Germán Flores es un estudiante universitario de Ricardone, un pueblo que está a 30 kilómetros de Rosario. Germán desarrolló un proyecto para generar biogás a partir de los gases que genera la producción ganadera, en particular los tambos.

Ese proyecto lo presentó para la facultar donde estudia, y gracias a la tradición agropecuaria del pueblo y la propia familia, intenta fomentar la “extracción responsable y comercialización de biogás”.

Bichos de Campo dialogó con Flores para conocer detalles de proyecto:

¿Cómo propone tu proyecto técnicamente la extracción y comercialización de biogás?

Hoy en Argentina estamos muy acotados en lo que es el procesamiento de biogases. Algo se está haciendo, pero lo que buscamos es industrializarlo, y de esta manera brindarle un servicio óptimo al productor ganadero para que pueda recibir un beneficio del biogás.

Juntamos las heces de las vacas y los ponemos en biodigestores para llevar a cabo la extracción del gas, y luego pasar a una comercialización que supone una solución económica que daría rédito al productor por disponer de esas heces.

-¿Cuál es el impacto que promete el proyecto?

Este proyecto lo pensamos como de triple impacto, económico, ambiental y social. En lo económicos creemos que con este proyecto le damos porcentaje de la venta al productor ganadero, que sería una buena forma de mejorar rendimiento a la ganadería argentina, pensando de qué forma nuestro país se potencia como para comercializar gas. Como país compramos millonada de gas a Bolivia, entonces pensamos la forma de producir nosotros ciertos gases que podrían facilitar el consumo interno.

En la parte ambiental, estos gases de efecto invernadero dañan al planeta, entonces queremos disminuir ese impacto, pensando si aumentáramos o triplicamos el ganado que tenemos hoy en día. Frente a ese caso tendríamos mayor contaminación. Este proyecto contempla un aumento de producción y disminución de impacto de estos gases al ambiente. Socialmente es una buena forma para empezar a mirar alrededor y se ser más sustentable.

– ¿Se podría escalar este proyecto?

Puede llegar a un número significativo, siempre y cuando el productor busque ser medioambientalmente ético, y a la vez tener un recupero económico. Esto ya está haciendo en todo el mundo, como en Finlandia, que cobra impuesto por los gases emitidos por las vacas. Lo que pensamos es industrializarlo. Nuestra visión es poner a Argentina en otro lugar, ya que tenemos recursos para dejar de comprar gas. A eso queremos apuntar.

-¿Pensaste si esto nos daría crédito positivo en los bonos de carbono?

Hace poco se hablaba del acuerdo porcino con China y la contaminación que eso traería. La huella de carbono se podría llegar a equilibrar y solamente hay que encontrar los procesos adecuados para la actividad. No somos Finlandia, pero creo que todo incentivo ambiental cuando va con incentivo económico es súper interesante, lo que mejora la efectividad.

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