En el siglo XXI, no son los pozos petrolíferos, no son los gasoductos ni las minas de carbón: el enemigo público n°1 del planeta, son las vacas y la ruralidad.

Goodbye Cows es un documental que nos invita a pensar en cómo sería el mundo y qué pasaría con la ruralidad en 15 años si hoy terminamos con la ganadería, basados en la realidad española.

Investigadores, científicos y expertos de universidades españolas y europeas hablan de cómo sería el futuro si dejamos de criar vacas, pero además nos cuentan por qué hay tanto interés en que esto suceda.

En este comienzo de siglo nos están presentando a las vacas como animales destructivos para el planeta, emiten GEI, consumen alimento que está en competencia con nuestra dieta, ocupan mucha tierra, necesitan mucha agua. Han logrado crear una inmensa división entre los alimentos de origen animal y los de origen vegetal, como si no formaran todos parte fundamental de un sistema nutricional, que nos provee el equilibrio necesario para la formación y manutención del cuerpo y la mente, y de nuestra cultura desde tiempos inmemoriales.

Son “verdades” a gritos que… no son más que mentiras, o lo que es peor, “ciencia” amañada para la manipulación de la nobleza de las personas. No existe verdadera espontaneidad en esta tendencia, está estratégicamente direccionada desde un aparato propagandístico, a veces imperceptible, que está llegando a los niveles políticos más altos. Un ejemplo es la Dieta Lancet, semi vegetariana, propuesta por varios científicos como la mejor para la salud humana y la del planeta.

Grandes ciudades como Los Ángeles, Barcelona y París, se han comprometido a alcanzar las directrices dietéticas de The Lancet como objetivo para el 2030. Y en el camino suceden cosas como el planteo de impuestos a la carne, o no ofrecerla en las escuelas ni en comedores públicos. Esto ha sucede sin consultas democráticas, sucede casi sin que nos demos cuenta, y sucede muy rápidamente. Lo concreto es que terminar con el ganado es una idea fanática, no es realista y sus efectos serían destructivos.

  • Fernando Estellés, Universidad Politécnica De Valencia, Subdirector Departamento Ciencia Animal: “En los últimos años los censos de ganadería extensiva están descendiendo en España, y ya no son suficientes para mantener la superficie de pastos herbáceos que queremos conservar. Ya no hablo de beneficios sino de la conservación de hábitats de interés”.

 

Estas ideas extremistas influencian a nivel social, político y legislativo. Su función, es ser los pioneros en exigir determinadas cosas que pueden parecer disparates, y muchas veces lo son, pero va calando el mensaje y el efecto es multiplicador. Es la forma en la que cambiamos al mundo.

  • Javier López, Director De Provacuno, Interprofesional De La Carne De Vacuno: “Está claro que el impacto que tiene el metano que están produciendo los animales y los combustibles no es exactamente igual”.

 

El metano fósil y el metano que genera el ganado no son lo mismo. Estamos comparando chanchos con bicicletas: algo que va a tardar miles de años en volver a su origen, con algo que se recicla rápidamente.

El metano que producen los rumiantes dura en la atmósfera unos 10 años. Genera un calentamiento, pero se degrada, es absorbido en la fotosíntesis por las plantas que luego serán alimento para esos mismos animales, en un ciclo biogénico de corto plazo.

El metano fósil, es una forma de carbono que extraemos de adentro de la tierra, que lleva millones de años ahí dentro y la estamos soltando a la atmósfera, donde durará 10.000 años, calentando continuamente, sin degradarse.
Con argumentos de Bienestar Animal, sostenibilidad, y que somos los destructores del planeta, estamos dando paso a un modelo de “pocas manos”, grupos de inversión muy potentes que son los que financian estas tendencias, que como dijimos, nada tienen de espontáneas.

¿Cuál sería la consecuencia demográfica de la extinción de la ganadería? Si 115.000 familias que viven directamente de la ganadería se quedan sin su fuente de ingreso, abandonarán el medio rural, acelerando la regresión demográfica de las comarcas más dependientes de esta actividad.

En España, ¾ de las explotaciones están concentradas Galicia, Castilla, Asturias, Cantabria, Extremadura, y además dentro de esas unidades autónomas, la ganadería se concentra en comarcas de media y alta montaña. En Galicia, directamente significaría la extinción de la actividad económica agraria en los 2 tercios del territorio.
Si le quitamos la ganadería a los pueblos de España, un millar de ellos quedarían abandonados.

Perder los pueblos es olvidar cierta parte de nuestra historia, de nuestra tradición. La cría del ganado es una costumbre ancestral, el consumo de carne y leche es tan parte de nuestra cultura como el idioma que hablamos. Igual que un árbol necesitamos ramas, necesitamos crecer, y necesitamos raíces que se nutren de su origen. Es bueno tener memoria, para poder proyectarla y unirla al presente y al futuro.

