La producción de los tambos argentinos alcanzó los 897,4 millones de litros de leche en julio, según el tablero de comando sectorial que mensualmente elabora la Dirección Nacional de Lechería.
Esto significa prácticamente la misma cantidad que en el mismo mes del año pasado, cuando fueron 897 millones de litros.
Se trata del primer mes sin variación negativa desde noviembre de 2018, cuando el ordeñe comenzó a caer hasta tocar un piso en febrero de este año.
Según un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), desde ese entonces la caída interanual acumulada ha ido disminuyendo, lo que invita a pensar a que desde este mes la comparación año contra año comenzará a dar un guarismo positivo.
“Si no hay significativos cambios en la cuestión meteorológica y la relación ingresos/costos no se modifica sustancialmente (escenario complejo de predecir bajo la situación actual), es probable que la menor producción de los primeros seis meses del año, que se neutralizó en julio, comience desde agosto a crecer por encima de las cifra del año anterior”, señala la Ocla.
Su previsión es que el 2019 termine con una caída leve de la producción lechera, de entre uno y dos por ciento, con respecto al año anterior.
Precios en baja
En cuanto al precio pagado a los productores, se confirmó lo que se esperaba: comenzó a frenarse el impulso que mostraban los valores desde principios de año.
En julio se pagaron 15,31 pesos, sólo uno por ciento más que en junio. De todos modos, es 115 por ciento más que un año atrás.
El problema es la devaluación de la semana pasada. Estos 15,31 pesos, con un tipo de cambio en torno a 45 pesos, significaron en julio 34 centavos de dólar. Un guarismo que supera el precio de “equilibrio” para el sector: 30 centavos.
Pero la fuerte suba de la divisa, hasta 57 pesos por dólar (cierre del viernes), pulverizó esta ganancia: los tambos ahora estarían nuevamente perdiendo dinero, con un precio en dólares de sólo 27 centavos.
