Finalmente, ayer se concretó la venta del 100% de los activos de Ilolay a manos de Savencia, empresa francesa que controla Milkaut. De esta forma nace una nueva compañía que se colocará en el tercer puesto en volumen de procesamiento.

Según pudimos saber desde EDN el monto total de la operación no alcanza los 100 millones de dólares (dicen que la cifra comienza con un 8 por delante). En esos valores está el nudo del gran problema que aqueja a la lechería argentina. No valemos nada.

La adquisición de Savencia, ejemplo de nuestra devaluación

Para muestra basta un botón, o podemos usar dos.

Ese precio es casi la mitad de lo que Mead Jonhson pagó solo por las leches infantiles de SanCor en el año 2012. Recordemos que el año pasado ese mismo negocio Roemmers pagó una cuarta parte.

El otro ejemplo se concretó la semana pasada, cuando finalmente se terminó de aprobar el ingreso de Gloria al mercado chileno adquiriendo los activos que Fonterra tenía en Soprole, una empresa que maneja el mismo volumen de leche que Ilolay. Para esa adquisición los peruanos desembolsaron 640 millones de dólares. Ocho veces más que lo que paga Savencia una empresa similar en Argentina.

Hoy invertir en nuestro país es muy barato, pero aun así no es negocio. No es negocio. No hay valor en la cadena, no hay volumen, no hay visión. Producir leche, procesarla, comercializarla, no es negocio, por eso algunos actores internacionales se han ido en los últimos años, y los que se quedan o vienen lo hacen a precio de saldo.

Hemos destruido el valor de la lechería argentina y cada nueva medida que se toma a nivel gubernamental apunta a eso. Los anuncios de ayer del Ministerio de Economía van a hundir más al sector, pero eso será material para una próxima nota.