El presidente del Inale dijo que una eventual venta de Conaprole sería algo "funesto" para la lechería.
Juan Samuelle

El instituto que preside desde 2013 cumplió una década, ¿cómo ha cambiado la lechería en estos años?

Han sido años muy difíciles. Hubo otras crisis, como la de 2002 cuando la devaluación y la aftosa, pero uno estaba en otro lugar, como productor y gremialista. Ahora nos toca una responsabilidad diferente, tomar decisiones y eso nos da otra perspectiva. La lechería en todo el mundo afronta los mismos problemas. Genera un alimento básico que se produce con muchísimo sacrificio y donde con pocas vacas se puede tener un ingreso y eso es algo que a toda sociedad le interesa proteger, por el valor del sector como generador de sociedad, por su afincamiento rural. Además el tambo es una puerta vital para el ingreso de la tecnología. Pasó con la electricidad, pasa con el riego, con la maquinaria, con la tecnología para praderizar, con la granelización. Donde hay tambos hay escuelas, policlínica, policía, caminos, un cuadro de fútbol, una capilla. Lo que mueve la lechería es tremendo y en años como estos todos debemos poner lo máximo para sostener a un sector tan valioso.

En tanto persiste el cierre de tambos, la producción aumenta y a la vez hay más facturación por la exportación.

Cada vez se necesita producir más para cubrir los mismos costos y vivir. Eso significa que sobre el recurso tierra hay que ser más intensivo, pensar en más pasturas, más agua y más tecnología. Eso demanda más capital y no todos están en condiciones de recorrer ese camino. La base de nuestros tamberos viene de inmigrantes que llegaban con el valor de sus manos para trabajar, con gran empuje, pero sin tierra. Acá hay un instituto, Colonización, que es espectacular y hace lo que puede, pero quienes producen leche en campo propio no pasan del 30%. En superficies chicas, compiten tu nivel de vida con la empresa, compite darle de comer a las vacas con darle de comer a tu familia. Cuando se trata de una empresa grande, con capital, se puede pasar mejor por años como estos porque cuando vienen los años buenos hay como recuperarse, pero los chicos cuando pasan por estos momentos si logran pasarlos no se recuperan porque, por ejemplo, el hijo se fue. Hoy en una lechería que es 70% familiar los tamberos son gente mayor y no se puede dar aquello que se soñaba de venderle o arrendarle el campo al hijo y comprar la casa en el pueblo para descansar.

La producción se concentra en menos productores, y eso pasa también a nivel de la industria.

El negocio lechero está complicado. Menos mal que existe el sistema cooperativo, si no fuese por el peso que tiene el sistema cooperativo la desaparición de tamberos sería mucho mayor. La industria privada se maneja de otra manera, llena la cisterna en un solo tambo sin andar con el camión por caminos difíciles entrando a 10 tambos para llenarla. El sistema cooperativo paga lo mismo a todos, es una fortaleza. Acá vinieron empresas cuando hubo un negocio que les sirvió y cuando no les sirvió se retiraron y las cooperativas siguen, con mil dificultades, con algún tropiezo que duele como el de PILI. Schreiber Foods mientras tuvo un contrato interesante para colocación de productos para pizzas se mantuvo, pero cuando el contrato no estuvo cerró y los productores quedaron. Nuestra cadena lechera está bien encadenada, es completa y eso es lo que nos da esperanzas en estos momentos.

¿Qué opina de la posibilidad de venta de Conaprole, manejada por algunos cooperativistas?

En crisis anteriores hasta había compradores. Cada tanto aparecen esos rumores de venta. Para la lechería sería funesto que se venda Conaprole. Como sería funesto que no estén Clady, Calcar o Coleme. Como es funesto que no esté PILI.

Esta semana se sumó una cuarta suba al hilo en el promedio de la venta de lácteos en el mercado de referencia en lo internacional.

