Con un contexto complejo, signado por incertidumbres climáticas, productivas y político-electoral , el índice de confianza del productor bajó en plena siembra de los granos gruesos y la cosecha de la fina. Para las economías regionales 2018 fue duro por la falta de competitividad, la eliminación de los reintegros que el impacto de la paridad cambiaria no logró remontar.
Si bien se abrieron nuevos mercados externos, no son los suficientes todavía ni los volúmenes de exportación y los valores para sacar de la crisis a la vitivinicultura, la lechería y la frutihorticultura, entre otros sectores. Por ejemplo, la olivicultura fue castigada severamente en la provincia de Catamarca y los involucrados estimaron una pérdida de 15 millones de dólares por contingencias climáticas: todavía no se declaró la emergencia agropecuaria.
“Está finalizando el año calendario 2018, y con ello en el campo también estamos concluyendo las actividades programadas de siembra y cosecha. Entramos en ese período de tensa espera, donde necesitamos condiciones climáticas para que los cultivos maduren y puedan ser recolectados”, difundió la Sociedad Rural de Rosario en pleno corazón de la región núcleo.
Pese a todos los vaivenes, “el campo renovó una vez más, la apuesta productiva, y con ello, la esperanza de toda la comunidad agropecuaria arraigada en el interior del país. Como muestra de ello, tenemos una cosecha récord de trigo”, dijeron los ruralistas rosarinos. Según una encuesta elaborada por Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), que midió la percepción actual y expectativas futuras del sector, en un año la confianza del productor cayó 65,5% y las expectativas bajaron 12,1%.
Asimismo, la caída en la medición interanual se justifica por los desempeños individuales de la situación económica y financiera de la empresa (-25,0%) y la del país (-48,7%). Por su parte los presidentes de la entidad cooperativista Carlos Iannizzotto y de Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, ambos mendocinos y provenientes de las economías regionales coincidieron en sus balances de fin de año.
“El cooperativismo agroindustrial que representa Coninagro cierra el año con mucho trabajo realizado institucional y buenas perspectivas para el próximo período. Sin embargo, desde las políticas públicas no hay certezas ni un claro panorama”, dijo Iannizzotto a NA. Para el dirigente el año que finaliza acumuló una serie de medidas que terminaron perjudicando la rentabilidad de los productores.
El regreso de retenciones, la devaluación que terminó licuada por una inflación que impactó fuerte en insumos y un fuerte recorte en los reintegros, cambiaron las reglas de juego para muchas actividades productivas, “produciendo un duro golpe para toda la cadena”. Por otro lado, Achetoni señaló que “en las economías regionales hubo bastante buena producción, pero con muy malos precios, por lo que se produjo un desfinanciamiento”.
Esto, “sumado a la falta de competitividad por el precio del dólar, hizo que no se pudiera exportar como se debía y hubo una suerte de inundación de productos de otros países que compitieron con lo que producíamos nosotros”. “A mediados de año, nos encontramos con una paridad que cambió un poco la situación y generó competitividad, pero llegó cuando los productores ya habíamos malvendido”, evaluó el titular de FAA.
Esto sucedió con el ganado, la ciruela deshidratada, los vinos, el trigo y “está pasando también con el girasol que para Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) es un cultivo en “peligro de extinción”, en especial por la cartelización que sufre. Coninagro por su parte elaboró el proyecto de Ley de Economías Regionales con giras por todo el país, presentó ante legisladores, hasta lograr que tuviera estado parlamentario y es para la entidad una tarea para culminar el año venidero.
La carne vacuna fue la estrella que le permitió al Gobierno demostrar que no todo está mal. La producción aumentó el 9% y las exportaciones el 75% mientras que se mantuvo el consumo al mostrador en 2018 Después de mucho tiempo, volvió a ubicarse entre las principales exportadoras de carne y, con un volumen estimado en unas 550 mil toneladas para 2018, ya a noviembre aportó al país U$S 1.800 millones, en un contexto de fuerte necesidad de divisas genuinas.
Así las cosas, el país consolidó su posición como segundo en el ranking regional en materia de ventas al exterior de carnes detrás de Brasil y superó a Paraguay y Uruguay. “La histórica apertura de Japón a la carne patagónica a comienzos del segundo semestre y la más reciente de los Estados Unidos, tuvieron como correlato embarques casi inmediatos de cortes de alto valor a esos destinos exigentes, una muestra de coordinación entre los eslabones de la cadena”, se dijo en el sitio Valor Carne.