Los Brito -Martín y Gastón- pasaron por situaciones adversas hasta llegar a la cumbre de la tecnología lechera en Coronel Moldes, provincia de Córdoba, con un tambo robotizado al 100%, en el que reina la calma, el silencio, para que las “Chicas Suecas coloradas” puedan dar más y mejor leche.
Las chicas, como cariñosamente las describen los hermanos Brito, son treinta vacas de la raza pura Sueca Colorada que eligieron para llevar adelante la “maravilla productiva cordobesa”.
El tambo funciona a la perfección con dos robots –por ahora uno está en funcionamiento – que ordeña a las vacas cuando ellas quieren y de manera automática desde el ingreso hasta la retirada, colocando las pezoneras automáticamente a través de uno de los brazos de la herramienta, lavándolos enviando información a una app, que Martín controla celosa y minuciosamente.
“Después de trabajar diez años en un campo alquilado, tomamos la decisión de trabajar en este proyecto en cinco hectáreas, donde teníamos que armar todo en un campo nuevo”, dijo Gastón, el menor de los hermanos. Como así también aseguró que fueron conejillos de india, ya que no había ningún tambo cercano con la tecnología robótica; es por ello que viajaron hasta Chile para observar uno similar.
“Si la soja se cosecha con la mejor cosechadora, por qué no vamos a sacar la leche con la mejor cosechadora”, afirmó.
Martín remarcó que esta tecnología le permite al animal tener mucha más tranquilidad de lo habitual y destacó como fundamental que en otros sistemas, el ser humano esta ordeñado y para el siglo XXI que un ser humano ponga y saque una pezonera, el cambio habla por si sólo.
“Uno piensa que está trabajando con una tecnología nueva pero el primer robot aparece en el año 90 y por el bien de la vaca y el ser humano es lo que hay que implementar”, señaló.
La familia y los amigos de Martín y Gastón no dejan de emocionarse cuando comentan que esto es un emprendimiento familiar. El mayor de los Brito, Martín, estuvo viviendo algunos años en Estados Unios y muchas de las experiencias de allá las vuelca ahora en este tambo, hasta en su conducta diaria a la hora de hacer las cosa.
En tanto, Gastón estaba en un pool de siembra y decidieron unirse en este emprendimiento y hacer un proyecto familiar. “Nuestras esposas y padres nos aguantaron y cuando la cosa se pone complicada la familia es lo que da fuerza para seguir”.
Para Martín, hombre del Rugby de Urú Curé Río Cuarto “el Try lo hace el equipo y como tambero te tengo que decir que hay que ser buena leche”. Además, se emocionó al hablar de sus amigos “ Tato y José Pispieiro”, que apoyaron incondicionalmente el emprendimiento y a sus familias.
“California no tenía tambos robotizados y nosotros ya estábamos con este proyecto acá”, comparó Martín.
Lograr una leche más cremosa con las Suecas Coloradas
Todo lleva a pensar que cuando se habla de lechería se habla de raza Holando- Argentino. En este caso, como lo describe uno de los hermanos, esto no es un Boca versus River entre las razas.
“Para nosotros, haber conocido las razas puras en Estados Unidos, sus pro y contra de cada una y para lo que uno tiene como concepción del tambo, que es el de tener un animal sano y dando leche de calidad, más sólido, en grasa, y con más proteínas, creemos en la raza pura”, explicó Martín. .
Cada Sueca Colorada produce unos 26 litros de leche por día. Dijeron que esta foto actual de rinde es importante, pero apuntan permanentemente a producir más por vaca.
Según los Brito , la raza Sueca Roja entrega a través de los robots un 4% de grasa y 3.6% de proteínas, más allá que en este momento se encuentran realizando ajustes en el tambo y qué solo lleva unos quince días de funcionamiento de ordeñe.
“Determinamos usar la raza pura de Sueca Roja porque comparativamente con una Holando, a igualdad de producción de litros, la sueca Roja tiene una diferencia significativa en lo que es producción de sólidos”, comentó.
Según explicó, en una una Holando, produciendo 30 litros de leche en promedio, puede estar en 3,3% 3,4% 3, 5% de grasa butirosa mientras que una Sueca Roja, produciendo 30 litros promedio, se puede estar aspirando a 4%, 4,1% o 4,2% de grasa butirosa.
Con respecto a la proteína, señaló que también hay una diferencia significativa: de 3,2% a 3,3% que produce una vaca Holando a 3,7% a 3,8% de un animal Sueca Roja.
Y si uno compara producciones de sólidos de una Sueca roja con una Jersey, destacó que puede haber un empate en lo que respecto a sólidos pero aclaró que empiezan jugar otras cuestiones por las cuales determinaron que prefieren la Sueca Roja sobre el Jersey. “La Jersey es un animal que tiene tiene muchos problemas de ubre”, apuntó.
Del pequeño tambo al robot
Ambos coincidían permanentemente en la idea de que este es un sistema y que hoy ellos lo aprovechan y utilizan, pero solo un sistema entre tantos.
“Nosotros veníamos de un pequeño tambo, con poca tecnología, donde la salida era cerrar”, aseguró Gastón. Por lo que explicó que ahora muestra un emprendimiento de cinco hectáreas y que a través de la tecnología lo puede hacer cualquiera, que se puede trabajar de otra manera. “Más eficiente y rentable con la robótica”, dijo.
“La vaca durante 24 horas decide voluntariamente para ordeñarse”, comentó Gastón. Como así también detalló que la presión intramamaria hace que la vaca quiera que le saquen la leche y además, cuando la vaca es ordeñada, tiene un golpe de comida, que también se realiza automáticamente.
“Se están cerrando tambos en Argentina y nosotros abrimos un tambo nuevo, un tambo robot”, sacaron pecho los Brito.
Ambos hermanos nacieron en Córdoba Capital, bien citadinos los dos, decidieron por voluntad propia arrancar este proyecto lechero, casi como el salmón que nada en contra de la corriente, ellos fueron por la lechería de la que varios se quieren bajar.
“Nosotros la parimos, hicimos todo, renegamos con el barro, las industrias lácteas, cheques devueltos, pasamos todo, nadie nos obliga a producir leche a pérdida o entregarla a la industria”, enfatizó Gastón. “No nos vamos a quedar en el lamento”, agregó.
El horizonte
La meta de los hermanos es llegar a vender un producto final de calidad, la leche mas cremosa y con el gustito que tenía cuando pasaba el lechero por las casa, como se hacía en las pequeñas localidades hace unos treinta años atrás. “Queremos llegar con este producto al consumidor final”, enfatizó Martín.
Otro de los emprendimientos de la meta final de la Pyme Láctea es la Quesería o como su nombre técnico lo indica, la planta de lácteos, que por ahora se paró por la inversión de los robots, aunque lo edilicio y las maquinas ya están.
La maravillosa leche cremosa, se entrega a una industria láctea que pertenece a un amigo y colega de la familia y además realizan quesos que se venden en el local que se encuentra en el ingreso al tambo, sobre la ruta 35. “La idea es darle el valor agregado en el mismo lugar y seguir vendiendo”