Vieron que, en la gran mayoría de los casos, los datos que toman los ganaderos no los analizan y no hay indicadores de mejora por lo que no se sabe cómo va el negocio. Al final en el negocio ganadero para ser rentable se necesita tener buenas prácticas como llevar la información de la finca y analizarla para tomar decisiones y es donde también incursiona el tema de la sostenibilidad.
Las fincas son fábricas de nutrientes y lo que se debe aprender es a manejarlos porque eso también se refleja en la producción de los animales que además tienen menos enfermedades y hay menos descartes y más preñeces.
Para el tema, por ejemplo, de siembra de árboles, se parte del diseño de la finca y se cruza con los riesgos ambientales que hay en la zona mirando dónde se ha deforestado, dónde están las cuencas hidrográficas, qué bosques existen y los sitios más aptos para hacer siembra de árboles bien sea reforestación, restauración o conservación con especies nativas.
Frente a la agenda 2030, el gran reto para el programa es poder implementar la medición de la huella de carbono de cada una de las fincas y empezar a generar proyectos que le permita a los ganaderos tener fórmulas para la compensación logrando un ingreso adicional.
También se trabaja con fincas demostrativas en diferentes regiones como Cesar, la zona cundiboyacense, Antioquia para que los ganaderos vean que es posible generar una transformación frente a la forma como tradicionalmente se trabaja la ganadería.
Una finca que es modelo
En Suesca (Cundinamarca), se encuentra una de las fincas que hace parte del programa que es la de Julián Puentes y su esposa Marcela Rodríguez, quienes con su pequeña hija y un grupo de trabajadores realizan las labores diarias para tener un predio rentable.
Señala Puentes que con el programa de Alquería empezaron a llevar datos, todo lo anotaban y con el tiempo empezaron a hacer pesajes más frecuentes, cada 15 días, con el fin de saber qué cantidad de leche produce una vaca al día, y con esa información determinar qué cantidad de alimento se le debe dar según sus requerimientos.
Llevan 16 meses trabajando con Alquería Pro y ellos van una vez al mes a hacer visita y se les envía la información que se toma a diario en la finca; cada 15 días se hace pesaje y también se llevan datos de partos, el tiempo en los potreros, servicios y las inseminaciones y ellos les hacen un reporte mensual de lo que pasa en la finca, a qué ponerle atención, cómo se debe manejar el animal según las señales que da o si está abierto, etc.
Antes de estar en el programa con Alquería se producían alrededor de 300 litros con menos vacas y hoy son más de 600 litros diarios.
El tema del bienestar animal también es importante y por eso han hecho alguna infraestructura como la sala de espera para los animales antes del ordeño, que es algo básico hecha con guadua y zinc para que los animales queden cubiertos tanto del sol como de la lluvia y así estén más tranquilos cuando sean ordeñados.
El animal entra allí y encuentra los comederos donde se les proporciona el concentrado que es lo necesario para que las vacas estén tranquilas y se les suplementa para complementar lo que el forraje no les alcanza a dar. Sin embargo, los precios de los concentrados y suplementos han tenido unos incrementos fuertes por lo que se ha optado por afrecho, semilla de algodón, maíz, carbonato de calcio, incluso silos con cebadas que es un proyecto que no se ha terminado pero que tiene buenas posibilidades porque es un cereal que se da muy bien en la zona.
El tema de los silos para soportar las sequías ha sido clave, en el último verano gracias a ello se redujo la pérdida de producción de manera significativa ya que antes era hasta el 60 % y ahora sólo fue el 25 %.
Con el programa de Alquería pueden proyectar la cantidad de forraje que se va a tener y eso permite hacer una buena planeación. Por ejemplo, para este año que se anuncia la ocurrencia de El Niño se va a tener un pequeño hueco de desabastecimiento de máximo dos meses, lo cual es tolerable.
En estos momentos la finca está dividida en 55 potreros con una rotación de 50 a 60 días y manteniendo los animales un solo día en cada potrero. Esto les permitió subir la capacidad de carga en la finca. En estos manejan cerca de cien animales entre horro, hato y levante.
El pasto que se maneja es kikuyo aunque trataron de hacer una intersiembra con raigrás y carretón pero por las condiciones del clima es difícil su establecimiento porque no se tiene una fuente constante de agua que les permita regarlos.
Se cuenta con animales holstein pero la idea es hacia el cruce de jersey con holstein (jerhol) aunque también se tiene algo de ayrshire, incluso se tuvo un toro gyr con el que se buscaba preñar animales de mayor producción lechera.
Desde que mejoraron el manejo de los animales los costos de medicamentos bajaron, ya no se requiere utilizar tanto antibiótico porque las vacas están más tranquilas, no retienen placenta y al no tener que estarla inyectando se disminuye el estrés.
Industrialización
El programa no estaría completo si no se integrara la parte industrial de procesamiento y en tal sentido se destaca que tienen el sello Quality Chekd que garantiza que la calidad de los productos es de clase mundial.
A ello se suman otros sellos como el Certificado de bioseguridad Icontec, Sistema HACCP, Certificación ISO 9001:2015 e ISO 14001:2015.
Por eso, la coordinadora de calidad en Alquería, Ingrid Mogollón, explica que el proceso en la planta comienza con la recepción de la leche que se somete a una serie de pruebas para saber que está exenta de residuos.
Cada carrotanque entrega al laboratorio una muestra de cada finca para poder determinar la calidad del predio y en caso de ser rechazada una leche devolverla al propietario con las observaciones y el acompañamiento del caso para el proceso de mejora.
La tasa de descarte es de menos del 1 % anual lo que muestra el compromiso del ganadero y el trabajo que se hace como cadena. Los proveedores son fidelizados y cumplen con los estándares de Alquería.
Una vez el camión descarga pasa al lavado en la misma planta donde se hace el lavado alcalino y el enjuague, se hace una inspección visual y una revisión por muestreo y se sella el carro para que salga a su nuevo recorrido.
Con tecnología de punta se selecciona la leche para los productos larga vida que son aquellos que pueden durar varios días o meses sin necesidad de refrigeración y esto se logra con unos equipos de esterilización donde se somete el producto a una temperatura de 140 grados por mínimo dos segundos y se envasa en las presentaciones de bolsas o tetrapack que permite que la esterilidad se conserve.
Posteriormente pasan a una bodega de cuarentena que es un momento en el cual, desde el área de calidad, se confirma que el producto es apto para salir a comercialización porque cumple con sus características físico-químicas, microbiológicas y sensoriales.
Los productos pueden durar entre 60 y 270 días dependiendo del envase y del producto, así como de la técnica UHT. Esto también tiene un impacto importante en la reducción de huella de carbono.
La fecha de vencimiento del producto se define con un estudio de vida útil que se hace en ambientes controlados de temperatura y humedad y se van levantando curvas de PH y sensorial. Se tiene un panel de personas expertas y entrenadas que se encargan de hacer esas evaluaciones.