Los yogures enriquecidos con proteínas están ganando presencia en los estantes de supermercados como una alternativa para quienes buscan reforzar su ingesta proteica diaria. Según el nutricionista Mario Ortiz, aunque son productos procesados, no deben ser descartados de plano.
Ortiz explica que este tipo de yogures aportan una cantidad considerable de proteína mientras mantienen niveles bajos de grasas y azúcares, por lo que “comparados con la mayoría de los postres cargados de azúcar, ganan de calle”.
En cuanto a los edulcorantes presentes en estos productos —como sucralosa o acesulfamo K—, el experto aclara que las cantidades contenidas están muy lejos de los límites que generarían efectos negativos, y que habría que consumir niveles muy elevados para que representen un riesgo.
Sin embargo, Mario Ortiz advierte que la clave está en el contexto general de la alimentación: “no es que los yogures de proteínas sean un súperalimento, pero tampoco una basura. Es un buen procesado, práctico y seguro que puede formar parte de tu alimentación, aunque siempre será mejor un yogur natural”.
La conclusión para los consumidores es clara: si bien un yogur de proteínas puede tener cabida en dietas de quienes entrenan, personas mayores o quienes buscan una mayor saciedad, no sustituye la importancia de un patrón alimentario equilibrado. En definitiva, la elección de este tipo de productos debe evaluarse dentro de un contexto más amplio de hábitos alimenticios.
Fuente: El Debate






