La actividad está contemplada dentro de los servicios esenciales y los productores suman recaudos para evitar posibles contagios.

Aún cuando las familias que viven en las zonas rurales tienen menor contacto con otras personas, el cuidado ante el avance del coronavirus se torna fundamental. En el caso de los tamberos están exentos de tener que cumplir con el aislamiento preventivo obligatorio ya que realizan una actividad esencial, e incorporaron mayores medidas de seguridad para evitar algún eventual contagio, sobre todo porque están a mayor distancia de los centros de salud y los hospitales.
Hugo Sangoy es de la zona de El Palenque. “Soy tambero desde hace más de 40 años. Desde que terminé la Primaria arranqué con esto”, contó a UNO.
Todos los días se levanta a la madrugada para hacer su trabajo, y si bien puede realizar su tarea con normalidad, ya que todos los días el transporte que recolecta la leche para llevar a la fábrica pasa sin inconvenientes, las complicaciones surgen si se rompe alguna maquinaria, ya que en este contexto de aislamiento no se consiguen repuestos. “Nos empezó a afectar este tema, porque el mecánico que repara las herramientas acá ya no tiene gas para la soldadora”, mencionó.
También contó que se informa sobre el avance de la pandemia leyendo en Internet las noticias, y sostuvo: “Tomo los recaudos necesarios para prevenir un posible contagio. El riesgo está en todos lados, porque si compramos algo que está infectado, nos puede pasar”.
Hugo trabaja junto a un sobrino y un primo, y a diario entregan la leche a una empresa de Rafaela, que manda un camión a la zona a buscar la producción en su campo y en los predios vecinos donde también se dedican al tambo. “De esa empresa nos tranquilizaron diciéndonos que de no haber una ley nacional que prohíba el tránsito de camiones el trabajo iba a ser normal”.
Se levantan 5.30 y llevan a cabo su rutina diaria. “Estamos en el tambo hasta el mediodía y a las tres de la tarde arrancamos de nuevo para terminar tipo 19. A veces llevamos las vacas a pastoreo y a las 22 las buscamos”, comentó.
Sobre la labor que realizan, destacó: “Se tecnificó mucho por suerte el trabajo, tanto como para ordeñar como para alimentar los animales, porque ya no se pastorea únicamente; hay silos con planta entera. Antes había que sacarlos con un carro con caballo y horquilla, y hoy ya contamos con tractor, una pala y un mixer. Una sola persona hace esta tarea, ya que la tecnología ayudó mucho”.
Orlando Hergenreder tiene 61 años y reside en las inmediaciones de Cerrito. Sobre su quehacer, explicó a UNO: “A la tarea en el tambo la estamos haciendo. La cuarentena nos dificulta porque no se pueden hacer operaciones bancarias, como le pasa a todo el mundo”.
Acto seguido, indicó: “Nosotros nos cuidamos como lo hacen todos para evitar el contagio. A la actividad la seguimos haciendo porque no nos queda otra, pero con las precauciones lógicas”.
“Estamos a unos 15 kilómetros de Cerrito y tratamos ahora de no ir tanto por esta cuestión del coronavirus, porque el problema es que uno se puede contagiar sin darse cuenta y contagiar a los demás. El tambo es dinámico y no podemos pararlo, pero en la parte comercial también uno trata de hacer el menor movimiento posible hasta que esto se empiece a encauzar”, dijo, y agregó: “Nos toca trabajar y debemos hacerlo con la mayor responsabilidad”.
En su caso, vive con su hermano y lo ayuda otro hermano más que tiene domicilio en Cerrito. Se levantan a las 4 para tener lista la producción a las 7.30, cuando pasa el camión a buscar la leche que se lleva a Rafaela. “Estamos prácticamente todo el día y tratamos de terminar a eso de las 8 de la noche. Nosotros ordeñamos todos los días y no podemos parar por la pandemia”, recalcó. Asimismo, señaló: “Toda la vida me he dedicado a esto. Mi papá empezó con el tambo hace muchísimos años y crecimos haciendo esta actividad”.
Jorge Bianchini tiene 48 años y también es tambero en la zona situada entre el paraje Las Piedras y El Palenque. Vive con su esposa y tienen cuatro hijos: dos que van a la universidad y dos a la escuela Secundaria. Actualmente están todos en el campo por la cuarentena. “Nosotros seguimos trabajando, pero en lo que más nos ha afectado el aislamiento es en la logística para conseguir repuestos o insumos que se van necesitando. Tengo ahora un tractor y un vehículo parados porque no hay repuestos para arreglarlos. Sí podemos seguir por ahora produciendo, pero si se llega a romper un equipo de frío o una ordeñadora, se va a complicar”, advirtió.
“La rueda tiene que seguir marchando en esta actividad, más en el tambo, porque estamos hablando de un alimento perecedero y todos los días hay que sacar la producción. Nos cuidamos cuando viene el lechero, no por desconfianza sino por precaución, evitando el contacto con él y después rociando todo con agua clorada. Es una forma que tuvimos que adoptar para evitar algún posible contagio”, subrayó.
Por otra parte, contó que tratan de ir poco a Cerrito o a María Grande a comprar alimentos para la familia. “Produzco y vivo en el campo, somos seis en mi familia, y habitualmente cuando se sale a la ciudad uno ya se surte para toda la semana”, indicó.
Jorge contó que tienen Internet en el campo para informarse sobre las novedades del coronavirus. “Por suerte funciona normal, a pesar de la sobrecarga de usuarios, así que estamos al tanto de los que va pasando”, dijo.
En la tarea diaria lo acompaña un tambero mediero, que trabaja a porcentaje, y su esposa se dedica a la parte administrativa. “Entrego la producción a una empresa de Santa Fe. Pasa el transporte todos los días y ellos también están trabajado normal. Nos levantamos a las 4.30 de la mañana, sacamos leche dos veces por día, se hace una siesta porque hay que descansar un ratito, y a las 14.30 estamos arrancando con la actividad nuevamente”.
En tono de reflexión, observó: “Esta pandemia es un problema para todo el mundo, pero nos ayuda a tomar un poco más de conciencia sobre la higiene que debemos tener todos en general, en todas las actividades”.
Por último, sostuvo que el tambo es un trabajo complicado y destacó que él lo hace porque le gusta, y agradeció el interés por su labor: “Que nos tengan en cuenta para conocer lo que hacemos reconforta, porque uno hace mucho sacrificio y es bueno que a partir de estas cosas que están pasando se vea lo importante que son la alimentación y nuestra producción”, dijo a modo de conclusión.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter