La Cooperativa Láctea El Craikense tiene detrás de sí una historia de trabajo, de lucha colectiva y de visión comunitaria hacia el futuro que la hace hoy una empresa social y solidaria en su tipo indispensable de la provincia de Córdoba y la Argentina. Ha sido parte fundamental en el crecimiento regional y de la evolución de las cooperativas agrícolas de la región y la provincia.
Su origen se remonta al primer cuarto del siglo XX, cuando un grupo de productores de leche decidieron unirse y crear la Cooperativa Federal de James Craik, para enfrentar los desafíos comunes de la producción y comercialización de sus productos, siempre promoviendo la solidaridad y el trabajo en conjunto, que desde el inicio les hizo tener un crecimiento sostenido y gran número de socios. Lo cual, además del trabajo agrícola que se hizo en su primera etapa, logró después transformar la leche que comenzaron a producir en diversos productos lácteos como quesos, manteca, crema y otros de gran calidad.
Hoy, el presidente del Consejo de la Cooperativa es Juan Pablo Volando, quien da cuenta del momento que viven y da detalles de su rica e interesante historia.
“La Cooperativa nació en 1926, tiene 98 años, y a solo 2 de cumplir un siglo. Comenzó más como un colectivo agropecuario, ya que los migrantes sembraban trigo y cebada, y tenían también almacén de ramos generales. Para 1940 vino una gran sequía de dos y tres años y los productores deciden comenzar ordeñando vacas, algo que ya lo hacían las mujeres con alguna vaquita, y no solo para consumo familiar, sino que algo de esa leche la vendían y sacaban plata. Este fue el puntapié para la creación de fábricas lecheras para acopiar leche cerca de los productores, porque en ese tiempo no había frío para mantenerla. De hecho, la única que había en ese entonces estaba en Córdoba capital. Fue así que se abren un total de 14 fábricas hasta 1960”, señaló.
Tiempos de bonanza
Contó que estos tambos estaban en toda la zona, no solo James Craik, sino también Colazo, Pampayasta y Los Zorros. La marca El Craikense se crea en 1943, y su nombre oficial era La Cooperativa Agrícola y Tambera James Craik. Es así que la parte de la producción láctea se vuelve prioridad, aunque continuaron un tiempo acopiando cereales, “y fue ahí que comenzó una época muy buena para las cooperativas en general, ni se diga para nosotros, que ya teníamos taller, almacén, camiones, ferreterías, estación de servicio, con depósitos en Córdoba, Tucumán -donde pegó mucho la marca- Bahía Blanca y realizando exportaciones de quesos varias veces a Estados Unidos, que fue cuando se creó el sótano más grande de la provincia para madurar quesos, que medía quizás 50×80 metros”.
“En el año 1971 fuimos pioneros cuando la Cooperativa arma una plana de secado de leche en polvo, una innovación, ni siquiera hoy muchos lo tienen, y que dio otro gran empuje a nuestro proyecto cooperativo. Sin embargo, en los 80 y 90 hubo una crisis muy fuerte, por la situación de país y una mala gestión. Pero después de 2001 le comenzó a ir mejor a la Cooperativa. Se hace una nueva planta de acopio, con silo y balanza, la planta de leche en polvo se arregla a cero, el supermercado se mejoró y la estación de servicio pasó a ser una YPF con todos los lujos. Eso fue entre 2003 y 2006. Luego en 2012 volvimos a exportar, en esta ocasión a China, y la Cooperativa comenzó a crecer. Sin embargo, entre 2014 y 2016, con la lluvia que hubo, se inundó toda la zona y nuestro sótano también, afectando tanto a productores como a la Cooperativa. Hasta 2022 terminó de secarse, pero quedó inservible. Tuvimos que armar un galpón con un crédito del Estado, para madurar los quesos. Aunque de recibir entre 100 y 130 mil litros pasamos a recibir 30 mil”, evocó.
Otra vez abajo, otra vez arriba
Esta situación de la inundación, llevó a El Craikense a una situación crítica, porque los costos eran los mismos, pero la entrada de plata era una tercera parte, donde incluso se pensó en ver si se iban a concurso de acreedores. Pero la gestión y los socios no se dieron por vencidos. Se incorporó a más y mejores profesionales, abriendo el diálogo con los productores y proveedores. Hoy, el 99% de las deudas que se tenían, están saldadas.
“En la actualidad, la cooperativa es una empresa que funciona, gana plata todos los meses, a pesar de los vaivenes económicos del país, o de la difícil situación actual. También se consolidaron las zonas comerciales, y algunas que se cerraron se volvieron a abrir. Y se abrió una línea en la cooperativa que es el suero que se desprende de la fabricación de los quesos. Antes se tiraba, y hoy en día es un subproducto muy valorado, que se concentra para que esté más sólido, luego se seca y se usa en la industria de los alimentos balanceados y para otras cosas más”, detalló.
Contó que esto último se logró gracias a un convenio con la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), que tenía una planta que se llama nanofiltradora que concentra el suero para después secarlo, “esa máquina que tiene la usamos en comodato, y ahora la Cooperativa por suerte pudo compra una propia, y más grande, que nos permite procesar a nosotros todo el producto, y es una veta económica muy interesante”.
Entre los tipos de quesos que El Craikense produce está el cremoso, Port Salut, Samsoe, Danbo, Pategrás, Goya, Romanito, Parrillero y otros más. Además, hacen crema, la leche en polvo y el suero.
Orgullo de ser
“Nosotros cuando pensamos que llevamos 98 años, con todos los problemas que ha tenido la Cooperativa, y seguir acá, y en este momento muy bien, a dos años de cumplir 100 años, es un gran orgullo. Nos sentimos fuertes y consolidados, aun con los problemas inevitables, claro. Estamos al día con los proveedores y ofreciendo productos de gran calidad, lo que hace que los socios se sientan muy contentos con esta situación. Por eso estamos en un punto en que queremos revalorizar el espíritu cooperativo. Por eso estamos poniendo en valor la cuestión social, al socio, la capacitación, la solidaridad y la capacitación. Hoy somos 100 socios, y 20 activos que son quienes entregan la leche. En su momento de mayor esplendor, allá por los 60, hubo como 1.300 socios, pero bueno, los tiempos y las realidades han cambiado”, expresó.
Respecto a que los tiempos de crisis también son tiempos de oportunidades para las cooperativas, como lo han expresado todas las que aparecen en este suplemento, dijo que “tal cual, nos pasó en los tiempos de la inundación, o del fuerte cimbronazo que hubo entre diciembre y enero. De las crisis uno siempre sale más fuerte y mejor organizado, es como que los socios se compenetran más, y hay más diálogo y comprensión respecto a los precios con los productores. El concepto de la cooperación entre todos, de ayudarse unos a otros, se hace más palpable, real, en beneficio de toda la comunidad”, finalizó.
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