El índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en noviembre de 2021 en un promedio de 134,4 puntos, es decir, 1,6 puntos (un 1,2 %) más que en octubre y 28,8 puntos (un 27,3 %) más que en noviembre de 2020.

El último aumento representó la cuarta subida mensual consecutiva del valor del índice, que alcanzó su nivel más elevado desde junio de 2011. De todos los subíndices, el de los cereales y el de los productos lácteos fueron los que más subieron en noviembre, seguidos por el del azúcar, mientras que el de la carne y el de los aceites vegetales disminuyeron, aunque ligeramente, respecto del mes anterior.

» El índice de precios de los cereales de la FAO registró en noviembre un promedio de 141,5 puntos, esto es, 4,3 puntos (un 3,1 %) más que en octubre y 26,6 puntos (un 23,2 %) por encima del nivel de hace un año. La fuerte demanda combinada con la escasez de la oferta, especialmente de trigo de mayor calidad en los principales países exportadores, siguió empujando al alza por quinto mes consecutivo los precios del trigo, que alcanzaron su nivel más elevado desde mayo de 2011. La calidad posiblemente menor de las cosechas en curso en Australia, tras unas precipitaciones intempestivas, y la incertidumbre respecto de posibles cambios en las medidas de exportación de la Federación de Rusia también favorecieron la subida. En cuanto a los cereales secundarios, los precios internacionales de la cebada siguieron subiendo a causa de la escasez de la oferta y los efectos derivados de los mercados de trigo. Los precios de exportación del maíz subieron ligeramente en noviembre, sostenidos por el ritmo dinámico de las ventas de la Argentina, el Brasil y Ucrania, mientras que la presión estacional en la oferta limitó los precios de exportación en los Estados Unidos de América. Por el contrario, los precios internacionales del arroz se mantuvieron bastante estables en noviembre, contenidos por el avance de la cosecha en varios países proveedores asiáticos y una dispersa demanda de importaciones.

» El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO se situó en noviembre en un promedio de 184,6 puntos, lo que supone un ligero descenso (de 0,3 puntos o del 0,2 %) respecto del récord registrado el mes anterior. El ligero descenso reflejó valores algo inferiores en el caso de los aceites de soja y colza, mientras que las cotizaciones del aceite de palma permanecieron prácticamente invariadas. Los precios internacionales del aceite de palma se mantuvieron firmes en noviembre, sometidos a una presión a la baja ligada a la creciente preocupación por los efectos de un resurgimiento de los casos de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), la cual se vio compensada en gran medida por el apoyo derivado de la expectativa de desaceleración de la producción en los principales países productores. En cuanto a los aceites de soja y colza, los precios mundiales mostraron un moderado retroceso, viéndose en general amortiguados por el racionamiento de la demanda. Mientras tanto, el descenso de los valores del crudo también influyó en los precios de los aceites vegetales.

» El índice de precios de los productos lácteos de la FAO registró en noviembre un promedio de 125,5 puntos, esto es, 4,1 puntos (un 3,4 %) más que en octubre y 20,2 puntos (un 19,1 %) por encima del nivel registrado en el mismo mes el año pasado. En noviembre, las cotizaciones internacionales de la mantequilla y las leches en polvo subieron de forma acusada por tercer mes consecutivo, impulsadas por las escasas disponibilidades exportables a escala mundial y el agotamiento de las reservas, debido a la disminución de las entregas de varios de los grandes países productores de leche de Europa occidental, lo cual coincidió con una producción inferior a lo previsto en Oceanía. La fuerte demanda mundial de importaciones se mantuvo como resultado de los esfuerzos de los compradores por obtener suministros al contado en previsión de una contracción de los mercados, lo que añadió una presión alcista adicional sobre los precios, pese a la incertidumbre en los mercados respecto de la demanda a corto plazo provocada por las crecientes restricciones sociales relacionadas con la COVID-19. Las cotizaciones del queso subieron ligeramente, como consecuencia del aumento de la demanda y de las demoras en los envíos que dificultaron las ventas de los proveedores mundiales.

» El índice de precios de la carne de la FAO* se situó en noviembre en un promedio de 109,8 puntos, lo que representa un descenso de 1,0 puntos (un 0,9 %) desde octubre y una cifra que, pese a haber disminuido por cuarto mes consecutivo, aún se encuentra 16,5 puntos (un 17,6 %) por encima del valor registrado en el mismo mes de hace un año. En noviembre, las cotizaciones internacionales de la carne de cerdo disminuyeron por quinto mes consecutivo, a raíz de una reducción de las compras por parte de China, especialmente a la Unión Europea. Las cotizaciones de la carne de ovino también disminuyeron bruscamente por el aumento de los suministros exportables, principalmente en Australia. Mientras tanto, los precios internacionales de la carne de bovino permanecieron estables, ya que el descenso de las cotizaciones de la carne del Brasil se vio compensado por el aumento de los valores de exportación en Australia, el cual obedeció al bajo nivel de ventas del ganado destinado a sacrificio ante la gran demanda de reconstitución de la cabaña ganadera. Los precios de la carne de aves de corral también se mantuvieron fundamentalmente estables, ya que la oferta mundial parecía suficiente para satisfacer la demanda pese a las limitaciones a las que se enfrentaba, en particular la escasez de contenedores para el transporte y la gripe aviar en Asia y Europa.

» El índice de precios del azúcar de la FAO registró un promedio de 120,7 puntos en noviembre, o sea, 1,6 puntos (un 1,4 %) más que en octubre, con lo que revirtió la mayor parte del descenso del mes anterior y alcanzó un nivel casi un 40 % superior al registrado en el mismo mes del año pasado. El repunte de las cotizaciones internacionales del azúcar en noviembre obedeció principalmente al aumento de los precios del etanol, que fomentó un mayor uso de caña de azúcar para producir etanol en el Brasil, el mayor exportador de azúcar del mundo. Los precios mundiales del azúcar también se vieron favorecidos por una mayor demanda de importaciones a nivel mundial, impulsada por una disminución de los costos de transporte. En general, sin embargo, la presión al alza sobre los precios mundiales del azúcar se vio limitada por los grandes envíos procedentes de la India y las alentadoras perspectivas para las exportaciones de azúcar de Tailandia.

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