En Argentina, el dulce de leche es casi una religión culinaria. Todos lo aman, todos lo discuten… y muchos lo intentan hacer en casa. Pero aunque parezca simple, hay un “truco” infalible para lograr la textura cremosa perfecta.
Ingredientes básicos
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1 litro de leche entera
1 taza de azúcar (unos 250 g)
1 cucharadita pequeña de bicarbonato de sodio
El secreto: nunca dejar de revolver
El punto crítico —y lo que muchos no respetan— es remover todo el tiempo. Durante toda la cocción, hay que usar una cuchara de madera y mezclar de forma constante en círculos. Si se deja de mover aunque sea por unos segundos, la mezcla puede pegarse o quemarse.
Otra técnica que usan los hogares de cocina experta es colocar bolitas pequeñas en la olla (como las canicas que usaban los chicos) para que se muevan mientras se revuelve, ayudando a evitar que el dulce se adhiera al fondo.
El punto justo
Para saber cuándo ya está listo, hay trucos:
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La prueba de la gota de agua: poner una gota del dulce en un vaso con agua fría. Si cae al fondo sin desarmarse, está en su punto.
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Otra forma: tomar un poco con una cuchara y pasar el dedo por el centro. Si los bordes no se vuelven a unir, ya lo podés retirar del fuego.
También se aconseja seguir revolviendo por 5 a 10 minutos después de apagar el fuego, para que la mezcla enfríe y espese un poco más.
Paciencia y fuego bajo, nunca atajos
Un error común es intentar acelerar el proceso subiendo la intensidad del fuego, pero eso puede quemar el dulce o lograr una textura arenosa en lugar de cremosa.
Fuente: TN