El yogur se consolida como uno de los lácteos con mayor proyección de crecimiento en el mercado global. El auge de las dietas ricas en proteínas, sumado al interés por alimentos funcionales, impulsa la demanda de versiones lácteas con alto contenido proteico.
Lejos de ser una moda pasajera, el yogur proteico responde a necesidades concretas del consumidor: saciedad, mantenimiento de la masa muscular y beneficios digestivos. Además, conserva atributos clave del lácteo tradicional, como el aporte de calcio y cultivos probióticos que favorecen la salud intestinal.
Dentro de esta tendencia destacan dos formatos que impulsan el consumo: el yogur bebible y el yogur griego. El primero gana espacio por su practicidad: es un lácteo “para llevar”, ideal para quienes buscan un aporte proteico rápido, saciante y fácil de digerir, sin resignar calidad nutricional. El segundo, en tanto, se posiciona como la estrella de la categoría: con hasta el doble de proteínas que un yogur tradicional, menor contenido de lactosa y una textura cremosa, el yogur griego es valorado tanto por su perfil funcional como por su versatilidad en la mesa. Ambos formatos refuerzan el lugar del yogur como un alimento estratégico en la dieta saludable moderna.
Las categorías de mayor dinamismo son las que logran combinar practicidad con densidad nutricional. Marcas de referencia global destacan que los yogures lácteos con más proteína tienen un crecimiento superior al promedio de la categoría, lo que confirma su lugar como producto estratégico en el portafolio de la industria.
Para el sector lácteo, se trata de una oportunidad para reforzar el valor diferencial de la proteína animal frente a sustitutos vegetales, comunicando con claridad la calidad, biodisponibilidad y beneficios únicos de la proteína de la leche.
Fuente: IFT – Food Technology Magazine