Maquinarias agrícolas de precisión para la protección de los suelos, soluciones de automatización para cumplir las tareas con mayor exigencia física y herramientas de robótica para el bienestar animal forman parte de las innovaciones introducidas por pequeñas y medianas empresas lecheras de la zona sur del país para avanzar en la competitividad y sustentabilidad del sector.
Octavio Oltra, gerente del Consorcio Lechero, destacó que la incorporación de tecnología contribuye a optimizar la producción en un contexto doblemente desafiante para la industria: por un lado, en materia de sustentabilidad y nuevas exigencias regulatorias y de los consumidores; y por otro, en la preparación ante el reto de abastecer a una población mundial creciente en el contexto del cambio climática.

«Los recientes informes y cumbres mundiales apuntan cada vez con más fuerza a la urgencia de la transformación de los sistemas alimentarios. Esto va en sintonía con el carácter de la leche como alimento sustentable para la humanidad en el contexto de la crisis climática, al ser un producto de alto valor nutricional y un acotado impacto ambiental», señaló el ejecutivo del organismo sectorial.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en los próximos 50 años, el planeta demandará un cien por ciento más de alimentos respecto al escenario actual, y el 70 por ciento de ellos deberá provenir de soluciones tecnológicas.

La agencia recomienda a los países que durante el proceso se enfoquenen el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 (el principal de ellos, reducir a cero el hambre en el mundo) y apuntar a una nutrición sustentable basada en el equilibrio de la producción a gran escala y externalidades económicas, ambiental y social cada vez más positivas.

«Las tecnologías juegan un rol crucial en este proceso, pues nos permiten por una parte avanzar paralelo a los objetivos de sostenibilidad del planeta y a hacer de esta actividad una mucho más competitiva, en especial para pequeños y medianos productores que pueden reducir costos, optimizar sus producciones e incluso tener un mejor acceso a los mercados», añadió Oltra.

En Chile, entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos funcionan alrededor de 2.400 lecherías, de acuerdo a información del Consorcio Lechero. En su mayoría, se trata de pequeñas y medianas empresas de carácter familiar-campesino (el 67 por ciento de ellas), de las cuales una de cada cuatro son lideradas por mujeres. El sector emplea directa o indirectamente a 61 mil personas.

A escala global existen 133 millones de lecherías y 600 millones viven en ellas, lo que refleja el carácter familiar de esta actividad. Los predios generan 240 millones de empleos y el sector lácteo en su conjunto provee sustento a mil millones de personas, según datos proporcionados por la FAO. La producción de lácteos se relaciona con once de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

Operaciones precisas: GPS y vehículos autónomos

Sergio Amenábar, jefe de unidad de agricultura de precisión de la empresa Ceres Agro, proveedora de nuevas tecnologías para la agricultura y ganadería nacional, explica que los sistemas de producción de alimento también están transitando hacia la era de la cuarta revolución industrial.

«Cada vez se están utilizando sistemas de precisión como el piloto automático en tractores y los datos de GPS agrícolas que permiten que las operaciones que hay en el campo sean lo más precisas posibles, generando además un mejor registro sobre la superficie, los productos aplicados, desde la semilla a los fertilizantes entre otros parámetros».

«Reducir el error humano y ser más sostenible en sus aplicaciones», señala el especialista, quien remarca que los datos de georreferencia han aportado disminuir las brechas asociadas a las irregularidades del terreno o de conducción en tareas que son críticas para el mantenimiento del suelo.  Para ello, esta empresa nacional ofrece servicios como la intervención de tractores convencionales, para instalar sistemas de piloto automático que hacen que el equipo pueda seguir patrones definidos en su operación, con una alta precisión en el sembrado, la fumigación y el abono de los predios.

«Quedaba un poco a criterio de la persona que operaba, o de su memoria, qué parte del campo había recorrido y cuánto había aplicado. Los patrones que seguía visualmente definían su ruta, lo que obviamente era muy impreciso y acarreaba muchos problemas de sobre o subaplicación. Esto sin considerar condiciones como el viento o las laderas. Los GPS resolvieron este problema con bastante éxito».

Amenábar destaca que a través de estos desarrollos hay del mismo modo una contribución para hacer más atractivos y especializados los puestos de trabajo. «La operación de estos equipos tiene generalmente una alta rotación, porque se trata de un trabajo complejo y con pocas herramientas. Hoy, las tecnologías atraen a otros especialistas y hacen más desafiante esta labor».  160 mil robots de ordeña en el mundo

Los avances tecnológicos del sector van en línea de los recientes hitos del sector en materia de sustentabilidad, que a su vez también siguen las directrices emanadas por organismos internacionales, entre ellos la FAO, que apunta a una «modernización [1]» de los sistemas de producción de alimento en regiones como América Latina, tanto durante la pandemia como en la etapa posterior a la emergencia global.

Rubén Pommiez, gerente de grandes cuentas para Chile y Perú de DeLaval, señala que en la industria lechera a nivel mundial existen más de 60 mil robots para ordeña, y que su compañía provee para el mercado local un total de 120. Esta evolución, opina, permite hacer más atractivo no solo para nuevos profesionales, sino también para los mismos productores.

