Primero fue Carrefour, que el viernes pasado informó que no aumentará los precios en sus góndolas durante 15 días. Es decir, mantendrá el mismo valor al que alimentos y bebidas se vendían dos días antes de las elecciones presidenciales y hasta el próximo 10 de noviembre, por lo menos.

Desde la cadena explicaron que ante la preocupación y consulta de sus clientes decidieron “realizar una acción para seguir acompañándolos y llevar tranquilidad a las familia argentinas”.

Por eso, el grupo no va a incrementar el precio de todos los alimentos y bebidas en todas sus sucursales del país, además de negociar con sus proveedores el valor de cada producto.

Ahora se sumó Walmart, pero con una propuesta más agresiva ya que desde la cadena de origen norteamericano explican que el congelamiento no tiene plazos y que se extiende a todos los artículos que ofrece en sus sucursales.

Es decir que, además de alimentos y bebidas, lo amplía para artículos de perfumería y bazar y a electrodomésticos.

La decisión adoptada por ambos grupos llega en momentos en los cuales el Gobierno debería extender o eliminar la canasta de Precios Esenciales, que surgió a mediados de abril pasado para mantener sin cambios los precios de 64 productos como forma de combatir la inflación.

Estos artículos forman parte de la canasta básica y el objetivo oficial es el de extender el congelamiento por lo menos hasta el 10 de diciembre. Por lo menos eso le manifestó el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica, a iProfesional durante el pasado Coloquio de IDEA del cual el funcionario participó.

En ese contexto, Sica se mostró a favor de continuar con Precios Esenciales un tiempo más, pero desde las empresas productoras que participan del programa rechazaron la posibilidad y sostuvieron que no pueden seguir sosteniendo los mismos valores con el elevado nivel de inflación actual.

De esta forma, los grandes hipermercados parecen estar dispuestos a continuar con un programa del mismo estilo pero piden que las grandes compañías productoras se sienten a negociar un acuerdo que las incluya.

“Una causa de todos no reconoce competencia” dice el slogan que eligió Walmart para informar que, como Carrefour, va a mantener también sin cambios los precios en sus góndolas e invitar a toda la cadena productiva “a asumir el mismo desafío”.

De hecho, tanto ejecutivos de este grupo norteamericano como de su competidor francés iniciaron en esta jornada negociaciones con las empresas referentes del sector alimenticio y de bebidas para sumarlas al congelamiento.

En los hipermercados califican como “clave” la necesidad de sumar a los proveedores para poder extender el congelamiento en el tiempo. Advierten que si esto no ocurre, el plazo de la propuesta está atado a la capacidad del sector supermercadista de absorber los posibles aumentos que se anuncien a partir de ahora con el marco de la elevada inflación como fondo.

Por su parte, del lado de los principales grupos productores hasta ahora existen dudas sobre acompañar la iniciativa supermercadista. Po lo menos así lo hicieron saber desde Arcor donde, como respuesta aseguraron no haber aumentado los precios durante las semanas pasadas.

Mientras que desde Molinos Río de la Plata admitieron que por ahora no tienen previsto hacer nada y que se encuentran evaluando el comportamiento del mercado durante esta semana antes de tomar una decisión.

Más allá de estas posturas, lo cierto es que antes de las elecciones de este domingo los precios se habían acomodado a nuevos incrementos dispuestos por las empresas productoras.

Fueron subas que oscilaron entre el 4% y el 15% y que abarcaron a casi todas las categorías, incluyendo a los alimentos sin IVA que fabrican, producen o distribuyen empresas como Unilever, Mondelez, Danone, Ledesma, Cañuelas, SanCor, Coca Cola y Molinos, entre otras.

Todas enviaron nuevas listas de precios con aumentos a las grandes cadenas de supermercados con retoques que parten del 4% y que, en algunos casos superan el 15%, con oscilaciones que van entre el 8%, el 10% y el 12%.

La razón de estas subas tiene que ver con la necesidad de recomponer sus costos a los desequilibrios generados por la devaluación de agosto pasado que incrementó fuerte los costos en dólares ante el movimiento del tipo de cambio.