El dato permitiría el festejo de los tamberos si no fuera por la sequía y por lo que se viene, que no parece ser un escenario alentador.
En realidad, con ese ingreso se cubriría el costo productivo y se estaría empatando el precio de equilibrio que permitiría una retribución al capital invertido.
Pero la cuestión es que la seca elevó el 20% el costo de los tambos, según los datos que informa el INTA y que difundió el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA). Hay un sobrecosto por el forraje que se debió comprar para atender a las vacas y dinero que se invirtió en maíces y verdeos y no dio el resultado esperado.
Por eso el precio de equilibrio supera los 120 pesos y en esas condiciones la renta sobre el capital es negativa. La pérdida es de 4%.
En adelante la cuestión podría empeorar ya que las pasturas rebrotarían recién en primavera en las zonas que reciban agua. Hasta ahora no era el caso de gran parte de la provincia de Córdoba donde se radica una importante cuenca lechera.
Eso se combinará con una oferta más alta en el mercado interno, como consecuencia de la mayor producción estacional de los tambos y con las limitaciones a las exportaciones debido a que con la política cambiaria actual se volvió un negocio vidrioso.
Lo que se espera entonces es que las industrias vuelquen más mercadería al mercado local y que eso reduzca la posibilidad de actualización real de precios. El ajuste se terminará trasladando, como suele suceder, al último orejón del tarro, el tambero.