Hay que estar viendo el mercado internacional porque exportamos el 70% de lo que se produce. China entró en 2013 y los precios se dispararon y cuando se fue el mercado cayó a la mitad. Este último año, por suerte, vimos que las variaciones en las ventas de Fonterra son leves, hay estabilidad y vemos que oferentes y compradores están buscando un punto de equilibrio que suponemos debe estar cerca de US$ 3.500 por tonelada. Aquellos bandazos pasaron y eso para Uruguay es muy bueno porque, por ejemplo, tenemos inversiones proyectadas a muy corto plazo por miedo a esas variaciones bruscas que teníamos en un sector que debería poder invertir a más largo plazo.

¿Qué mensaje destacaría de la jornada técnica que se hizo esta semana en la Torre Ejecutiva para evaluar la competitividad de la cadena lechera?

Hubo muchas ideas, conocimos que se está haciendo mucha cosa en las distintas instituciones, por ejemplo hay esfuerzos coordinados entre instituciones de investigación, apuestas donde suman públicos y privados. Creo que imperó la honestidad. Por ejemplo, quedó claro que hay una institucionalidad muy rica, pero a la vez tenemos claro que hay que sacarle más jugo. Hay que transferir más, como lo dijo el ministro Enzo Benech, para que eso que el productor grande puede por sí mismo, como el acceso a los técnicos, le llegue al resto de la barra. Eso es un faltante, algo estamos haciendo con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, pero falta. También quedó claro que debemos avanzar en la competitividad a nivel industrial. No nos puede suceder lo de PILI, tenemos que tener alternativas para integrarla a esperar que llegue algún inversor. Hay que avanzar en exportar como país en forma conjunta. Conaprole tiene un representante en China y es bárbaro, pero a las industrias chicas les cuesta y es vital tener varios mercados y negocios y no ser rehén como PILI que producía un producto para un país, un negocio excelente, pero con mucho riesgo. Desde que se creó Conaprole en 1935 por 50 años el objetivo fue abastecer al país. Luego, hasta hace poco que se cayó Venezuela y Brasil comenzó a autoabastecerse el objetivo era la región. Ahora el desafío es competir más allá del océano.

En esa jornada también se habló de la excesiva dependencia de exportar leche en polvo…

Los industriales no son estúpidos, saben lo que hacen, un referente como Nueva Zelanda es el mayor exportador de leche en polvo. Yo puedo tener ganas de exportar yogures, quesos, productos más elaborados, pero al final vendo lo que me demandan y los compradores buscan llevar un producto que termine dándole trabajo a su gente.

¿Es una solución que se pague más por la leche tarifada?

Es muy bueno que el precio de la leche siga tarifado con el gobierno regulando los márgenes que se llevan las partes, incluido el comercio, que en el resto de los productos marca casi un 40% de ganancia. La leche que viene en caja tiene ventajas y otro precio, pero la que viene en bolsa, la diaria, es mejor y no hay que presionar sobre su precio.

¿Espera que los delegados de las gremiales vuelvan al Inale?

Es fundamental tener acá la voz de los privados, contar con la energía que significan sus inquietudes. Eso hace falta, aunque sigo en contacto permanente con las gremiales, yendo a todas partes, habré faltado a una de 300 reuniones. Los precisamos adentro del Inale, prefiero a mi lado a gente viva, que pelee, que discuta, que proponga incluso discrepando, quiero a mi lado gente que le duela lo que pasa.

¿Qué espera para el sector?

Tengo esperanzas de mejores tiempos, pero no hay que sentarse a esperarlos, hay que trabajar, como hace el tambero cada día. Por ejemplo, como en su momento se estimuló los campos de recría por la dificultad del acceso a más tierra para crecer hay que poner la mira en campos de forraje. Es un ejemplo. Hay instrumentos, instituciones, conocimiento y técnicos muy capaces. Y tenemos un excelente producto que es la base de todo.

La ficha

Datos: Ricardo de Izaguirre nació en Florida el 12 de junio de 1947. Es viudo y tiene siete hijos y 14 nietos. Es médico veterinario (egresó en 1971).
Producción: Integra una empresa familiar que está al frente de un tambo, ubicado en Mendoza, Florida, que es dirigido por uno de sus hijos.
Actividad: Integra el Centro de Promoción de la Familia, en Florida, siguiendo la gestión de su esposa acompañando el centro juvenil Puertas Abiertas.
Gustos: La lectura.

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