Una investigación del laboratorio Genera ha demostrado que más de la mitad de los brasileños (51%) tienen una tendencia genética a la intolerancia a la lactosa. Esta afección se produce cuando el organismo no produce o produce una cantidad insuficiente de la enzima lactasa, que se utiliza para descomponer la lactosa (un azúcar que se encuentra en la leche y sus derivados).
Síntomas como dolor abdominal, flatulencia, hinchazón, náuseas, diarrea, estreñimiento e incluso dolores de cabeza y alteraciones cutáneas pueden aparecer a las pocas horas de consumir una comida que contenga este compuesto químico.
Para prevenir la aparición de estas molestias, los profesionales de la salud recomiendan evitar los alimentos con altos niveles de lactosa, como la crema agria, la leche condensada, la leche en polvo, el yogur, el dulce de leche, el requesón y el queso, así como las preparaciones elaboradas con estos ingredientes, como pasteles, crepes, budines, helados y brigadeiros, entre otros.
Otra forma de evitar sufrir los síntomas de esta afección es tomar pastillas que contengan la enzima lactasa u optar por productos a la venta etiquetados como “sin lactosa”.
Sin embargo, la buena noticia para los amantes del queso es que, aunque este alimento tiene la leche como elemento principal en su composición, no todos los quesos están contraindicados en una dieta baja en lactosa. Según Steve Carper, especialista en intolerancia a la lactosa y autor del libro La leche no es para todos los cuerpos, hay opciones en las que se puede saborear el manjar con moderación.
Según él, hay nueve quesos que contienen menos de 5 gramos de azúcar por ración, con alrededor de un 2 o 3 por ciento de lactosa. Para que te hagas una idea, la leche entera contiene alrededor de un 4,8 por ciento de lactosa, lo que la convierte en uno de los peores enemigos de los estómagos sensibles.
PexelsTabla de quesos y frutas en la mesa – Metrópoles
Descubre 9 quesos que pueden comer las personas con intolerancia a la lactosa
En primer lugar, conviene saber que cuanto más fresco es el queso, más lactosa contiene. Por lo tanto, hay que evitar la ricotta y el requesón. Los quesos más duros y curados, como el parmesano, tienen un menor contenido de azúcar, lo que significa que son “más fáciles” para el estómago.
Aquí tienes nueve quesos que puedes comer aunque tengas intolerancia a la lactosa:
1- Munster
Elaborado con leche de vaca, el queso Munster contiene entre un 0 y un 1,1% de lactosa. De sabor delicado -a pesar de su fuerte olor-, se madura mediante el proceso conocido como croûte lavée (corteza lavada).
2 – Camembert
El contenido en lactosa de este popular queso francés oscila entre el 0 y el 1,8%. Este manjar es recordado por su textura suave y cremosa, así como por su sabor suave, mantecoso y cremoso, muy aromático y afrutado.
3 – Brie
A pesar de su similitud con el Camembert, el brie tiene un contenido en lactosa ligeramente superior: del 0 al 2 por ciento. Elaborado con leche de vaca, tiene un sabor suave y cremoso, perfecto para servir en diferentes ocasiones.
4 – Cheddar
Compuesto de 0 a 2,1% de lactosa, el queso Cheddar inglés está bien madurado y tiene un aspecto desmenuzable, así como un color amarillo pálido que puede variar en función del tiempo de maduración, la raza del animal de origen e incluso la región donde se produce.
5 – Provolone
Originario de Italia, el provolone es compacto y duro, de color amarillento y aroma agradable. Su contenido en lactosa oscila entre el 0 y el 2,1%.
6 – Gouda
Elaborado con leche de vaca, el queso Gouda amarillo tiene entre un 0 y un 2,2% de lactosa. Tiene un sabor suave y ligeramente dulce y puede combinarse con frutos secos y vino tinto.
7 – Azul
Las vetas azuladas presentes en el queso azul confieren a este alimento su color característico. Este efecto visual se debe a la acción del hongo. Su contenido en lactosa oscila entre el 0 y el 2,5%.
8 – Parmesano
De origen italiano, el parmesano tiene entre un 0 y un 3,2% de lactosa. Es uno de los más consumidos en el mundo, sobre todo rallado.
9 – Suizo
También conocido como Emmental, el queso suizo suele recordarse por la presencia de agujeros en su estructura. Este aspecto está causado por la bacteria Propionibacterium freudenrichii, que produce un gas llamado dióxido de carbono, responsable de la creación de las aberturas. Con un contenido de lactosa del 0 al 3,4%, el queso suizo es de color amarillo y dureza media.
