Vacunos, hembras y machos, enfermos de brucelosis son faenados, en un momento en el que la enfermedad se ha dispersado más que en otros años alcanzando los 260 focos en todo el país. Pese a que esos vacunos están infectados, su carne se puede consumir porque la enfermedad está en el útero de las vacas y en los terneros, y no se propaga por la carne, por lo que no hay riesgos para los humanos, explicó a El Observador Santiago Luzardo, veterinario integrante de la Sociedad Rural de Durazno (SDR).
La brucelosis es una enfermedad infecciosa, contagiosa y crónica causada por una bacteria llamada Brucella abortus, que se transmite por secreciones vaginales de las vacas, placentas de animales enfermos o fetos infectados. Una vez que la enfermedad se contagia genera abortos en el último tercio de gestación de las vacas, y en los pocos casos en los que no genera ese problema y los terneros sobreviven, nacen muy débiles, y portadores de la enfermedad. Además, la brucelosis afecta a la producción de leche.
Asintomática
Si da positivo, hay que matar
La Brucella abortus es una bacteria intracelular, por eso los antibióticos “no llegan” a ella, y por ende la enfermedad no tiene cura para los animales, explicó el veterinario. Existe una vacuna para los ganados, que si bien no es obligatoria, se recomienda usar para prevenir la infección.
Las vacunas no tienen un 100% de efectividad, por lo que es posible que animales vacunados se enfermen, aunque tienen menos probabilidades que aquellos no inoculados.
En momentos en los que se desarrolla la zafra anual de comercialización de toros, los productores están preocupados por la campaña de control de la enfermedad, dado que una vez que en un campo aparece un caso positivo, los animales no pueden moverse a otro, lo que genera pérdidas económicas por las ventas que no se realizan.
Luzardo explicó que cuando se diagnostica un caso de brucelosis el animal debe ser aislado y luego sacrificado. Hay casos en los que la faena se realiza en el propio campo y el animal debe ser enterrado, aunque son la minoría. En la mayoría de los casos los animales infectados son enviados a faenas sanitarias, en frigoríficos preparados para tal fin.
La brucelosis aparece todos los años en los campos, y la cantidad de casos que hay actualmente, si bien es mayor a la del año pasado, no se considera una explosión por parte de las autoridades sanitarias. La prevalencia de la enfermedad es de 0,6%.
Enfermedad que cuesta
Los productores deben asumir otros costos en torno a esta enfermedad. Cada dosis de la vacuna cuesta US$ 2 y es necesario dar dos por animal (aunque solo una vez en la vida), explicó el veterinario, lo que tiene un costo total de US$ 4 por animal.
El sangrado tiene un costo de US$ 2,5 por animal y debe ser hecho por un veterinario acreditado. Cuando aparece un caso de brucelosis en un campo se debe sangrar a todos los vacunos del predio, en un lapso de ocho meses, dos veces. Para que el productor esté habilitado para vender ganados nuevamente es necesario una vacunación, una revacunación y dos sangrados negativos consecutivos.
Las pruebas de laboratorio también tienen un costo y se deben hacer con laboratorios particulares, aunque, en el caso de que aparezca un contagio en un predio lindero y el productor se vea obligado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) a realizar el sangrado, el análisis de laboratorio es sin costo y lo realiza la Dirección de Laboratorios Veterinarios (Dilave), detalló.
Además, en ese último caso, mediante la presentación de documentación correspondiente, el ministerio subsidia a los productores por la compra de las vacunas y el trabajo veterinario.
Cómo evitar el contagio
Los vacunos pueden contagiarse al lamer u olfatear secreciones vaginales de una vaca enferma o su placenta, por consumir agua en la que esté la enfermedad o leche de una vaca enferma de brucelosis.
Cuando la bacteria ingresa en un curso de agua dura allí hasta 50 días, por eso cuando en un campo hay animales enfermos se recomienda, además de aislarlos previo a la faena, utilizar otra fuente de agua para saciar la sed del rodeo, comentó el veterinario.
Los humanos, por otro lado, pueden contraer brucelosis si están en contacto directo (por tacto e incluso por inhalación) con esas secreciones, placentas o fetos, además, por consumir leche no pasteurizada que contenga la bacteria.
Por eso se recomienda utilizar equipos de protección durante la asistencia de los partos, así como en las faenas, como guantes, tapabocas, lentes, y ropa fácil de lavar.
Luzardo explicó que la brucelosis no es una enfermedad venérea: una vaca no puede contagiarse de un toro durante una monta natural, “porque el PH de la vagina mata a la Brucella”, pero, si la vaca es inseminada artificialmente con semen de un toro portador de la bacteria el contagio sí se da, porque la enfermedad se genera en el útero.
La principal causa de ingreso de esta enfermedad a los campos es la compra de animales de los que no se saben detalles de sanidad, indicó, por lo que recordó la importancia de adquirir animales con información completa.