La láctea SanCor CUL (Cooperativas Unidas Limitadas), con planta central en Sunchales, al centro oeste de esta provincia y elaboradoras en el interior de Santa Fe y Córdoba, entró en una etapa de definiciones sobre su futuro. Este último miércoles venció el plazo para la constitución del fideicomiso que aportaría 60 millones de dólares para un “salvataje” de la firma y no hubo oferentes. Ese fideicomiso era impulsado por un grupo de empresarios de diversos rubros, pero luego de dos años su plazo venció sin mayores avances. En un comunicado, la cooperativa se refirió a la caducidad del plazo: “SanCor abre ahora un espacio para avanzar en nuevas iniciativas y propuestas”.
La firma cada vez recibe menos leche producto de la incertidumbre que afecta a los tamberos asociados, además de los pagos postergados. Y su producción, que otrora la convirtió en empresa líder entre las lácteas de la Argentina, hoy se reduce solo a la elaboración de leche en polvo.
De esta manera, no quedan muchas alternativas a la vista. Puede ocurrir que por su parte SanCor oficialice un acuerdo económico-financiero con otro grupo (lácteo o alimenticio) o se asocie a un grupo económico (no ya un fideicomiso). “Esa sería una posibilidad. Pero hay otras. La semana que viene puede haber novedades”, insistió ante el requerimiento de LA NACION una fuente de negocios cercana a la cooperativa.
En el comunicado la firma dijo: “El miércoles 15 de noviembre finalizó el plazo para implementar la iniciativa para afianzar la actividad productiva y comercial de SanCor Cooperativas Unidas Ltda. a través de un fideicomiso. Esa herramienta proponía la integración de diversos activos por parte de SanCor y el aporte de capital y capacidad de gestión desde un grupo de empresarios interesados. Lamentablemente, por distintos motivos, los objetivos no se alcanzaron en los plazos que, de común acuerdo, fueran establecidos entre las partes”.
Y agregó: “SanCor abre ahora un espacio para avanzar en nuevas iniciativas y propuestas. Será con interlocutores dispuestos a trabajar de manera creativa y colaborativa, atendiendo las particularidades del negocio lechero y las necesidades de los productores asociados, de los empleados y de todos los allegados a la cooperativa. Como siempre, aspiramos a que las propuestas y el diálogo con los legítimos interesados sean los vehículos para generar encuentros y soluciones y así poder encarar los desafíos que el nuevo escenario proponga, con la mejor predisposición”.
En el último tiempo la cooperativa no pudo modificar su presente: solo procesa 500.000 litros de leche diarios cuando llegó a recibir cerca de 6 millones por día (década de los 80); se retiró de las góndolas de las grandes cadenas, donde se exhibe apenas un reducido stock de quesos y leche; mientras ve que su pasivo se acrecienta continuamente.
Como si fuese poco, la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra) continúa con un quite de colaboración (reducción horaria de producción), y rechazó una propuesta de pago de SanCor por los meses atrasados, con lo cual se estira el conflicto.
Bloqueo
Desde la cooperativa, sus directivos insisten en recordar que desde hace algo más de 50 días, SanCor tiene todas sus plantas y centros de distribución bloqueados por Atilra, a partir de un esquema de asambleas durante seis horas en cada uno de los turnos de trabajo promovido por los sindicalistas.
Otro elemento que no pasó desapercibido esta semana es que ningún grupo económico presentó los avales para la integración del fideicomiso que podría salvar a la tradicional industria. Según fuentes financieras, algunos empresarios cercanos al gobierno nacional realizaron gestiones ante el Banco Nación pero no completaron la documentación requerida.
De esta manera, no quedan muchas alternativas a la vista. Puede ocurrir, como ya se dijo, que por su parte SanCor oficialice un acuerdo económico-financiero con otro grupo lácteo, o se asocie a un grupo económico.
Por otra parte, el enfrentamiento entre la conducción de SanCor y Atilra parece amplificarse. Es que la cooperativa tiene todas sus plantas y centros de distribución bloqueados por decisión de los sindicalistas. “De esta manera, la cooperativa está imposibilitada de trabajar, de producir, de vender, de cobrar, con lo cual es imposible cumplir con las obligaciones asumidas. Estamos frente a una situación de ahogo”, señaló a la prensa un allegado al Consejo de Administración de la cooperativa.
El mismo vocero explicó que “caído el fideicomiso hay que comenzar a definir los próximos pasos y resolver el futuro de su grilla de trabajadores”.
Sin dudas, con los elementos al alcance, hasta después del 10 de diciembre, cuando asuma el nuevo gobierno nacional, no habría novedades. Hay incertidumbre sobre cómo seguirá funcionando la cooperativa láctea.