Hacia 1926, este joven nacido en España decidió emprender su propio negocio de reparto de dulce de leche, para el cual adquirió un vehículo. Entre viaje y viaje, Rodríguez hacía amigos y relaciones. Al tiempo, se sumó a una empresa –con 12 de esos contactos– que producía dulce de leche con una marca que hoy ya no está: El Mago.
Con los años, fue su primogénito, Ernesto Luis Rodríguez, el que quedaría a cargo de las acciones de su padre. Con el dulce de leche en los genes, Ernesto abre su propia fábrica, en las afueras de La Plata, pensando en la industria alimentaria como principal target. El éxito fue rotundo y de a poco se fue incorporando la tercera generación: Hugo y Ernesto Rubén, el actual presidente, tomaron la posta. Hoy, los bisnietos de don Joaquín ya participan del negocio, cuenta Adrián Cagnoli, vicepresidente de Ernesto Rodríguez e Hijos, tal la razón social de la compañía que la mayoría conoce por su marca Vacalín.
A partir de los ’80, la empresa experimentó un proceso de profesionalización que la llevó a un importante crecimiento en su planta ubicada en Bartolomé Bavio (partido de Magdalena, provincia de Buenos Aires). El espíritu “dulcero” de los primeros años se vio complementado por toda una nueva gama de productos, incluyendo quesos (que ya representan el 25% del total de las ventas), leche, helados, manteca y crema. “Hacia fines de la década de 1990 nos enfocamos en la producción de gran escala parar abastecer a las industrias y convertirnos en los principales proveedores de empresas alfajoreras, heladeras y productoras de magdalenas”, cuenta Cagnoli. “Desde entonces nos hemos convertido en el principal productor de dulce de leche de la Argentina”, afirma.
Un dato: los principales alfajores que se producen en el país llevan dulce de leche Vacalín en su corazón, desde los más caros hasta los más económicos. Los fabricantes se aseguran el producto como una especie de seguro de calidad: la empresa fue desarrollando más de 100 fórmulas de dulce de leche para cada empresa, de las cuales hoy mantienen más de medio centenar activas. El envase para consumo familiar con marca propia fue lanzado recién en 2010.
El proceso expansivo continúa en avance: recientemente la compañía inauguró una planta de producción de dulce de leche que le va a permitir triplicar el volumen. “Todo esto nos beneficia en el desarrollo de nuevos productos y canales para llegar al consumidor final”, agrega Cagnoli. Los puntos de venta propios ya son nueve: cuatro en la ciudad de Buenos Aires (Mataderos, Palermo, Liniers y Caballito) y otros cinco en la provincia (Vicente López, Florida, Martínez, San Isidro y La Plata).
Ernesto Rodríguez e Hijos fue una de las empresas distinguidas en la edición 2019 del Premio AlimentAR, organizado por Banco Galicia y Exponenciar.
Producción por tres
La empresa cuenta hoy con 220 empleados directos, de los cuales 170 trabajan en la planta industrial de Bavio. Mensualmente se producen unas 3.500 toneladas de lácteos, número que se incrementará en la medida en que la nueva planta entre en producción.
Si bien el mercado interno absorbe casi la totalidad de la producción (98%) la empresa apunta a la exportación: de año a año, las ventas al exterior subieron 60%. Entre los principales destinos están Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile, Paraguay, Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Panamá, así como otros exóticos, entre los que aparecen Gabón, Siria y el Líbano. El 65% de las ventas que se realizan dentro de la Argentina, a su vez, tiene como destino productores del segmento de alfajores.
A diferencia de otras marcas, Vacalín no hizo publicidad: su popularidad fue creciendo con el boca a boca, a medida que se corría la voz de que eran los dueños del dulce de leche de prácticamente todos los alfajores. Pero ahora la estrategia apunta claramente fronteras afuera: Estados Unidos y Brasil son los próximos destinos.