Estas bacterias seleccionadas dominan el proceso fermentativo, evitando el crecimiento de microorganismos no deseados y la producción de micotoxinas y fermentaciones butíricas.
En el caso de la firma Rizobacter, ha desarrollado para el mercado el producto Rizosil, que consta de 5 bacterias homolácticas que trabajan sinérgicamente para mejorar la eficiencia de la fermentación.
Este proceso optimizado reduce el consumo de carbohidratos solubles, lo que resulta en una mayor recuperación de materia seca y una conservación más efectiva de los nutrientes en el silaje, mejorando así su calidad nutricional para su uso como alimento animal.
La adición de Lactobacillus buchneri al inoculante asegura un forraje más fresco una vez abierto el silo, al prolongar su estabilidad aeróbica. Esto significa que el forraje se mantiene sin cambios durante más tiempo, evitando la pérdida de nutrientes y manteniendo su calidad nutricional.
Las enzimas celulolíticas, aunque poco comunes en inoculantes para silajes, son clave en dos etapas fundamentales del proceso. Primero, durante la fase inicial del fermentado, liberan azúcares de la pared celular, facilitando la fermentación, especialmente en cultivos difíciles como pasturas, cultivos de invierno, megatérmica y alfalfa.
Luego, durante el almacenamiento, siguen liberando azúcares gradualmente, mejorando la calidad del silaje. Rizosil se destaca por su alta proporción de enzimas, con un contenido del 8%, superando a otros productos en el mercado y ofreciendo más sustratos para una fermentación efectiva y un mejor valor nutricional.
El uso de inoculantes microbianos, especialmente los homofermentativos, impacta en la calidad del forraje y la producción animal. Reducen el pH durante la fermentación, inhibiendo bacterias no deseadas y preservando proteínas. La fermentación homofermentativa produce menos ácidos no deseados, mejorando la recuperación de materia seca y potencialmente aumentando el rendimiento animal.
Por otro lado, los inoculantes heterofermentativos, como Lactobacillus buchneri, mejoran la estabilidad aeróbica del ensilaje, prolongando su vida útil y reduciendo las pérdidas de nutrientes en el almacenamiento. El uso de inoculantes puede beneficiar el consumo animal, la ganancia de peso y la producción de leche.
Estudios muestran un aumento de entre 1,3 a 2,2 kg de leche por día y una mejora promedio del 4,6% en la producción lechera. Además, la mayor estabilidad aeróbica del silaje reduce las pérdidas de materia seca y de nutrientes durante la alimentación, aumentando la eficiencia y producción animal.