La Rioja cuenta en la actualidad con ocho granjas lecheras. La segunda más grande del territorio es la de los hermanos Martínez Falcón en Calahorra.

Casi 400 cabezas de ganado que permiten vivir a diez familias, de forma directa, con los casi 400.000 litros de leche al mes que salen desde aquí hasta la industria lechera para estar en pocas horas en los lineales de los supermercados. Los hermanos Martínez son la tercera generación que se dedica en su familia a la producción de leche. Un mundo desconocido que también está en el punto de mira desde las declaraciones del ministro Alberto Garzón en el diario británico The Guardian.

Diego, el pequeño de los tres hermanos, desentraña los misterios del mundo de la ganadería lechera mientras uno de sus hermanos se encuentra inseminando a las vacas a lo largo de la mañana. El otro está atento a las obras que se están llevando a cabo estos días en la granja. «Ahora todas las instalaciones hemos recurrido a la inseminación por varios motivos. Principalmente, porque es más seguro para los animales y para las personas que trabajamos aquí. Tener un toro en la granja conlleva riesgos innecesarios si lo puedes hacer de esta manera», explica. Las cosas han cambiado mucho desde que hace años sus padres llevaban el negocio familiar. «El semen es ya sexado lo que hace que tengamos asegurado el nacimiento de vacas que son las que realmente tienen valor en el negocio».

Su jornada comienza a las 5,45 de la mañana. A primera hora se hace el primer ordeño. Luego le seguirán dos más: uno por la tarde y otro por la noche. Más de doce horas de gasto de luz que han supuesto un incremento importante en los gastos de la instalación. «Si comparamos una factura de diciembre de 2020 y una de diciembre de 2021, hemos multiplicado casi por tres el gasto. Hemos pasado de gastar 1.900 euros al mes en luz a 4.200 euros, que fue la última factura que recibimos», asegura. Este aumento de luz ha propiciado que en estos momentos se encuentren en obras en la granja. «La idea es apostar por las placas solares y por un depósito que enfría mucho antes la leche para reducir las horas de electricidad. Es la única forma de minimizar gastos porque en otras facetas del negocio es imposible», detalla.

Y es que no sólo ese es el único aumento en los gastos de los últimos meses. La comida de los animales también se lleva buena parte de la factura. «Los piensos han subido mucho, pero aquí eso es fundamental. Ahí ni se puede ni se debe recortar. Las vacas son unos animales muy agradecidos y si les das la mejor comida ellas te devuelven la mejor leche». Un nutricionista se encarga de elaborar las mezclas perfectamente compensadas para que sus animales estén lo más sanos posibles. «El ganadero intenta por todos los medios que el animal esté en las mejores condiciones. Por eso resulta chocante escuchar determinadas declaraciones», apunta. Hasta les toman muestras de pliegues, como a los futbolistas de élite, para saber cómo se encuentran los animales.

Se está hablando mucho de macro granjas estos días. «¿Pero qué es una macrogranja?», se pregunta. «Yo veo imágenes en la televisión de granjas que no son españolas. En nuestro país está todo legislado y está marcado el número máximo de animales que podemos tener», explica. Además, asegura que «que sea una granja de grandes dimensiones no supone que no tenga su regulación, sus auditorías y sus controles diarios veterinarios… aquí cada día se toman muestras de la leche, cada semana se hacen análisis de sangre a las vacas por el tema de la lengua azul… el control es máximo para que, en este caso la leche, y en otros la carne, sean de máxima calidad», asegura.

«Que un animal esté bien no depende sólo del número de animales que haya en una granja», confirma. Y es que en la granja de los hermanos Martínez, desde hace varios meses, sus vacas llevan un collar con un dispositivo GPS que les facilita el trabajo. «Se trata de una aplicación que nos detalla cuantas horas está la vaca comiendo, cuantas horas está rumiando (que es cuando está produciendo leche) y cuantas está durmiendo», cuenta. Una mejora que han notado en varios aspectos. «En una granja con tantos animales es difícil tener a todas controladas. De esta manera, si una vaca come un día menos de lo que estaba comiendo durante la última semana, lo sabemos al instante y podemos mirar si tiene una mastitis o cualquier otro problema. De otra forma nos costaría darnos cuenta cuatro o cinco días más. Así podemos empezar con el tratamiento médico mucho antes y que el animal esté en mejores condiciones», detalla.

Además, la aplicación les pone de manifiesto el mejor momento para inseminar a los animales. «La cuestión es mejorar el estado de los animales y mejorar las producciones». Y es que la tecnología y la ciencia han venido para quedarse en un mundo tan rural como éste donde se pasa mucho frío en invierno y demasiado calor en verano. «Hay granjas que ya están haciendo estudios genéticos de los terneros para saber si son mejores para la producción de leche o para la venta de carne. Las cosas han cambiado mucho en los últimos años». Son muchas las ventajas tecnológicas que tienen, pero también es más necesario que nunca tener un número importante de animales para que sea rentable la explotación. «Mis padres con treinta animales eran capaces de sacar adelante el negocio. Ahora mismo eso es imposible», asegura.

El precio de la leche es un factor importante. «Esta prácticamente más barata que el agua». Y lo avala con datos: «Según el estudio de costes de la leche del Observatorio de la Cadena, producir un litro de leche cuesta 70 céntimos. Hay botellas de leche que están por debajo de ese precio en el lineal. No es sólo un problema nuestro sino también de la industria lechera, que en estos momentos también anda fastidiada», explica.

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