En Los Caserinos se producen y transforman diariamente 1.000 litros de leche de vaca y cabra.
Alberto Amandi, con una cabra y un ternero, en Los Caserinos. / PALOMA UCHA
Alberto Amandi, con una cabra y un ternero, en Los Caserinos. /PALOMA UCHA

La elaboración de quesos y postres de forma artesanal fue la salida que encontraron los herederos de El Caserín para su leche, y las visitas guiadas a sus instalaciones, el revulsivo

Alberto Amandi es uno de los cuatro hermanos que continúa el camino iniciado por su bisabuelo. Ellos, la cuarta generación, son los responsables de que hoy de Los Caserinos haya quesos, yogures y arroz con leche. Antes, en los terrenos de la pequeña aldea maliaya de Grases, solo había animales de leche. Los productos y las visitas guiadas están siendo su gran revolución. La próxima, será la elaboración de queso azul, que llegará esta primavera.
-¿Qué es Los Caserinos?
-¿Ahora? Somos la cuarta generación de una familia asturiana dedicada a criar ganado de leche, vacas y cabras, básicamente. Además, transformamos nuestra materia prima en quesos, por un lado, y postres, por el otro.
-¿Cuándo y quién lo inició todo?
-Mi bisabuelo, hace más de cien años, fue el que empezó a dedicarse al ganado. Lo conocían como El Caserín porque trabajaba como casero en otra finca y tenía poca estatura. Tuvo ocho hijos y uno de ellos, Ángel, mi abuelo, fue quien heredó la labor. Mis padres fueron los que metieron animales de leche y, finalmente, nosotros, la cuarta generación, los que, en 2007, empezamos a elaborar productos.
-¿Por qué decidieron dar el paso a la elaboración?
-Somos ganaderos, pero la rentabilidad de ordeñar era nula, así que decidimos transformarnos y buscar el valor añadido.
-¿Cuál fue su idea exactamente?
-El secreto está en hacerse un hueco. Intentamos diferenciarnos buscando un arroz con leche que sea distinto y de calidad, con yogures ecológicos y, muy importante, con las vistas guiadas. En primavera estrenaremos una nueva sala de catas para las visitas. Estamos acabando las obras.
-Pero mantienen la idea de luchar por el sueño de tener un futuro ganadero. ¿Es un sueño complicado?
-El sector primario está cada vez peor, destruido. Cuesta muchísimo trabajo mantenerse y ya no hablemos de entrar en nuevos mercados, porque están copados por los grandes. Aunque seas nada, molestas. Para nosotros sería mucho más fácil prescindir de los animales y comprar la leche para elaborar nuestros productos, pero no queremos hacerlo porque somos ganaderos. Es que a donde vamos a relajar es con los animales, con ellos es donde verdaderamente disfrutamos.
-¿Qué complica la situación?
-¡Buf! Están los purines si tienes muchos animales, que el precio de los piensos no para de subir… Lo que pasa, básicamente, es que no tienes margen de beneficio, eso es un hecho.
-¿Qué suponen las visitas guiadas?
-Nos va muy bien. Este curso vamos a recibir a unos 4.000 niños, y a eso hay que añadir las visitas particulares. El 99% de nuestro queso lo vendemos así. En cambio, con los postres estamos en grandes superficies.
-¿Que en Asturias haya tanta y tan variada oferta quesera es ventajoso o perjudicial para los pequeños productores?
-Es bueno, lo tengo clarísimo. Hay sitio para todos. No considero competencia a ningún queso de Asturias, al revés, son compañeros. Otra tema es que el consumidor aprecie y valore lo que tiene en casa. Eso es más complicado, porque al hablar de quesos entran en juego rápidamente los de importación.
-¿Hablamos de asturianos que no han probado ni la mitad de los quesos de aquí, pero sí conocen las tendencias de fuera?
-Es que los hay. De verdad que los quesos asturianos están buenos y son diferentes. Creo que es un tema importante lograr que nos aprecien los de aquí. Además, competir a según qué nivel es complicado, porque los quesos de importación están a unos precios de risa…
-¿Y ven futuro en la exportación?
-Vamos a empezar a producir queso azul en primavera y la idea es enfocarlo totalmente a la exportación.
-¿La cuota láctea fue un problema?
-La segunda mayor multa por la cuota láctea la pagamos nosotros: 32 millones de pesetas. Nos dejaron en la miseria absoluta. La cuota láctea fue una lacra, porque todos habíamos invertido y luego nada, las empresas lácteas se aprovecharon de los ganaderos una vez más.
-Están certificados en ecológico, ¿qué les supuso?
-Nosotros nos criamos trabayando de forma ‘eco’ así que no fue un cambio tan drástico, porque aunque habíamos llegado a un volumen grande de vacas, simplemente era volver a lo de siempre y cumplir una reglamentación. Reducimos el número de animales y prolongamos su durabilidad; tenemos vacas con 13 y 14 años aquí. Al final, es más fácil así.

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