La sequía que afecta al norte de Manabí agrava la escasez de pasto, eleva costos de alimentación y reduce la producción de leche, generando un fuerte impacto en los ganaderos de la zona.
La falta de lluvias obligó a muchos productores a recurrir a insumos caros como silo, paja seca, melaza y suplementos, lo que encareció sustancialmente la cría y provocó una caída en el volumen de leche producida.
Problemas: menos pasto, mayores costos, menos litros
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En cantones como Chone, zonas como Balsar 1 y Eloy Alfaro pasaron de tener pasturas suficientes a enfrentar una emergencia alimentaria para el ganado.
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Para mantener la alimentación ante la falta de pasto, los productores deben recurrir a silo, paja seca, melaza y suplementos — insumos con un costo creciente.
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Esa decisión incrementa los gastos: algunos productores llegan a gastar entre USD 300 y 400 por semana, dependiendo del hato.
En consecuencia, la producción de leche cayó dramáticamente: de más de 80 litros diarios por vaca a unos 50 litros diarios, a pesar de mantener el mismo número de animales.
Impacto en el sector y alertas para la cadena láctea
El dirigente local del sector ganadero advierte que la crisis del pasto ya está generando pérdidas significativas: entre sequía tras sequía, se estima una pérdida de cerca de USD 7 millones por temporada seca en la zona.
Sin medidas urgentes —como planificación forrajera, sistemas de riego y mejoras en el manejo del pasto—, la vulnerabilidad del sector ganadero puede profundizarse.
Algunos productores se adaptan con tecnificación y manejo eficiente
En contraste con los más afectados, en zonas como Pedernales algunos ganaderos lograron amortiguar el golpe mediante:
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reducción del hato ganadero;
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cultivo de pasto de corte;
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sistemas silvopastoriles;
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riego y manejo eficiente de potreros.
Estas estrategias les permitieron mantener reservas de alimento y, por ahora, sostener la producción — aunque la mayoría aún sufre graves pérdidas.
Un llamado a la planificación y políticas de apoyo
El episodio en Manabí evidencia la urgencia de aplicar políticas públicas que promuevan la diversificación forrajera, riego, asistencia técnica y manejo sostenible del pasto. Sin estas medidas, la producción de leche local —y la subsistencia de muchos productores— corre serio riesgo.
Fuente: El Diario






