Los precios de los alimentos han sido motivo de una fuerte pulseada entre Paula Español, las empresas fabricantes y también las cadenas de supermercados

No es la primera vez que ocurre: la relación entre el Gobierno y los principales fabricantes de alimentos se tensa al máximo cuando llega el vencimiento de “Precios Cuidados”, el principal programa oficial de referencia para los precios de los alimentos. Sucede ahora también, a pocas semanas de las elecciones.

Los precios de los alimentos -en particular de la canasta básica- han sido motivo de una fuerte pulseada entre Paula Español, secretaria de Comercio interior, y las empresas fabricantes, y también las cadenas de supermercados.

Pero también motivó tensiones en el seno del oficialismo. La propia Cristina Kirchher puso hace algunas semanas la cuestión en uno de los pilares de la campaña y de las idas y vueltas con el presidente Alberto Fernández.

Sin grandes anuncios para hacer, ni “plan platita” para motivar al electorado -dadas las restricciones por las que atraviesa la macroeconomía-, el Gobierno se juega a que por lo menos la situación social no se complique todavía más.

En la Casa Rosada existe una gran preocupación por las constantes subas de los precios de los alimentos de la canasta básica.

Por eso mismo se decidió limitar las remarcaciones en Precios Cuidados a no más del 4%. Este programa se renueva cada trimestre, por lo que la lista que se acuerde ahora tendrá vigencia hasta principios de 2022.

Un grupo de compañías pusieron resistencia a ese tope. Y por eso se decidió postergar el anuncio oficial al próximo martes, luego del feriado XXL.

La pulseada más dura está ahora centrada en tres productos de la canasta básica: leche, yerba y harina.

De cara a las elecciones, el Gobierno quiere demostrar que los precios de los productos más sensibles se encuentran contenidos. Si finalmente sella el acuerdo, Español podrá mostrar que en “Precios Cuidados”, la suba promedio fue del 24% a lo largo del año, aproximadamente la mitad que la inflación esperada para este año. Y menos de la mitad en el caso de los alimentos y bebidas.

Desde la semana pasada, empresas de la alimentación -los principales fabricantes y las cadenas de supermercados- empezaron a ser convocadas al despacho de Español. Por ahora, en esos encuentros los ejecutivos escucharon la inquietud oficial por la suba de los precios de los alimentos. “Tenemos que reforzar la coordinación con la Secretaria de Comercio en materia de precios”, les dijeron.

Español se los planteó directamente: “Este encuentro tiene como finalidad cuidar el poder adquisitivo, la capacidad de compra de todas y todos, para que el fortalecimiento de los salarios no signifique un aumento en los precios de los productos básicos”.

Los alimentos se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno. Vienen incrementándose por encima de la inflación promedio.

Los últimos datos del Indec marcaron una inflación de los alimentos por debajo del promedio, del 1,5% en agosto, que se explica por el leve descenso en los precios de la carne. Pero no así en los artículos de “almacén”, como aceites, harina, fideos o arroz.

Después de varios meses con alzas muy fuertes en los alimentos, sobre todo en los frescos (carnes, lácteos, frutas y verduras), el Gobierno necesita mostrar alzas moderadas, en línea con la expectativa de inflación anual. Y también acorde con las pautas salariales que se empezaron a discutir en el ámbito privado.

Entre agosto de 2020 y agosto de 2021, la inflación fue del 51,4% mientras que los alimentos subieron un 53,4%. Con picos en la carne (+80% promedio) y los aceites (+57%). Los lácteos vienen remontando este año, con un incremento promedio cercano al 46% (entre enero y agosto), nada menos que 14 puntos más que la inflación promedio.

En paralelo con la negociación por la lista de “Precios Cuidados” -alrededor de 660 productos, con el agregado de algunos productos de última hora-, las empresas se fueron al fin de semana con la negociación abierta de los productos que no figuran en esa nómina.

El próximo martes, varias compañías alimenticias de primer nivel saldrán con nuevas listas de precios. En esos casos, la secretaría de Comercio autorizó incrementos unos puntos por encima de “Precios Cuidados”.

Aunque en ningún caso se habilitaron alzas del 10%, que es lo que -en promedio- reclamaban las empresas. Estos aumentos tendrán vigencia hasta fin de noviembre, ya una vez pasadas las elecciones.

En algunos casos de alimentos menos “populares” -desde café a enlatados-, las subas llegan al 8%. Se trata en varios casos de productos importados que -como el café- vienen con alzas muy fuertes en los mercados internacionales.

Hasta junio último, el Gobierno mantuvo activo el plan de “Precios Máximos”, por el cual se llegó a congelar los valores de unos 70.000 productos. El programa quedó desbordado por la realidad: como está visto, los aumentos se venían acelerando.

Desde ese momento, las regulación se limitó a tan solo dos programas: el “Más Cerca”, que regula los precios de tan sólo 70 artículos en los autoservicios “chinos”, y “Precios Cuidados”, que incluye a 670 productos.

El cambio de rumbo en ese momento hizo caso a un reclamo histórico de las empresas fabricantes de alimentos, que desde hace tiempo venían reclamando el final de “Precios Máximos”.

Por fuera de la coyuntura más caliente, que de por sí luce muy compleja, el desafío para la Casa Rosada es más amplio. Va más allá del 14 de noviembre. A partir de ese momento tendrá que asegurar la estabilidad que garantice una inflación moderada al menos para el próximo año. Desafío difícil si los hay.

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