El SIGLEA, que se conforma con las declaraciones de los precios pagados por las principales industrias lácteas (unas 375 en total) a los tamberos, había cerrado el mes de mayo ya muy cerca de ese techo, en 96,58 pesos por litro en promedio. Ahora se acaba de informa ese indicador para los pagos de junio y el valor llega a 102,20 pesos por litro.
Se trata de una barrera psicológica importante, y nada más que eso. De hecho, ese valor en pesos en su equivalencia en dólares oficiales representa 41 centavos por litro. Pero como nadie cree que ese indicador sea el modo correcto de medir, si se divide por los 497 pesos a que cotizaba hoy el llamado “dólar libre”, el litro de leche finalmente se paga cerca de 25 centavos de dólar.
En este escenario queda claro que los tamberos argentinos siguen cobrando por su leche uno de los precios más bajos del mundo. Y uno de los más bajos de la historia, ya que usualmente ese valor se ubicaba en torno a los 30 centavos de dólar.
Como sea, el SIGLEA de julio mostró una variación contra los valores de mayo de 5,8%, un par de puntos por debajo de la inflación general de la economía. Respecto del año pasado, comparando junio contra junio, el alza de la leche ha sido de 113,8%, en línea con el IPC que mide el INDEC. En mayo de 2022 se pagaba 62 pesos. El salto fue importante y envidiado por otros rubros del sector agropecuario que arrastran retrasos mayores como es el caso de la carne y de la hacienda.
A pesar de registrar incrementos significativos productores y también informes privados dan cuenta de que no alcanza. En el ciclo 2022/23 se invirtió en pasturas y maíces que no florecieron, esa plata se hundió sin rédito alguno y en consecuencia hubo que salir a buscar forraje donde fuera posible para sostener a los animales lo que generó un sobre costos importante a causa de la seca.
Pero además informes del Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA) indican que el ingreso apenas cubre el costo operativo pero no alcanza para la retribución necesaria a la inversión que cualquier empresario quiere obtener y que da razón a los desembolsos correspondientes.
En mayo el costo según datos publicados por el OCLA en algunas regiones era de 100 pesos, productores indicaron que en junio fue de al menos 110 pesos y ese valor se incrementará en julio, mes al que deberán hacer frente a sus obligaciones con los 103 pesos que están percibiendo.
Esa es una de las claves del problema lechera que se potencia en una economía con altísima inflación, el desfasaje entre ingresos viejos que deben hacer frente a costos nuevos. Esto a su vez deja en claro que el sector no tiene y necesita de un mercado clarificador del comercio que desde algunas entidades promueven pero que está bien lejos de hacerse realidad.
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