La combinación de variables en contra como la sequía, la aceleración de los costos a partir del movimiento del dólar, y la falta de precisiones respecto del rumbo macroeconómico del país, sigue reduciendo las posibilidades de supervivencia de los tambos argentinos. En cuencas como la santafesina la preocupación se disparó a partir de una ola de cierres que parece no tener fin y se exhibe como una continuidad de los números en rojos cosechados en 2022. En simultáneo, el sector continúa perdiendo protagonismo en el esquema de exportaciones ligados al complejo agroindustrial. Sólo en lo que va del año la baja en ese concepto bordea el 12 por ciento.
Según reportes de entidades como la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFE), en la primera mitad del año totalizaron 139 los tambos que en esa área de la Argentina cesaron su funcionamiento.
Semejante dato negativo acentúa el mal momento que sufre el rubro en una de las cuencas lecheras más importantes a nivel nacional. Por supuesto que esta pérdida de establecimientos no es nueva: ya durante 2022 el sector perdió otros 360 tambos siempre en territorio santafesino.
Los tambos y una crisis sostenida
“La lechería se encuentra en una situación de crisis. Llevamos meses sin rentabilidad, y como resultado, los productores se están descapitalizando. Tanto este gobierno como el anterior no han implementado políticas activas en nuestro sector”, declaró al respecto Javier Bolatti, coordinador de la Mesa de Lechería de CARSFE.
A través de un comunicado, la entidad santafesina expuso que, a la par de este achicamiento del sector lechero, hay que añadir la vigencia de un proceso de concentración de la actividad con fuerte presencia de compañías trasnacionales.
Por otra parte, el segmento destaca como otra variable en contra del funcionamiento de los tambos una fuerte caída de la renta, la sequía, la brecha cambiaria, la presión impositiva y la falta de políticas lecheras que generen inversión.
“La lechería en la Argentina, en estos últimos 20 o 30 años, no sólo no creció, sino que decreció y con un serio problema, que es el nivel de concentración importante que está teniendo, que no es bueno. Muchos tambos medianos y chicos desaparecieron. Hubo una transformación que no permitió el crecimiento que la lechería necesita”, afirmó, en sintonía con Bolatti, Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
“Hace muchos años que no hay políticas lecheras en el país, que no se traza un lineamiento que genere confianza, que genere previsibilidad y que eso derive en una inversión”, añadió.
Las exportaciones de lácteos, en baja
En simultáneo a esta situación operativa, el segmento lácteo atraviesa también una instancia de caída pronunciada en las exportaciones.
En ese sentido, el último informe del Consejo Agroindustrial Argentino expuso que las ventas al exterior presentaron una caída interanual del 11,7 por ciento versus las realizadas en los primeros cinco meses de 2022.
En la actualidad, el nicho de los lácteos representa apenas el 3 por ciento de las exportaciones que genera el sector agroindustrial en la Argentina. En la primera mitad del año las ventas fronteras hacia afuera totalizaron algo más de 476,6 millones de dólares.
Estos guarismos se condicen con los pronósticos efectuados por la misma cadena a fines de marzo de este año, cuando organizaciones del rubro anticiparon que, por efecto del contexto climático y económico, la producción podría caer 30 por ciento sólo este año.
Desde Federación Agraria Argentina (FAA) hasta Apymel, que integra a las pyme del segmento, pasando por entidades provinciales como la mencionada CARSFE, los actores de la actividad acumulan meses exigiendo respuestas financieras por parte del Gobierno.
“Desde aquel 28 de febrero en que nos reunimos en asamblea, continuamos sin ayudas reales del Estado Nacional para salvar productores. Hoy los animales se van quedando sin alimento y no hay pasturas, lo que ya se visibiliza en la liquidación forzosa de ganado y hasta el cierre de algunos tambos”, expuso, recientemente, la FAA a través de un comunicado.
Por el lado de Apymel, la entidad no sólo cargó contra la falta de alivio financiero ante la crisis que atraviesan las empresas por la sequía y la afectación que esta genera en las pasturas: también hubo quejas por la continuidad del programa Precios Justos y las trabas a los insumos importados.
“Hace que la situación sea insostenible para tener continuidad”, dijo la asociación respecto de la iniciativa de control de precios.