Las guías alimentarias argentinas recomiendan consumir tres porciones de lácteos por día para cubrir los requerimientos nutricionales. Sin embrago, en las condiciones actuales -con el aumento de los precios, la reducción del poder adquisitivo y las dificultades para conseguir leche- el acceso se ve afectado.
Para que una familia tipo (dos adultos y dos niños) puedan acceder al consumo diario recomendado se requieren unos $ 4.500 mensuales. Se trata de un grupo de alimentos que se consideran esenciales,ya que aportan nutrientes fundamentales como proteínas y calcio, entre otros, mientras que su carencia puede tener impacto en el organismo.
Tres porciones
Dos tazas de leche y un trozo de queso blando de 50 gramos son un modelo de aporte diario básico, aunque puede reemplazarse por otro lácteo.
Un litro de leche cuesta unos $ 50, lo que implica $ 100 diarios para una familia. Además $ 52 para 200 g. de queso (a $ 260 el kg). El yogurt puede conseguirse entre $ 15 y $ 50, pero igual sería más caro que el queso.
Los $ 152 diarios serán $ 4.560 al mes. Implica casi la sexta parte de un salario promedio, estimado en $ 28.500 de bolsillo en diciembre, según publicó el diario Clarín el febrero pasado. La jubilación mínima alcanzó en marzo los $ 10.400, mientras que una persona necesitará $ 1.125 por mes para comprar este recurso.
Además, los precios de los lácteos se incrementaron 15% en lo que va del año, en tanto que en la canasta de precios esenciales lanzada recientemente por el gobierno, las proteínas son 21% de la oferta y la única leche que llegaría a Mendoza no está disponible.
La pediatra Delia Escobar, que es especialista en temas de Nutrición y trabaja en un centro de Salud, explicó que se aprecia que los consumos están bajando en productos esenciales como la carne, los lácteos y alimentos importantes. Sin embargo consideró que se reducen estos pero se siguen comprando otros poco saludables como gaseosas, galletas dulces y alfajores. Por ello subrayó: hay que saber elegir al comprar.
Impacto
Aunque hay quienes sostienen que se puede vivir sin ellos, como los veganos, para la mayoría de los especialistas consultados el aporte de los lácteos es fundamental.
La licenciada en Nutrición, Mariela Abaurre, explicó que no hay otro grupo de alimentos que tenga los mismos aportes: son irreemplazables. “Absorbemos mejor el calcio y las proteínas de los lácteos que de otros alimentos”, detalló. Según la Sociedad Argentina de Nutrición, contienen proteínas de alto valor biológico. También minerales como fósforo, magnesio, potasio y zinc, entre los que se destaca el calcio, ya que no es aportado en la misma proporción por otros alimentos. También suman vitaminas tipo B, A y D aunque hay que tener en cuenta que la leche entera tiene grasas saturadas y colesterol.
Sus nutrientes impactan particularmente en todas las células del organismo (proteínas) y en los huesos (calcio y vitamina D). Influyen en los músculos, los tejidos, las hormonas y el desarrollo cerebral, según explicó la licenciada. También tienen incidencia en el sistema inmunológico.
La profesional señaló que carencias de este tipo llevan a la malnutrición. “En los niños puede verse afectado el crecimiento, el desarrollo, la madurez del sistema nervioso, la estructura ósea”, resaltó. De la mano de esto y a largo plazo puede verse disminuido el proceso de aprendizaje.
En el caso de los adultos mayores puede determinar pérdida de masa muscular lo que genera fragilidad general que los predispone a caídas y fracturas. También afecta a las mujeres, propensas a la osteoporosis en la menopausia.
Para suplir sus aportes no hay un solo alimento sino que habrá que apelar a varios.
Proteínas similares se encuentran en alimentos del reino animal, explicó Abaurre, por lo que puede encontrarse en las carnes (pescado, pollo, vacuna, etcétera). Pero lo más accesible es el huevo, ya que es más económico. Es la clara la que contiene proteínas y no hay que abusar de la yema, ya que tiene grasas.
Para dar una noción dijo que la porción de proteínas diarias debería ser de 60 gramos y que en 100 gramos de carne hay 20 de proteínas. Las lentejas y la soja también contienen este nutriente.
En cuanto al calcio, puede hallarse en vegetales pero en menor cantidad y con menor aprovechamiento. Las verduras de hoja verde lo contienen, como la acelga y la espinaca y también las almendras.
Educar para elegir
Especialistas en nutrición consultados sostienen que muchas personas reducen el consumo de alimentos esenciales como los lácteos pero mantienen el de alimentos poco saludables (galletas dulces, gaseosas o snacks). Muchos de ellos son económicos y de allí la preferencia. Pero algunos tienen precios equivalentes a los de los saludables, por lo que advierten que influye la educación y la cultura.
“Pasa por una cuestión de educación alimentaria. En estos momentos de crisis hay que aprender a incorporar alimentos y distribuir los ingresos entre los prioritarios. No le está llegando ese mensaje a la gente”, dijo Delia Escobar, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición Capítulo Argentino.
Contó que en una crisis anterior, en el centro de salud donde trabajaban hicieron un plan alimentario con lo esencial en función del dinero del que disponía la gente. “Hay que orientarse a lo más natural posible, volver a lo casero, que es más saludable y abarata costos, y al consumo de agua”, dijo la licenciada Mariela Abaurre.