Cuatro tambos en un campo de 1300 hectáreas, cada uno con un objetivo. 700 hectáreas agrícolas alquiladas para producir grano comercial y para alimentación de las lecheras. Cabaña de Holando Colorado de punta. 2000 hectáreas a cargo. Treinta personas trabajando en la firma.
Juan José Ysrraelit no tiene mucho tiempo libre luego de mantener en funcionamiento esta empresa fundada por su padre hace 50 años. El tambo es una actividad compleja y requiere mucha dedicación, trabajo y esfuerzo.
Comencemos con la descripción de la zona, bastante complicada para producir leche. El campo “La Pastoral” está en Perdices, a 30 kilómetros al sur de Gualeguaychú, donde los veranos son muy calurosos y llueven 1200 milímetros por año sobre suelos vertisoles muy pesados, lo que genera mucho barro en potreros y calles.
En ese escenario complejo, Ysrraelit desarrolló cuatro tambos en campo propio y alquila 700 hectáreas para desarrollar planteos agrícolas, principalmente maíz. En años buenos vende gran parte del grano producido; en los malos, utiliza mayor proporción para canjear por alimento balanceado para las lecheras, con un acuerdo con una fábrica cercana. En total trabaja 2000 hectáreas.
El sistema productivo de la empresa es pastoril con suplementación, que varía a lo largo del año en función de la oferta forrajera estacional. La cadena forrajera incluye pasturas con festuca mediterránea en mezcla con lotus y trébol rojo en los peores sectores. En las mejores áreas se incorpora la alfalfa y el pasto ovillo. Como verdeos de invierno principalmente se siembra raigrás. El esquema se complementa con silaje de maíz de siembra temprana y tardía, y silaje de sorgo, cultivo muy estable en la zona. En los campos para producción agrícola también tiene lugar la avena con vicia, antecesor de cultivos de verano.
La ración se formula con los ingredientes clásicos -maíz y harina de soja- en una planta cercana, que entrega alimento balanceado a cambio de los granos producido por Ysrraelit. A estos ingredientes se le agregan subproductos de distintas industrias cercanas: la hez de malta proviene de una fábrica de Quilmes distante 100 kilómetros; el gluten feed, de una empresa elaboradora de jarabe de maíz en Baradero. Estacionalmente también usa pulpa de citrus de las industrias jugueras de Concordia y Chajarí. Este subproducto se vende muy barato -10.000 pesos por camión- pero tiene mayor incidencia del flete y alta proporción de agua (80%). Es fuente de azúcares y de fibra muy digestible.
Las pariciones están orientadas principalmente hacia fines de febrero-marzo, para escaparle al estrés térmico y al menor crecimiento del forraje durante el verano. Los rodeos son chicos para asegurar confort durante un ordeño rápido.
“La Pastoral es un solo campo con cuatro instalaciones de ordeño”, explica Ysrraelit. Las vacas paren en la primera, que utiliza la leche pasteurizada del posparto para los terneros. “Luego pasan al tambo más grande donde se inseminan a partir de 60 días posparto, con celo detectado por pintura, sin usar tiempos fijos”, agrega. En el tercer tambo están las vacas más viejas de alta producción. El cuarto tiene los vientres de menor producción y los de última oportunidad. En este tambo hay un toro que insemina las vacas problema y además detecta posibles pérdidas de preñez.
Un campo, cuatro instalaciones
“La diversificación en cuatro tambos permite alimentar de manera diferenciada y evita tener muchas categorías juntas en todo el campo”, justifica Juan José.
Por el barro que se forma en los suelos pesados tras las lluvias, hay muchas lastimaduras en los animales del tambo si no se mantienen bien los callejones. Lo mismo ocurre con los casos de mastitis, sobre todo en días de alta temperatura en verano cuando las vacas se echan en los charcos para refrescarse.
Por eso, el empresario permanentemente busca asegurar el confort de las vacas. Estos recaudos y la buena genética “permiten crecer 10% por año en el número de vacas en ordeño y posibilitan vender vaquillonas de la cabaña”, asegura Ysrraelit.
Las vaquillonas entran a servicio a los 14 meses y 360 kilos, con inseminación artificial desde hace 50 años. Esta técnica “permite utilizar semen de cualquier parte del mundo -Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia o Inglaterra- a través de centros de inseminación. Somos el cliente más antiguo de Select-Debernardi y seguimos comprando actualmente para aprovechar esa diversidad genética que nos permite producir más leche”, afirma Ysrraelit.
La producción promedio por vaca y por día de los últimos años es de 27 litros, con picos de 30 y caídas a 25 en verano. En 2022, la producción por animal aumentó como consecuencia de mayor consumo de dieta concentrada en detrimento del pasto. Sin embargo, por esa causa “el resultado económico fue malo, sobre todo en los meses en los que el Gobierno instrumentó los dólares soja”, se queja el empresario. “Hay tener en cuenta que, históricamente, la alimentación del rodeo se lleva el 40-50% el ingreso de la leche y últimamente exigió el 80%”, compara.
Cabaña
A la par de los tambos, Ysrraelit desarrolló la cabaña más grande del país de Holando Colorado. Según indica, “esta raza tiene tamaño un poco menor al Holando negro, mayor longevidad y resistencia al calor”. Son vacas fértiles que producen un poco menos de leche que las Holando negras.
Las Holando Coloradas están muy difundidas en Europa donde se utilizan para cruzar con Montbeliarde. Las vacas de la cabaña de Isrraelit no tienen tratamiento diferencial y se manejan en conjunto con el resto. “Dejamos los hijos de aquellas que sobresalgan por producción y fertilidad para vender como toros; también se comercializan vaquillonas a Salta y Tucumán”, destaca.
La Nacion Campo