El sector lácteo tiene buen futuro, pero también muchos retos con la entrada de la nueva política agraria común (PAC). El consejero delegado del grupo Lactalis en España, Ignacio Elola, habla del escenario que se avecina, un contexto en el que sería fundamental que industria y ganaderos caminaran de la mano con proyectos a largo plazo, sobre todo para ver «cómo podemos ayudarnos en los retos de sostenibilidad que plantea la nueva PAC, unos retos que son complejos, con plazos difíciles y costes elevados para los ganaderos». Y aprovecha para contestar a los que auguran que podría haber un desabastecimiento de leche en los mercados debido al estancamiento de la producción: «No comparto la opinión de esos agoreros que dicen que va a faltar leche, lo que hay que reclamar desde Inlac o Fenil es pragmatismo, también para la industria».
—Hace unos días decía que no se puede usar la leche como producto reclamo, ¿continúa pasando?
—Por fin estamos empezando a poner en valor el trabajo que hay detrás de un vaso de leche, de un trozo de queso o de un yogur, pero aún hay casos puntuales en los que nos encontramos con que se usa la leche con producto reclamo. En esos casos hay que denunciar ante la Agencia de Información y Control Alimentarios (Aica). Lo fundamental es que el incremento de costes continúe acompasándose con los precios en todos los eslabones de la cadena y que se mantenga cuando afloje la presión inflacionista global.
—En estos momentos, se han alcanzado unos precios máximos de la leche en el campo. En la constitución de ese precio intervienen muchos factores, pero ¿puede que uno de ellos sea por temor a que no haya leche suficiente en el campo?
—La configuración del precio de la leche es multifactorial. Hemos vivido una tormenta perfecta con el incremento de costes de la materia prima que han sufrido los ganaderos, pero también la industria. Esperamos que se nos tenga en cuenta como tal en las medidas de apoyo a la industria. Este contexto ha contribuido a que la tendencia de la producción haya cambiado. En este momento está plana. Las leyes que se han ido poniendo en marcha en los últimos meses o años como complemento del paquete lácteo han ayudado algo, pero lo que configura el precio no es una ley. Es la oferta y la demanda.
—¿Están preocupados por el desabastecimiento de leche del que hablan algunos?
—Lo que es cierto es que todos los retos medioambientales plantean muchas dudas. Tenemos que intentar tener un nivel de pragmatismo mayor que hace un tiempo. El panorama en Europa no tiene nada que ver con el de hace un par de años. Eso no quiere decir que olvidemos objetivos como los de la estrategia De la Granja a la Mesa, pero con el nuevo contexto debemos de ser más pragmáticos o buscar opciones que permitan afrontar lo que viene en los próximos años. No comparto la idea de esos agoreros que dicen que va a faltar leche, lo que recalcaría desde Inlac o Fenil es pragmatismo, también para la industria. Hay que contemplar que tenemos un contexto distinto, que va a haber dificultades en los próximos años y que habría que relajar plazos que permitan que las industrias sean rentables.
—Acaban de presentar el informe de responsabilidad social corporativa 2021. Entre las cifras que dan están los más de tres millones de euros invertidos en plantas gallegas en el 2021, ¿van a continuar invirtiendo en las plantas gallegas?
—Las inversiones continúan en Galicia, pero también en el resto de plantas, porque lo que tenemos son proyectos a largo plazo, salvo que se den circunstancias excepcionales.
—Uno de los compromisos que recoge este informe de responsabilidad social corporativa es el compromiso con el relevo generacional. ¿Cómo puede apoyarse al ganadero para garantizar la continuidad?
—Eso es algo que trasciende al sector lácteo y agroalimentario. Es una preocupación social por parte de la administración. Es cierto que la actividad agroalimentaria es fundamental, eso hace que el lácteo sea clave. No solo tiene que ver con las ganaderías, sino con cómo somos capaces de crear entornos capaces de ofrecer incentivos a la gente que vive allí. Desde la compañía lo que hacemos en este sentido es ofrecer un proyecto a largo plazo y trabajar siempre sobre la rentabilidad. El año que viene cumplimos 40 años de presencia en Galicia y en la mayoría de casos con los ganaderos con los que trabajamos, que son unos 1.400 en toda Galicia, tenemos relaciones de muy largo plazo. Tenemos diferencias, pero lo fundamental es que estamos ofreciendo proyectos rentables a los ganaderos. No solo el precio está incluido en eso, también ayudarle en proyectos de bienestar animal, la mejora de las granjas, compromiso con la leche ecológica… Fuimos los primeros en introducir la leche ecológica. Dicho eso, quedan muchas cosas por hacer. Dentro de la nueva PAC hay mucho margen para trabajar muy de la mano con los ganaderos. Cómo podemos ayudarnos en los retos de sostenibilidad que plantea la nueva política agraria común. El futuro de las granjas en Galicia tiene que ver con la rentabilidad, con el precio, pero también con el modo de afrontar los retos que tenemos por delante. (…) Cuatro de nuestras plantas en España están en núcleos de menos de 25.000 habitantes. Fijar población en núcleos rurales es muy importante porque necesitamos personal. En el fondo tenemos un problema común con las ganaderías, la falta de mano de obra.