Entre los fenómenos sociales de los últimos años, tanto en Chile como en el resto del mundo, destaca - sin lugar a dudas - la visibilización de la mujer en un rol cada vez más protagónico en el desarrollo de la sociedad.

La agricultura, en general, y la producción de leche, en particular, fueron actividades productivas históricamente lideradas en su mayoría por hombres y desarrolladas en el día a día también por hombres, porque el trabajo del campo siempre estuvo asociado al rigor del esfuerzo físico que, en la creencia y la tradición, debía estar reservado para “los” más fuertes.

Sin embargo, y casi de manera imperceptible, las mujeres fuimos ocupando espacios en los más diversos ámbitos de la producción de leche y sus actividades asociadas.

No sabemos exactamente las razones, pero de manera visionaria algunos productores de leche comenzaron a “descubrir” que, dada su naturaleza, las mujeres expresaban una ventaja comparativa en el cuidado de los terneros y los indicadores a la salida de la crianza comenzaron a mostrar los resultados de esta apuesta.

En paralelo, las carreras universitarias más identificadas con nuestra actividad -Medicina Veterinaria y Agronomía- fueron despertando el interés cada vez más creciente de muchas mujeres que también se fueron volcando profesionalmente a las labores pecuarias que, como era tradición, también habían estado reservadas para ellos.

A nivel familiar, y por las más diversas razones, algunos padres comenzaron a incorporar a sus hijas en la gestión productiva y/o administrativa de sus empresas y los resultados fueron dando cuenta de que se trataba de espacios que también podían ser ocupados, sin problema, por ambos géneros.

Las salas de ordeña fueron otro bastión masculino en el que las mujeres también ganaron espacios a punta de actitud, mérito y resultados.

Más recientemente, el ámbito gremial-lechero se ha abierto para mujeres que hemos tenido las ganas y la convicción de aportar con nuestra mirada a estas valiosas organizaciones de representación sectorial.

Al mirar lo que ha sido esta evolución social, vemos que han concurrido múltiples factores y se han aunado voluntades por lado y lado. No lo vemos como el triunfo de unas y la derrota de los otros. Por el contrario, son circunstancias históricas que debemos asumir pensando en un desarrollo cada vez más armónico, no sólo a nivel de nuestras empresas, sino también en el contexto general en el que nos movemos como sociedad.

La convivencia basada en el respeto mutuo y la confianza en las capacidades personales y profesionales por ambos lados, será la clave para un mejor desempeño familiar, laboral y social.

Pero el avance inevitable de la mujer en estos espacios de la vida cotidiana – incluido el mundo agrícola y lechero – gozará de mayor legitimidad en la medida que se produzca en virtud del mérito y las capacidades, por sobre el derecho adquirido por la vía administrativa.

Y en esa línea, nuestro sector lácteo está dando un muy buen ejemplo.

Paulina Carrasco Gormann, Presidenta Aproval-Leche A.G.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter