Proteínas, probióticos y calcio hacen del yogur griego un aliado para flora, corazón, huesos e inmunidad.
El yogur griego se elabora colando el suero, resultando en una textura más espesa y un mayor contenido de proteína que el yogur común, junto a probióticos, vitaminas B12 y ácido fólico, y minerales como calcio y potasio.
Gracias a sus cultivos vivos, ayuda a equilibrar la microbiota intestinal, fortaleciendo la barrera digestiva y reforzando el sistema inmunitario, lo que lo convierte en un alimento funcional clave .
El alto aporte de calcio, fósforo y proteína sostiene la salud ósea y dental, colaborando en la prevención de la osteoporosis, mientras que, en deportistas, ayuda a la recuperación muscular y mejora la composición corporal.
Su perfil nutricional —con menos carbohidratos, más proteínas y grasas saludables— promueve saciedad, colabora en el control del peso al reducir la ingesta calórica y favorece un metabolismo más activo .
Estudios muestran que su consumo regular se asocia con menor riesgo cardiovascular, mejor regulación de la presión arterial, menor riesgo de diabetes tipo 2 y beneficios para la salud mental gracias al eje intestino‑cerebro.
Fuente: El Tiempo – “Los siete beneficios del yogur griego frente al normal” eltiempo.com+1medicalnewstoday.com+