para que los acreedores de la láctea presenten la documentación requerida para verificar créditos. Lo que sigue a esa instancia será delimitar el pasivo de la unión de cooperativas. Se estima que SanCor debe al menos 400 millones de dólares.
Mientras tanto, la compañía prácticamente desapareció de la escena comercial. Su nivel de procesamiento es el más bajo del que se tenga registro: se ubica por debajo de los 60.000 litros diarios, una sombra de los 4 millones constatados en sus mejores épocas.
La compañía sigue adelante con la reducción de su plantel de trabajadores y, a través de jubilaciones, despidos y retiros voluntarios, achicó el número de empleados de 1.350 a 850 en el lapso de un año.
La Serenísima y una disputa de gigantes
Por el lado de La Serenísima, la disputa por el control financiero y operativo de la marca entró en una cuenta regresiva de casi 30 días para definir si la oferta realizada por la dupla Arcor-Danone será aceptada por los accionistas de Mastellone.
Como informó iProfesional, la fecha no es casual, sino que deviene de analizar el contrato que se comenzó a negociar entre vendedores y compradores, luego de que el board de la empresa dueña de La Serenísima rechazara la propuesta inicial por considerar que no concuerda con las pautas establecidas en dicho convenio.
El portavoz de las primeras escaramuzas entre Arcor, Danone y Mastellone fue Carlos Agote, CEO de la compañía láctea, quien envió un comunicado a la Comisión Nacional de Valores (CNV), para establecer la postura de los accionistas que deben aceptar o rechazar la compra del 49% que todavía controlan de la empresa fundada hace casi 100 años por la familia Mastellone.
Sin embargo, ni Agote ni los Mastellone concuerdan con la oferta que se les hizo que, según fuentes del mercado, es mucho menor a lo que esperaban e incluso más baja que lo que cobraron en operaciones anteriores cuando fueron cediendo parte de su capital para ir cumpliendo con el contrato sellado en el 2015.