El gigante neozelandés de los productos lácteos Fonterra acaba de anunciar su nueva hoja de ruta climática, cuyo objetivo es reducir en un 30% las emisiones de las explotaciones de aquí a 2030, partiendo de la base de 2018.
Según Miles Hurrell, Director General de Fonterra, esta estrategia es una respuesta a las demandas públicas de una mayor demostración de sostenibilidad en la industria láctea.
“Como socio lácteo de muchas de las principales empresas alimentarias del mundo, estamos respondiendo a las crecientes ambiciones de sostenibilidad de nuestros clientes e instituciones financieras, junto con el aumento del acceso al mercado y las obligaciones legales y de información”, nos dijo.
Nuestros esfuerzos colectivos para reducir las emisiones -en las granjas, en todas nuestras operaciones y por parte de nuestros equipos de I+D- ayudarán a Fonterra a estar preparada para el futuro”.
“Esperamos que este nuevo objetivo se alcance de varias maneras, incluyendo una reducción del 7% a través de las mejores prácticas agrícolas, una reducción del 7% a través de nuevas tecnologías que estamos desarrollando [junto con el gobierno] y otras asociaciones; una reducción del 8% a través de la eliminación de carbono de la vegetación y un 8% de las conversiones históricas de uso del suelo a lácteos”.
Los agentes del sector han mostrado en gran medida una respuesta positiva a la Hoja de Ruta del Clima, como el peso pesado local de la alimentación y las bebidas Nestlé Nueva Zelanda.
“Nestlé se abastece de productos lácteos neozelandeses desde hace más de cien años; seguiremos apoyando a los ganaderos, junto con nuestros socios, para que desarrollen nuevas oportunidades económicas y reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero”, declaró Jennifer Chappell, consejera delegada de Nestlé Nueva Zelanda.
Esta iniciativa de Fonterra animará a los ganaderos, investigadores y responsables políticos a tomar aún más medidas en favor de una transición justa del sector lácteo”.
“Nestlé [también pondrá de su parte] dando prioridad a nuestro abastecimiento de agricultores comprometidos con la reducción de emisiones, proporcionando apoyo técnico y pagando una prima por sus productos”.
Nestlé y Fonterra participan actualmente en una serie de iniciativas centradas en la sostenibilidad, como la gestión de los nutrientes de los cultivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el desarrollo de una agricultura rentable de emisiones netas cero, la plantación de un millón de plantas autóctonas en las granjas para secuestrar carbono, etc.
“El sector lácteo es nuestra mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, de ahí que debamos trabajar con los ganaderos y sus comunidades para alcanzar nuestro objetivo, al tiempo que apoyamos una transición justa”, subrayó.
Dudas sobre la eficiencia
En la otra cara de la moneda, sin embargo, han surgido dudas sobre la eficacia de la hoja de ruta a la hora de reducir cuantitativamente las emisiones de carbono, motivadas en gran medida por la decisión de la empresa de fijarse como objetivo la “reducción de la intensidad” en lugar de la “reducción absoluta”.
Los objetivos de “reducción de la intensidad” miden las emisiones en relación con una determinada métrica física o económica: en este caso, Fonterra pretende reducir la intensidad de sus emisiones por tonelada de FPCM (leche corregida en grasa y proteína) que recoge.
En general, se considera que estos objetivos son más flexibles que los de “reducción absoluta” recomendados por las Naciones Unidas, que miden la reducción de emisiones en una cantidad determinada dentro de un plazo concreto, porque hay muchos tipos de cambios operativos en la empresa que podrían afectar a la cifra final, desde fusiones hasta crecimiento de las ventas, entre otros.
“Uno de los principales problemas que plantean los objetivos fijados por Fonterra es que han optado por adoptar objetivos de intensidad en lugar de objetivos absolutos [ya que] existe la posibilidad de que Fonterra aumente estas emisiones en general, aunque sea eficiente en materia de emisiones en relación con la medida de intensidad”, declaró la codirectora de la Red de Investigación sobre el Cambio Climático de Otago, la profesora Sara Walton, a través de un comunicado oficial.
“Es bueno oír que Fonterra ha publicado una hoja de ruta para su transición y ha reevaluado sus objetivos de emisiones, [pero los resultados y afirmaciones como] ser ‘uno de los proveedores de productos lácteos más eficientes en cuanto a emisiones a escala’ tendrán que basarse en pruebas para evitar el riesgo asociado al lavado verde”.
El director del Programa de Innovación Agrícola de la Universidad de Otago, el profesor Craig Bunt, expresó su preocupación por el hecho de que la empresa se centre en tecnologías novedosas, y pidió que, en su lugar, se dé prioridad a una mayor colaboración con los agricultores que trabajan realmente en el sector.
“Los planes climáticos de Fonterra [son] un paso encomiable para abordar las preocupaciones medioambientales en el sector agrícola neozelandés, [pero] plantea dudas sobre la aparente dependencia de tecnologías que aún no han sido probadas en el sistema agrícola”, afirmó.
“Una parte significativa (7%) de este objetivo se ha asignado a tecnologías novedosas [y] la complejidad del sector agrícola [desafía] el enfoque de talla única que implica la dependencia de estas tecnologías”.
“Fonterra debe asegurarse de que colabora estrechamente con los agricultores para desarrollar y aplicar con éxito estas tecnologías, reconociendo la singularidad de cada sistema agrícola. [Este] enfoque cooperativo [será] esencial para alcanzar los objetivos, minimizando al mismo tiempo las posibles perturbaciones y desafíos a los que puedan enfrentarse los agricultores.”