La empresa cooperativa del este provincial se impuso en su rubro. Ercole Felippa, presidente y referente del sector, repasa las claves del éxito de este emblema de la lechería.

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Ercole Felippa entró al mundo del cooperativismo cuando aún usaba pantalones cortos y escuchaba los avatares de la actividad sentado en la falda de su padre. Desde entonces, nunca lo dejó. Integra el consejo de administración de Manfrey –firma cooperativa ganadora en el rubro Empresa Destacada 2023– desde hace 30 años y ejerce la presidencia desde 1996.

Este año, la compañía lechera que emplea a 535 operarios y aglutina a 100 productores activos cumple 80 años; un enorme logro para una firma que opera en un sector desafiante y muy vulnerable a las sucesivas crisis y desequilibrios económicos de Argentina.

“Además este sector es extremadamente complejo, porque históricamente ha tenido muchísimas regulaciones e intervenciones estatales que han generado fuertes distorsiones. A lo largo de los años, Manfrey ha sabido adaptarse a esos cambios, no sólo sobreviviendo sino también creciendo y consolidándose en un escenario adverso. Creo que eso tiene que ver con aspectos que van más allá de lo netamente empresarial, son cuestiones de resiliencia, de actitud, de cómo poder sobreponerse ante escenarios complejos. Es algo que está presente también en otras empresas cordobesas que llegan al centenario”.–Esa permanencia y adaptabilidad quizá fueron un mayor desafío, al tener una estructura cooperativa, ¿no?

–A pesar de las dificultades y de la mala imagen que hoy tiene el cooperativismo, constituye una herramienta de gestión empresaria muy válida. No sólo por su contenido social y el hecho de que, cuando genera utilidades, no se van a otro país, sino que se integran a un círculo virtuoso de permanente reinversión. También porque Manfrey muestra que se puede adaptar esa filosofía cooperativa a la actualidad. Si hoy, en una cooperativa, no aplicás el concepto de eficiencia y de competitividad, como tiene que tener cualquier organización empresaria, vas al fracaso.

–¿Puede dar algunos ejemplos de cómo aplicaron eso en la práctica?

–Primero, adoptamos un sistema de conducción que agilizó y dio velocidad a la toma de decisiones. A veces en los sistemas cooperativos ese proceso es lerdo, pesado. Otro elemento muy importante en la cooperativa y en cualquier organización es la profesionalización de los cuadros gerenciales, se trata de construir equipos altamente formados. Nuestro personal no solamente dispone de tiempo de capacitación, sino que es apoyado por la empresa si quiere hacer una carrera, un posgrado, obtener un título terciario y demás.

–Impulsar la innovación imagino que también fue clave…

–Tenemos un comité de innovación, venimos trabajando con universidades y con organismos especializados en innovación. Y en ese sentido, si bien aún estamos transitando una primera etapa, en marzo pusimos en marcha un tambo totalmente robotizado.

–El primer tambo robotizado cooperativista, ¿es así?

–Así es. La idea nace hace algunos años, a partir de la pregunta sobre qué podíamos hacer desde la cooperativa para que los productores no dejaran la actividad. Lo primero fue elaborar un estudio diagnóstico sobre por qué salían, y allí vimos que la principal causa de cierre de tambos no era ni económica, ni productiva, sino social: la falta de continuidad generacional, por varias razones. También detectamos la enorme brecha de productividad entre establecimientos, algunos generaban 15 mil litros por hectárea/año y, alambrado de por medio, el indicador caía a 5 mil litros.

–¿Concluyeron que construir un proyecto asociativo era el modo de ayudar a muchos a dar ese salto competitivo?

–Sí, analizamos distintas alternativas y la que prefirió la mayoría fue diseñar un proyecto del que todos participen, cada uno con su aporte, pero liderado por la empresa. Mientras, diseñábamos el plan estratégico 2030 de Manfrey, con la posibilidad de que además de recibir la leche de sus productores asociados, que hoy son 100, la empresa produzca un porcentaje propio. Ahí encajó este proyecto asociativo.

–¿Cuál es la foto actual de ese proyecto?

–Hoy Manfrey tiene seis tambos: cinco que son convencionales y el robotizado, que transita su primera etapa, el primer módulo de tres. Hoy son unas 200 vacas, aún no está en régimen porque lo hacemos con mucho cuidado, sólo con vacas que van a parir por primera vez. Los productores hacen distintos aportes: algunos pusieron animales, otros alquilan campo, otros proveen alimentos, etc.

El lugar garantiza condiciones de mucho bienestar para las vacas, no hay barro, ni frío, ni calor, ni lluvia. Hay alimento. Y la vaca decide cuándo quiere ser ordeñada: ella misma se mete dentro de un robot que la ordeña. Eso da un promedio de 2,8 ordeñes por día. La mano de obra son técnicos con excelentes condiciones de trabajo, y todo el lugar tiene prácticas sustentables como la recuperación de agua y de estiércol; entre otras.

–Este proyecto demandó una gran inversión, ¿cómo cerrarán los números este año?

–Manfrey va a facturar unos U$S 120 millones este año, con una producción de 550 mil litros diarios.

–Está por arrancar un nuevo Presidente, ¿qué le pedirían para mejorar la actividad?

–Primero, que incentive las exportaciones. Segundo, que genere equilibrios necesarios, como un tipo de cambio único para todas las actividades, porque estas implementaciones de dólares diferenciales terminan generando fuertes distorsiones internas.

Camino al siglo de vida

Empresa. Manfrey

Nombre. Ercole Felippa (presidente).

Rubros. Productos lácteos.

Plantas. Planta industrial en Freyre (localidad del este cordobés) y centros de distribución Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Reconquista, Buenos Aires, Rosario, Santa Fe y Santiago del Estero.

Empleados. 535 directos.

Productos. Comercializa un portafolio de 100 productos: variedades de leche (en polvo, fluida en saché y larga vida); quesos (untables, blanco gourmet, fontina, tybo, regianitto, sardo, patregras, por salut cremoso y rallado); yogures (bebibles, con colchón de frutas, con cereales y firmes), postres y flanes; cremas de leche y dulces de leche (clásico y repostero).

Facturación. Alrededor de U$S 120 millones este año. La mayor cuota provendrá de ventas en el mercado interno. La exportación de productos de valor agregado (como dulce de leche) a distintos países pesará entre un 7% y 8% de la facturación.

El dato. Este año, invirtió más de U$S 1,5 millones para poner en marcha el primer tambo robótico cooperativo, un proyecto que apuesta a un cambio de paradigma (modelo de ordeño voluntario) y logra, mediante el trabajo asociativo, retener a más productores en la actividad.

Proyectos 2024. Continuar desarrollando el tambo robotizado cooperativo, que puso en marcha este año. Hoy tiene 200 vacas y la meta es llegar a 1.200 en varias etapas.

 

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