La producción de leche ocupa apenas el 5% del territorio nacional, con un total de 3.300 productores, la mayoría de tipo familiar; nuestra producción es capaz de alimentar a 20 millones de personas lo que nos coloca en el 7° lugar en el ranking mundial. Asimismo, nuestro país cuenta con una importante capacidad de crecimiento, para lo cual es necesario “tomar medidas de largo aliento, de forma rápida, y continuando las políticas de Estado que hemos desarrollado en todos los gobiernos de los últimos años sin importar los cambios políticos que hubo”, dijo el Ing. Agr. Mario Fossatti, asesor privado y coordinador técnico de Lechería en Fucrea. Uruguay tiene posibilidades de crecimiento del sector que, más que posibilidades, son una necesidad que atender, agregó.
“Desde el punto de vista productivo la lechería está pasando por una buena situación, con un verano que no fue tan seco como se pronosticó, aunque muchas zonas sufrieron la falta de agua”, y puntualizó que en lo económico no ocurre lo mismo ya que hubo un empeoramiento.
Los precios “se han retrasado y los buenos valores internacionales no han llegado al productor porque las ventas son a futuro”. Por otra parte, “hubo una suba importante de costos, en especial los fertilizantes y las raciones”, que son elementos de peso a la hora de hacer las cuentas. “O sea que estamos entrando en un período de dificultad, salvo que aumente el precio de la leche al productor que en los últimos tiempos se ha mantenido estable”, señaló.
Estimó que Uruguay tiene entre 700 y 800 productores medianos y grandes “que no están haciendo plata, pero tampoco están mal porque ya han acomodado el cuerpo a los desajustes que tuvieron en 2015, cuando veníamos con precios muy buenos que se desplomaron y todos quedaron mal parados”. Lo que sucedió fue que China compró mucho y eso generó que al año siguiente hubiera “una bajada brusca de precios, lo que se sintió a nivel de productores e industrias. Hubo un desacomodo económico y financiero, pero los productores grandes se fueron acomodando con diferentes medidas que se tomaron en su momento y que se mantienen hasta ahora, son medidas que han servido para reducir la presión financiera”, comentó.
Sin embargo “el problema está en los productores chicos, en los cuales el presupuesto familiar pesa mucho”. Además, se da que “si el productor chico quiere crecer necesita invertir y eso implica un dinero aparte del que destina para vivir y los gastos de funcionamiento” en los que se incluye la renta, entre otros. “Para los pequeños, crecer al precio actual de la leche significa tener que endeudarse”, definió.
Políticas de Estado para aumentar la producción
Fossatti señaló la necesidad de incrementar la producción, particularmente de los tambos chicos que son los que más deberían crecer. Para logarlo “Uruguay debe tomar medidas de largo aliento y debe hacerlo rápido, porque tenemos industrias, pero falta leche”.
Para lograrlo hay una serie de realidades, algunas muy complejas, que se deben atender.
Si queremos pensar en un país con más lechería el primer desafío es “la poca gente que tiene el campo, y la edad de los productores que están cerca de la jubilación y sin expectativas de inversiones porque no tienen quien tome su lugar”.
La tendencia ahora es “que queden los tambos grandes”, pero la verdadera solución pasa por “agrandar a los productores chicos, logar que se automaticen y mecanicen para mejorar la productividad. La mecanización y la tecnología permiten trabajar más, eso se ve en otras áreas como la construcción donde la tecnología ayuda a aumentar la productividad. Tenemos el ejemplo de los alemanes que trabajan menos horas en la semana y menos días en el año que nosotros, pero todo es mecánico con personas muy capacitadas. Por tanto, si queremos incorporar tecnología hay que capacitar gente” y la buena noticia es que “en nuestra lechería hay base para hacerlo, está la UTEC que genera mandos medios, gente joven que sabe trabajar en todas las áreas del tambo con buena formación, incluso sabe del negocio y pude administrar. Ahí tenemos una base”.
Otro punto es “facilitar el acceso a la tierra para los tambos que quieran crecer. No es fácil porque hay que conseguir fondos a largo plazo, colocarlos en el sector para que se dinamice, para que tenga escala y pueda aumentar su eficiencia productiva y económica, eso precisa políticas de Estado que se mantengan en el tiempo independientemente de quien esté en el Gobierno”. Experiencias políticas a largo plazo no nos faltan, “ocurren desde que se fundó Conaprole” y todos los partidos políticos que han estado en el gobierno, “unos más otro menos, pero todos han promovido la lechería”.
A pesar de que hay plantas cerradas y otras con problemas “Uruguay tiene una buena base industrial y con capacidad de producción, pero necesitan más leche como Calcar, Claldy o Alimentos Fray Bentos”. Para lograr todo eso es importante que “producir más leche sea un negocio atractivo y de viabilidad económica”.
“Áreas para crecer hay, ya sea en la cuenca tradicional de Florida, San José, Canelones y Colonia, como en otras que se vinieron abajo y hay que reflotarlas, es el caso de Fray Bentos hasta Salto, ahí hay campos que no toleran la agricultura que se está haciendo y en algún momento hay que hacer producción animal y pasturas para que no se degraden los suelos”.
Volatilidad de los precios internacionales
Por otra parte, el Ing. Fossatti advirtió que es tan ajustada la situación de los tambos uruguayos que cualquier sacudida puede causar graves perjuicios. Por ejemplo, los precios internacionales “dan la impresión que se van a mantener en lo inmediato”, pero a largo plazo “va a ser como fue toda la vida con variaciones que pueden ser del cien por ciento en pocos meses, subas o bajas”.
Explicó que uno de los elementos que hacen a esa volatilidad es la poca leche que se vuelca al mercado mundial. Mencionó el caso de Europa, Canadá, Estados Unidos, India o Brasil que son grandes productores, pero esa producción se queda mayoritariamente al mercado local. Si alguno de esos países aumentara la producción en tan solo 5%, que en su volumen es muchísimo, deberá volcarla al comercio exterior, con lo cual tiraría los precios hacia abajo, lo cual es grave para Uruguay que exporta el 70% de lo que produce. También puede pasar lo contario, que algún gran productor reduzca en un 5%, empujando los precios hacia arriba, y eso tendría un efecto positivo en un país exportador, teniendo en cuenta que, a diferencia de los países mencionados, Uruguay exporta el 70% de lo que produce.
“Al contrario de lo que pasa en los mercados internos de cada país, el mercado internacional es muy volátil y debemos saber que esas oscilaciones se van a dar porque en los últimos 30 años ha sido así. La variabilidad es un dato del negocio y no se puede ignorar”.
La agricultura y la forestación presionan al tambero
“La mejora de los precios agrícolas y la forestación son actualmente una amenaza para la lechería”, dijo Fossatti. La mitad de la tierra que trabajan los tambos es arrendada y “la suba de los precios agrícolas genera más demanda y subas en los precios de la tierra, y en los campos no tan agrícolas sube el arrendamiento por la forestación que paga bastante bien por tierras de menos aptitud productiva o de aptitud forestal. Ese incremento dificulta las posibilidades de crecimiento del sector”, y es particularmente “complicado para la lechería familiar” que es la que más debe crecer.