«No es un misterio para nadie que es un sector donde la mayor parte de los productores tiene sobre los 50 años, y necesitamos que ingrese gente joven. Esta generación no quiere tener el mismo trabajo duro que sus padres, y la tecnología revierte esa brecha. Se quedarán en la medida que haya soluciones como los robots de ordeña. En suma, una industria más atractiva para profesionales, investigadores y productores».

El especialista añade que las principales innovaciones se dan con el objetivo de alanzar un mejor manejo de rebaños, entre ellos software que registran la producción de cada ordeña, flujos de leche, consumo de alimentos y también de movimiento. Este último punto es fundamental: cuando las vacas entran en celo, se mueven más y este indicador alerta la oportunidad de inseminar.

Pommiez afirma que son herramientas altamente rentables, de alto impacto para la sanidad animal y la productividad. «Contribuye a tener manejos mucho más eficientes. Uno de estos son las cámaras para la medición de la condición corporal, una tarea frecuente y subjetiva y que hoy se puede sustituir por sensores que alcanzan una mayor precisión».

La sustentabilidad del sector lácteo chileno registra hitos que ratifican el camino que se ha emprendido. A nivel de producción de leche, en agosto, el Consorcio Lechero entregó, en conjunto con el Ministerio de Agricultura y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático en el marco del Programa Chile Origen Consciente (ChoC), un sello a cien predios productores de leche locales como productores sustentables. El objetivo es contribuir al cumplimiento del sector agroalimentario de aspectos sociales, ambientales y económicos en su cadena productiva.

A nivel industrial, en tanto, en las últimas semanas, catorce plantas procesadoras de lácteos en Chile certificaron sus prácticas a travésde un Acuerdo de Producción Limpia que les permitió redoblar sus esfuerzos en impulsar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, lideradas por el Consorcio Lechero. Los firmantes -nueve empresas- procesan en sus operaciones el 80 por ciento de la leche para consumo interno.

Bienestar animal y condiciones laborales

Las innovaciones tecnológicas se dan en un contexto global de transición hacia procesos más sustentables en la industria de la leche. Ignacio Henríquez, asesor de sistemas de automatización de la empresa Lely, representada en Chile por Ceres, afirma que el mayor impacto de la evolución se da a nivel social, debido a que se reducen las barreras de acceso de trabajadores mejor capacitados y más jóvenes al sector.

«Para nadie es un secreto que no es fácil conseguir gente y que la lechería es una actividad demandante, con un gran esfuerzo físico y de horarios poco habituales. Ordeñar de madrugada, levantarte a las 3 de la mañana en invierno, ver las vacas con frío, lluvia, heladas. Las tecnologías están ayudando a resolver este problema».

La compañía nacional provee soluciones de automatización de la ordeña, precisamente una de las tareas más duras. El uso de robots de ordeña permite prescindir de humanos en todo el proceso, y que el especialista pueda dedicar tiempo a acciones que no realizaba: gestión de datos o análisis de información para la toma oportuna de decisiones.

«O, por ejemplo, mejorar el manejo del pastoreo. Hay un impacto a nivel de mejorar la calidad de vida y de manejo de los sistemas medioambientales, porque son equipos muy enfocados en reducir el consumo de agua al mínimo y de integrarse con energía fotovoltaica. Son equipos que requieren de consumos bajos, pero constantes, algo parecido con la radiación solar», añade Henríquez.

La mitigación de impactos a los ecosistemas y de bienestar animal es uno de los principales beneficios asociados al uso de tecnología. El sector lácteo global es responsable del 2,7 por ciento de gases de efecto invernadero, un costo ínfimo si se compara con sus beneficios: la leche en el mundo es el tercer proveedor de proteínas y grasas y el quinto en calorías.

En Chile, las vacas lecheras solo son responsables del 0,9 por ciento de gases de efecto invernadero, de acuerdo a estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente. Y aunque entre 2000 y 2016 la producción creció en un 26 por ciento, la huella de carbono se redujo en un 22 por ciento, coincidiendo con los análisis de los expertos del aumento en la adopción de soluciones digitales en la última década.

El manejo a través de soluciones tecnológicas para el monitoreo de los planteles también tiene consecuencias positivas a nivel de la detección de enfermedades de animales, los costos veterinarios y el uso de antibióticos, debido a que se tiene un análisis más preciso de la calidad de la leche. Para el especialista de Lely, el 90 por ciento de las herramientas de innovación introducida a la industria lechera son de tipo robótico.

De hecho, también hay dispositivos que permiten proveer el alimento para los animales, sin necesidad de disponer de un trabajador en horarios complejos. «El sector lechero en Chile está en una etapa medianamente avanzada en la adopción de tecnología respecto a otros países de la región, a pesar de la resistencia al cambio de productores tradicionales que de alguna forma ha frenado esta evolución», concluyó Henríquez.

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