Nacido en el Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA, CONICET), este alimento probiótico tiene características benéficas para la salud. Con su implementación, se busca atender las deficiencias nutricionales presentes en diversos sectores de la población, particularmente el infantil.

En diciembre del año pasado, el Gobierno Nacional lanzó a través del Ministerio de Desarrollo Social, el Plan Argentina Contra el Hambre, cuya iniciativa pone el acento en todas aquellas acciones que constituyan soluciones inmediatas a problemáticas estructurales que impactan en el estado sanitario de la población, tales como la deficiencia alimenticia, la pobreza o la desocupación.
En ese entonces trascendió que, para acometerlo, el ejecutivo solicitó el compromiso de instituciones nacionales de ciencia y técnica como el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); del sector económico-productivo, sindical y otras organizaciones, con el propósito de conformar una red solidaria que lleve adelante esta política pública.
El plan se oficializó a mediados de enero mediante la resolución 8/2020 publicada en el Boletín Oficial. En los detalles del dictamen, se menciona que rige la Emergencia Alimentaria Nacional, por lo que el Estado debe “garantizar, en forma permanente y de manera prioritaria, el derecho a la alimentación y a la seguridad alimentaria y nutricional de la población”.
Por este motivo la Presidenta del CONICET, doctora Ana Franchi, luego del anuncio oficial, se reunió en repetidas oportunidades con el Consejo Federal de Políticas Sociales (CNCPS), representado en la figura de su directora, la CPN Victoria Tolosa Paz, para acordar proyectos de interés que conduzcan a mejorar, entre otros flagelos, el de la desnutrición infantil.
El pasado martes 4 de enero, Franchi y Tolosa Paz viajaron a la provincia de Tucumán para conocer más de cerca uno de los desarrollos emblemáticos del Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA, CONICET), denominado YOGURITO Escolar, un alimento probiótico con propiedades funcionales y benéficas que contribuye a mejorar la salud de niños en condiciones de vulnerabilidad.
Este yogur –cuya funcionalidad benéfica se debe a la incorporación de la cepa probiótica Lactobacillus rhamnosus CRL1505 (PB1505)- forma parte de una exitosa experiencia implementada desde el año 2008 por el CONICET y el Ministerio de Desarrollo Social de Tucumán a través de la Dirección de Políticas Alimentarias, gracias a un convenio firmado entre el Consejo y el Gobierno de la mencionada provincia. Vigente desde hace 11 años, YOGURITO es un ejemplo de la tecnología como instrumento de transformación social, y constituye un paradigma nacional de interacción entre el Estado y los ámbitos productivo y de CyT, para mejorar la calidad de vida de sectores de la sociedad con necesidades básicas insatisfechas.
La investigadora del CERELA, doctora María Pía Taranto, resalta sus beneficios. “Mediante estudios clínicos se demostró que el consumo de este yogur mejora el estado general del organismo al aumentar las defensas naturales por estimulación del sistema inmunológico. Al consumirlo, el niño está en mejores condiciones para enfrentar infecciones intestinales y respiratorias”. Asimismo, la representante técnica por CONICET del proyecto, subraya que además de este lácteo, la iniciativa cuenta con otros dos alimentos funcionales con características similares: “Un queso probiótico, y un suplemento nutricional con el PB1505 deshidratado, al que denominaron BIOSEC, de fácil transporte y uso, que se consume agregado a bebidas o postres.
La cartera de “Productos sociales probióticos” que CERELA desarrolló hace ya una década, beneficia por año en la provincia de Tucumán aproximadamente a unos 280.000 escolares, y 80.000 en otros provincias como Santiago del Estero, Entre Ríos y Misiones; y municipios como los de Lujan y Mercedes, en Buenos Aires.
Finalmente, Taranto subraya que desde su nacimiento, el proyecto YOGURITO contribuyó también al fortalecimiento de la cuenca lechera, la innovación en pymes del interior al introducir alimentos funcionales, y la generación de conocimiento tecnológico en el ámbito de ciencia y técnica.
Por su parte, la presidenta Franchi -especialista en salud- informó que el CONICET se encuentra en la elaboración de un relevamiento nacional de proyectos dedicados al tema alimentación. Con respecto a la iniciativa tucumana, comprometió su esfuerzo a posibilitar su expansión en todo el territorio nacional.
Entre otras medidas, Argentina contra el Hambre prevé la aplicación de instrumentos como la tarjeta AlimentAR para el acceso a productos de la canasta básica, pero además la regulación de sus precios y la creación del Programa Precios Cuidados por ley; impulsa al fortalecimiento de la economía popular, el cooperativismo y la agricultura familiar; y genera nuevos ámbitos de acción como el Consejo Federal Argentina contra el Hambre, el Observatorio Nacional Argentina contra el Hambre, y la consolidación de Redes de la Sociedad Civil, tanto nacionales, como provinciales y municipales.

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