En las próximas horas saldrá publicada en el Boletín Oficial la designación del nuevo director nacional de Lechería, un cargo que está vacante desde el 10 de diciembre de 2019, hace seis meses atrás, desde el cambio de gobierno.

El hueco resultó muy difícil de cubrir para las autoridades del Ministerio de Agricultura, que buscaban un candidato de tintes “peronistas” dentro de un sector que en general deplora las políticas que se han aplicado en anteriores gestiones de ese signo. O de todos los signos, mejor dicho. Un sector que espera ser bien tratado por la política pública.
Finalmente se resolvió recurrir a lo conocido y menos malo. Esa dirección será ocupada por Arturo Videla, quien ya ejerció ese cargo en el gobierno de Cristina Kirchner. Volverá, según confirmaron a Bichos de Campo fuentes oficiales.
Al parecer, Videla siempre asume luego de largas intrigas.
Recuerda una nota de La Nación de noviembre de 2009, que “después de más de 20 días de misterio, idas y vueltas, ayer el gobierno publicó finalmente en el Boletín Oficial el nombre de quien ocupará la flamante Subsecretaría de Lechería (ahora fue degradada a direccción nacional). Con el decreto 1677, firmado por la presidenta Cristina Kirchner, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, el responsable del área será Arturo Jorge Videla”.
Casi casi calcado como ahora, diez años después. Estamos todos más viejos: en vez de veinte días esta vez transcurrieron casi seis meses.
En el medio hubo todo tipo de candidatos para el puesto: un formoseño, un pampeano, un radical y hasta un delincuente.
De entrada, en rigor, se supo que Cristina había impulsado al nombre del tambero cordobés Ider Peretti, un corrupto marca mayor que hizo todo tipo de negocios a la sombra del ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien hasta le otorgó una cuota de ROE (permisos de exportación) de trigo y maíz, para que repartiera entre propios y entenados. Peretti, que llegó a ser presidente de la Confederación General Económica (CGE), se compró un campo de 1 millón de dólares en efectivo cuando el kircherismo tuvo que dejar el poder en 2016.
En el otro extremo, parecía que la dirección nacional de lechería podía llegar a ser manejada por gente racional cuando sonó como firme para el puesto Sebastián Alconada, un funcionario de carrera que adquirió bastante protagonismo durante el gobierno de Mauricio Macri. “La semana pasada me reuní con el ministro Luis Basterra y con el subsecretario de Ganadería, José María Romero. Me propusieron la dirección de Lechería, acepté y ya hoy es mi primer día de trabajo”, llegó a decir el inocente Alconada a Bichos de Campo. Duró pocas horas y ni siquiera fue nombrado. Como le habían tumbado a Íder, su pollo, llegó la impugnación de Sebastián desde vaya a saber que recóndito rincón del poder pedorro. Alconada resultaba “poco peronista”, parece.
En fin, hasta acá llegamos. No se puede estirar más este papelón de la política pública.
Arturo Rafael Videla aceptó volver a la posición que ocupó entre 2009 y 2015. Coincide buena parte de esa gestión con el inició de una crisis lechera que dura hasta nuestros días. Una crisis de bajos precios a los tamberos y mucha concentración. Ni el macrismo ni el peronismo fueron capaces de resolver algo tan sencillo como que hay que cuidar a los tamberos, de los cuales 70% producen menos de 3.000 litros diarios, lo cual los coloca por debajo de la linea de flotación de acuerdo al menos con las lógicas del mercado moderno. Un mercado que la política, ni k ni m, se atreve a desafiar.
Videla , un ex productor lechero de Villa María, llegó al cargo en aquella ocasión debido a sus estrechos vínculos con el ex intendente de esa localidad, el kirchnerista Eduardo Accastello, y con la venia del ex gobernador cordobés, el fallecido José Manuel De la Sota.
Hoy vuelve casi por descarte. Ojalá no sea esta la importancia que la política pública le dará a la lechería en esta nueva etapa.

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