El valor de las hembras se dispara por la demanda china. Qué estrategia están siguiendo los criadores y los tambos ante este contexto. En un mes, las vacas subieron 12% en liniers. Los novillitos, solo 1,8%.

La aspiradora de proteínas china no se detiene: según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el gigante asiático se mantiene como el cliente esencial de las exportaciones bovinas.
Entre enero y septiembre compró 321 mil toneladas peso producto; es decir, 72 por ciento del total embarcado por los frigoríficos nacionales.
Es el principal factor que explica el sostenido aumento que muestra el precio de la vaca, una categoría que en Argentina no se consume, pero que en China es muy demandada.
Algunos datos del Mercado de Liniers lo muestran con claridad: las vaquillonas de hasta 430 kilos marcaron el miércoles un valor medio de 103 pesos por kilo, con un máximo de hasta 113 pesos. Este último precio no estuvo lejos del techo de la categoría tradicionalmente más cara, los novillitos, que alcanzaron 118 pesos.
Las hembras siguen perdiendo presencia ya que en lo que va de octubre, la cotización de las vacas buenas promedió 92 pesos; las conserva, 81 pesos. Es un 12 por ciento más respecto al promedio de septiembre, muy por encima del cinco por ciento que aumentó el valor medio del novillo, y del dos por ciento de los novillitos.
Esta situación pone en un dilema a los sectores ganaderos que necesitan hembras para su producción, como los criadores de hacienda para carne y los tamberos: ¿retener o vender ante la oportunidad de obtener mayores ingresos que permiten compensar el bache provocado por la suba del maíz?
Los datos de existencias bovinas al 31 de diciembre del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación muestran que la cantidad de vacas y vaquillonas en Córdoba lleva dos años de curva descendente, tras seis de recuperación.
A fines de 2011 se llegó a un piso de sólo 2,4 millones de hembras, que se revirtió hasta alcanzar 2,66 millones en 2017. En los dos años subsiguientes la evolución fue negativa: el año pasado cerró con 2,56 millones, muy lejos de las 3,17 millones que llegó a haber en 2008.
Esto enciende una luz de alerta: si continúan desapareciendo vientres, podría verse afectado el stock ganadero y la producción de carne y leche a futuro.
Descartes controlados
Para Alejandro Brandán, criador con 2 mil madres en Villa de María de Río Seco y miembro de la comisión ganadera de la Sociedad Rural de Jesús María (SRJM), es un fenómeno que viene acentuándose desde que China comenzó a incrementar su participación en las exportaciones.
“Lo que hacemos es deshacernos de las vacas más flojas de calidad o que no se preñan; las perdonamos menos. Pero a la par, no debería haber un gran riesgo, porque han mejorado los índices de destete, gracias a que tenemos menos vacas improductivas”, afirma Brandán.
De todos modos, reconoce en que puede haber muchos productores tentados a desprenderse de más hembras que lo usual. “El problema es que hoy darles de comer se ha vuelto imposible, está carísimo. Lo atractivo es que China demanda todo tipo de vacas, incluso las conserva o manufactura que tienen precios nunca vistos”, remarca Brandán.
No obstante, el productor no cree que esto derive en un proceso de descapitalización. Primero, porque para los criadores significaría desprenderse del corazón del negocio. Segundo, porque no hay alternativas de inversión interesantes para los pesos obtenidos por esas ventas.
Una opinión similar tiene Fabián Otero, propietario de una cabaña en Las Peñas Sud y de un establecimiento de ciclo completo, con 900 madres, en Justo Daract (San Luis).
“Yo como criador no me desprendo de la vaca útil ni por casualidad. Del sistema uno saca la vaca que no parió o no se preñó, y lo que ocurre en circunstancias como la actual es que no se perdona nada: la que quedó vacía al tacto, se descarta, no tiene otra oportunidad”, menciona Otero.
Desde su punto de vista, en esta temporada también influye la sequía: aquellos campos que prevén una oferta de pasturas muy baja es posible que hagan una selección más fina de las vaquillonas de reposición, para disminuir la carga y evitar bajos índices de preñez por mala condición corporal.
“Pero como sea, no voy a vender mi fábrica de terneros. El toro es sólo un operario: si me deshago de un pedazo de la fábrica, después es muy difícil de recuperar”, insiste.
Crisis tambera
Un panorama distinto se observa en el sector tambero, donde sí hay un proceso de descapitalización. En Las Varillas, Oracio Saluzzo, presidente de la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (Caprolec), tenía hace 15 días 350 vacas en ordeñe. Hoy, quedó con 300.
“Descarté dos jaulas en un par de días. Con la suba de la soja y el maíz, no hay números que te den para alimentarlas”, grafica.
Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), los tambos percibieron en septiembre un promedio de 19,07 pesos por litro en tranquera, cuando solo para cubrir los costos necesitan 19,41. En este marco, el incremento de la vaca les ofrece una oportunidad de no salirse todavía del negocio.
“El problema es que lo que estamos viendo es una sangría de hembras. Y cada una que se va, es una cría menos para el año que viene, y eso va terminar impactando en la oferta de leche. En condiciones normales, uno vendía 10 y reponía otras 10: hoy no se puede”, completa Saluzzo.

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