El evento congregó a más de 100 expositores, distribuidos en 12 jornadas. Durante los encuentros se recorrieron las temáticas ligadas a este sector productivo, con un remate especial de hacienda incluido.
Participaron de la inauguración Sergio Busso, ministro de Agricultura cordobés, Martín Gill, intendente de Villa María, Arturo Jorge Videla, director nacional de Lechería, y su par santafesino, Abel Zenklusen. Asimismo, estuvo presente el organizador de Todo Lechería, José Iachetta.
En la apertura se aportaron datos relevantes sobre la actualidad de la lechería en Argentina y el mundo. Para los organizadores de Todo Láctea es un contexto que, si bien presenta imprevistos, está plagado de oportunidades.
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, también estuvo presente en Villa María. Luego de recorrer las distintas exposiciones, el ministro adelantó: “En nuestro próximo semestre de gestión trabajaremos en un Plan de Desarrollo Cooperativo para generar las condiciones necesarias para que los productores puedan y quieran asociarse.” Y reveló que su cartera llevará adelante un proceso de certificación de buenas prácticas en todas las economías regionales del país.
Además, Domínguez opinó que la transformación de la agricultura hoy pasa por la incorporación de empresas del conocimiento, la aceleración de valor agregado y la respuesta al cambio climático.
El director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), Jorge Giraudo, explicó que la tendencia para los mercados incluye “menos globalización y más regionalización”.
A nivel mundial, el comercio mundial concentra más de 88 mil millones de litros de leche, con un crecimiento anual del cuatro por ciento. China es el jugador de mayor peso: en los últimos años aumentó la compra de productos lácteos por encima del diez por ciento anual. Sin embargo, hace poco cerró las importaciones y la demanda cayó un 30 por ciento, generando cinco caídas consecutivas en las cotizaciones internacionales.
Argentina y Bielorrusia son los únicos exportadores de leche que no registraron saldos negativos el año pasado. Es una buena noticia, ya que el consumo mundial va en aumento. Eso sí, las subas en los costos, las regulaciones ambientales, las incertidumbres políticas y la disponibilidad de tierra y mano de obra son algunos de los factores que podrían elevar los precios de la leche a valores récord, similares a los de 2008 y 2014.
Una fotografía de la lechería nacional
A nivel local, la producción creció cerca del tres por ciento anual en los últimos cinco años, cerrando con 11.553 millones de litros. De todos modos, se mantiene por debajo de los valores récord de 2015, cuando se registraron 12.061 millones de litros de leche.
Los tambos crecieron en promedio un cinco por ciento anual, aunque ese crecimiento implicó una mayor concentración hacia los establecimientos de mayor envergadura. En cambio, en la industria ocurrió un fenómeno inverso: la participación de las 16 empresas líderes pasó del 68 por ciento al 57 por ciento. Giraudo detalló que la empresa nacional más grande representa el 12 por ciento de los lácteos comercializados en Argentina, mientras que las cooperativas alcanzaron una participación del cinco por ciento.
Además, calificaron de estable al consumo interno, con unos 180 litros por habitante al año. Para las autoridades del evento, esto permite proyectar exportaciones que superen los tres mil millones de litros de leche al año.
Los reclamos del sector
Todo Láctea también fue una oportunidad para que los actores de la cadena lechera visibilicen sus demandas. En este sentido, apuntaron contra la falta de seguridad jurídica y la presión impositiva. Para el sector, son condiciones que debilitan al sector y podrían motivar a la informalidad. Además, los participantes subrayaron que la atomización gremial y la falta de confianza y coordinación entre tamberos e industriales son factores que también atentan contra el rubro.
En este sentido, el titular de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL), Pablo Villano, consideró que se necesita “un poco más de confianza entre los eslabones”. “Nos falta tener una sola voz para crecer”, subrayó.
En relación a la presión impositiva, el responsable de OCLA explicó a Agrofy que es necesario “dejar trabajar tranquila a la lechería argentina”. “Si no dejamos que prolifere o crezca el que genera recursos, no se van a poder repartir lo que se pretende. Distribuir sobre la nada es imposible, entonces el camino es disminuir la presión impositiva, por ejemplo, cobrando menos, pero a más personas”, agregó Giraudo.
Los jugadores más pequeños también piden un lugar
Villano detalló las actividades de APYMEL, que nuclea a más de 600 industrias distribuidas en todo el país. En el marco del evento, expresó: “Este es uno de los pocos países en los que la lechería no está concentrada, está en manos de muchos y con escenarios diferentes, con características distintas y actuamos en consecuencia”.
Para el dirigente las medianas empresas tienen mejores proyecciones para exportar, mientras que las empresas pequeñas “todavía no dieron el salto en cuanto a la tecnología o la automatización, aunque si en la calidad de los productos”.
“Tenemos que tener un crecimiento concreto, para no hablar de excedentes, sino de leche del mercado interno y la del mercado externo. No importa que seamos un montón de entidades de la producción y de la industria, sino que logremos ideas y políticas lecheras a largo plazo para tener un crecimiento definido y rentable para todo el sector”, cerró Villano.