El lunes pasado una delegación de trabajadores de Calcar asistió a la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Cámara de Diputados para informar sobre su situación actual. Después de muchas idas y vueltas, la semana pasada los trabajadores y la empresa, en conjunto con el gobierno y los acreedores, llegaron a un acuerdo para que la planta siga funcionando. El directorio de Calcar se comprometió a no despedir trabajadores ni hacer tercerizaciones, los empleados aceptaron una rebaja salarial de 20% por un año, y el “club de bancos” accedió a negociar las deudas.
Heber Figuerola, coordinador de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea, dijo a la diaria que se les dio “prioridad absoluta a las fuentes de trabajo” suspendiendo por un año los ajustes. Figuerola anunció que el 3 de diciembre se realizará una asamblea general abierta, en Tarariras, para informar sobre estos acuerdos y “generar más compromiso, porque esto no terminó acá y la reestructura va a seguir”, dijo.
Figuerola comentó que en Calcar las complicaciones financieras se venían arrastrando desde hace tiempo, y cuando la firma decidió apuntar al mercado brasileño y se declaró la pandemia de covid-19 “hubo una complejidad muy importante”. Además, no se concretaron inversiones que estaban previstas, “por lo tanto se adquirió una deuda muy importante con el ‘club de bancos’, en el que están Bandes, Scotiabank, HSBC y el Banco República (BROU), más los acreedores y proveedores”, comentó. El integrante del sindicato dijo que como consecuencia de esa situación la empresa perdió a los grandes productores de leche que la abastecían, y “se quedó con 100 chicos y medianos”.
Antes de que se llegara a una salida, la nueva dirección de Calcar, que asumió este año, anunció 54 despidos y la tercerización de algunas áreas, como la de mantenimiento; a raíz de eso, se creó una mesa de negociación que permitió alcanzar acuerdos, dijo Figuerola. A pesar de que la compañía tenía una posición “muy dura”, finalmente se llegó a una solución en la que tuvieron mucha influencia las acciones que tomó el BROU.
Con la situación financiera saneada por el momento, a los trabajadores les preocupa el abastecimiento, una inquietud que trasladaron el lunes a los diputados.
El representante del Frente Amplio (FA) Alfredo Fratti, presidente de la comisión, dijo a la diaria que el acuerdo supone un “afloje” y “ahora la preocupación de los trabajadores es que no tienen suficiente leche para procesar. Están con 140.000 litros diarios, y en realidad ellos creen que en enero y febrero no van a llegar a los 100.000 litros; eso es un problema, porque tienen 200 trabajadores” y no alcanzaría la materia prima.
Los integrantes de la comisión acordaron citar la semana que viene a la directiva de Calcar y al Instituto Nacional de la Leche (Inale), para saber qué es lo que piensa. “En general nos parece bueno que exista una mesa con todas las partes y plantear cuál podría ser la solución. No es fácil porque la leche tiene que llegar a cada cooperativa, es complejo”, dijo.
El presidente del Inale, Álvaro Lapido, aseguró a la diaria que los últimos cinco años fueron muy malos para la industria y no hubo herramientas para ayudar en la competitividad. “No es fácil convencer a la gente que abandonó la lechería que vuelva”, afirmó.
Sobre el proceso de negociación dijo que cuando asumió el cargo Calcar estaba “en el CTI, con el respirador puesto”. Relató que los directivos le comunicaron que la idea era pedir una consultoría, porque “desde el punto de vista financiero estaban complicados, con costos altísimos, y cuando hay poca leche todo se hace más caro”. El jerarca rescató que los empresarios por sí solos decidieron pedir esa consultoría, que llevó a la estructura que está en marcha.
El presidente del Inale destacó como positiva la actitud de los actores involucrados: “Yo estuve reunido y escuché cosas que fueron muy importantes, como por ejemplo trabajadores dispuestos a trabajar horas gratis para salvar a Calcar”, contó.
Dijo que también hubo productores que se alinearon para apoyar el proceso y, si bien el acuerdo con los bancos “costó mucho trabajo”, aseguró que el BROU tuvo “gran protagonismo”, porque lo que hizo fue postergar sus deudas, en tanto que los privados aceptaron una reducción importante.
Con relación al futuro de la empresa, dijo que “no hay nada asegurado” y reiteró la metáfora médica: “Ahora está en cuidados intermedios, pero el paciente va a tener que seguir con el proceso de reestructura, buscando la eficiencia y mejorando los indicadores”.
Preocupación por los salarios
Para Figuerola, el presidente del Inale “de forma permanente asegura que se salva la industria láctea con la adecuación de costos con la variable del salario y las fuentes de trabajo”, algo con lo que el integrante del sindicato discrepa. Consultado sobre esto, Lapido dijo que “durante 15 años a la agroexportación se le puso peso arriba, se le pusieron tarifas caras, salarios caros, y muchos sectores se destruyeron”. Consultado sobre la posibilidad de bajar salarios para mejorar la productividad aseguró: “Estamos hablando de los costos de la energía, del puerto, del trasporte, y entre todos ellos está el tema de los salarios, no hay una sola variable”.
Lapido dijo que la lechería es uno de los sectores que están dinamizando la economía en tiempos de pandemia, y afirmó que si bien el consumo en el mercado interno bajó, se mantuvieron los precios de exportación (en el entorno de los 3.000 dólares por tonelada de leche en polvo). “En el último trimestre las exportaciones de productos lácteos crecieron 16% con relación al mismo trimestre del año anterior”, señaló.