Tanto el yogur como el kéfir son alimentos recomendados por médicos y nutricionistas para la salud intestinal y el bienestar general del organismo.
Su consumo se asocia en diversos estudios a una amplia gama de beneficios nutracéuticos, entre los que destacan efectos antioxidantes, antimicrobianos, antidiabéticos, antihipertensivos, anticolesterolémicos y, sobre todo, en las investigaciones más recientes, efectos antiinflamatorios. La inflamación crónica de bajo grado es una condición que aumenta los riesgos para la salud.
De hecho, aumenta la probabilidad de contraer enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares y metabólicas, que se encuentran entre las más comunes hoy en día debido a estilos de vida poco saludables y desequilibrados y que constituyen la primera causa de mortalidad. Pero, ¿es mejor el yogur o el kéfir para reducir la inflamación?
Propiedades antiinflamatorias
Tanto el yogur como el kéfir son productos lácteos fermentados. De hecho, se obtienen de la fermentación de diferentes tipos de leche como la de cabra, búfala, oveja o vaca por microorganismos entre los que se encuentran las bacterias lácticas. “Ambos son ricos en probióticos y sustancias bioactivas que aportan bienestar intestinal”, explica el profesor Nicola Sorrentino, autor del libro ‘Mi dieta mediterránea’.
“Hoy en día, gracias a los avances de la ciencia, sabemos que un intestino sano está menos sujeto a la inflamación y al estrés oxidativo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son microorganismos vivos que, aplicados en cantidades suficientes, confieren un beneficio a la salud del huésped.
Tanto el yogur como el kéfir contienen sustancias naturales producidas durante la fermentación que ayudan a calmar la inflamación y aumentar el sistema inmunológico. La diferencia entre el yogur y el kéfir es el tipo y la cantidad de probióticos, o fermentos vivos, que contienen.
El kéfir, además de algunas levaduras beneficiosas, contiene una mayor variedad de probióticos que el yogur, ostentando una acción antiinflamatoria más amplia. Algunos estudios, sin embargo, dicen que el kéfir podría ser más efectivo porque tiene mayor número y variedad de fermentos. En el yogur encontramos principalmente dos tipos de bacterias: Lactobacillus y Streptococcus thermophilus.
Pero en el kéfir hay muchos más, incluidas levaduras buenas. Estos microorganismos reducen la inflamación, mejoran el sistema inmunitario y fortalecen la barrera intestinal. Estudios científicos han demostrado que el consumo de kéfir puede modificar positivamente la flora intestinal, aumentar los mediadores antiinflamatorios y, al mismo tiempo, reducir la actividad de las citocinas proinflamatorias (moléculas que promueven la inflamación), ofreciendo además protección sistémica.
El yogur, sin embargo, sigue siendo un excelente aliado, especialmente si se elige el natural sin azúcares añadidos. Ambos alimentos, en una dieta equilibrada, son muy útiles para reducir la inflamación leve, como la relacionada con el estrés, las dietas desequilibradas o los trastornos metabólicos”, asegura.
La elección entre yogur griego o kéfir depende sobre todo del gusto personal, explica el profesor Nicola Sorrentino. El primero tiene una consistencia más cremosa, el segundo es más líquido y tiene un sabor más ácido. Desde el punto de vista nutricional, el yogur griego aporta más proteínas, mientras que el kéfir es más rico en fermentos lácticos. Lo ideal sería alternarlos en la mesa para garantizar una biodiversidad microbiana más amplia y variada.