  • Sonia Roig, Universidad Complutense De Madrid, Presidenta Sociedad Española Para El Estudio De Los Pastos: “Es muy importante darse cuenta la enorme dependencia que tenemos de nuestro territorio rural: nuestra alimentación, el mantenimiento del buen estado del territorio que supone tener aire de calidad, agua de calidad, esa gestión del territorio es lo que nos alimenta, nos da de beber y de respirar.”

 

La ruralidad también está asociada a la diversidad de especies, de formaciones, de ecosistemas, que no sabemos qué perdemos cuando perdemos genética, cuando perdemos una especie o la adaptación de una raza. es un drama para todo el planeta y para todos nosotros como especie.

  • Edelmiro López, Universidad De Santiago De Compostela, Departamento De Economía Aplicada: “La gestión forestal, la limpieza o el tratamiento silvícola de una hectárea ronda entre los 3000€ y 4000€. El problema es que esta inversión económica a lo largo de los años se hace totalmente insostenible”.

 

Si cesa el pastoreo, ordenado y sostenible, la sucesión natural de la vegetación, los espacios herbáceos serán cada vez más pastos arbustivos, más matorral y luego formaciones más leñosas, y luego bosque ¡Ah, pero esto suena muy bien! Y es verdad. Lo que ocurre es que tiene varios problemas que no o vemos a simple vista como los incendios forestales.

  • Edgar Juan, Bombero Forestal SGISE: “Tenemos una superficie continua, y que hay que empezar a dividir para poder atacar estos incendios forestales, y esto solo lo podemos hacer con tratamientos agrícolas, y a través de la introducción de la ganadería extensiva que mantenga esta sectorización”.

 

Luego de 15 años sin ganadería extensiva, tendríamos montes abandonados con una carga ígnea que provocaría incendios fuera de nuestra capacidad de extinción.

Los beneficios de tener las vacas pastando en montes y campos parecen claros, pero estas vacas también pasan parte de sus vidas alimentándose en granjas, y ¿Cuánto le cuesta esta alimentación al planeta?

El menú de una vaca, consta aproximadamente de 80% de cosas que nosotros no podemos digerir, no compite nunca con la alimentación humana: paja, forrajes, pastos, subproductos.

La tierra va a seguir su ritmo, y la naturaleza seguirán existiendo con o sin personas, el problema es qué vamos a hacer nosotros para vivir cómodos en este mundo, no qué va a ocurrir con el planeta ¡Hola! ¡Los humanos somos importantes!

  • María Diago, Directora Guía Sustentable, Bióloga Y Experta Medioambiental: “Las modas alimentarias en la sostenibilidad tienen una doble cara. Pueden ser erróneas pueden favorecer como mínimo la producción industrial de determinados productos vegetales, tan industriales como una producción pecuaria industrial”.

 

Existen indicadores de sostenibilidad para el sector gastronómico. Están los indicadores que hacen referencia al consumo energético, al consumo de materia prima, su tipo y origen, y al consumo de agua.

El agua es nuestro recurso natural más preciado, si yo pretendiera que alguien deje de comer carne o tomar leche, acusarlo de estar acabando con las reservas de agua dulce del planeta sería un excelente argumento ¿Legítimo? En tiempos de reinado de la posverdad, poco importa.

Las vacas lecheras tanto como las de carne consumen mucha agua, centenares de litros para cada litro de leche o cada kg de carne producidos. Pero se deben considerar los diferentes orígenes de esa agua:

Tenemos 3 tipos de agua para calcular una huella hídrica: el agua verde, que es la de lluvia; el agua azul, que es la extraída de pozos o embalses, cuyo uso descuidado pondría en riesgo su disponibilidad; y luego el agua gris, que es el equivalente de agua que voy a contaminar con mi actividad.

El 90% de agua que utilizamos para producir 1 litro de leche o 1 kg de carne, es agua verde, es agua de lluvia que de cualquier modo va a estar ahí. Su uso no tiene un impacto real sobre el ecosistema.

¿Por qué se han convertido los ultra procesados vegetales en nuestros salvadores?

Ser vegano se convierte en sello de identidad, se supone que es bueno para todos, para las personas y su salud, para el clima, para los animales. El veganismo lo aborda todo, tiene que ser cierto.

Pero cuando se comienza a tener problemas de salud, un buen tiempo luego de practicarlo, las personas nunca lo relacionarán con su dieta, que es buena de toda bondad. Llega entonces el momento de dejar de ser veganos, y estas personas no tienen idea ya de cuál es su lugar en el mundo. Lo dieron todo, hasta su salud, y nada cambió, y no entienden cómo con todo ese sacrificio que les prometía la salvación, no resolvieron todos esos problemas en el mundo.

Y aunque el marco ético es completamente correcto: justicia, sostenibilidad y compasión, que son finalmente los únicos que nos llevarán al mundo que necesitamos, la forma en la que lo pusieron en práctica está completamente equivocada. No estaban ayudando a los animales, de hecho, los estaban perjudicando y el costo que el planeta está pagando por sus elecciones es justo el que hubieran querido evitar.

Una dieta basada en plantas, no beneficia a nadie, y los agricultores están bajo mucha presión y su vida se está volviendo cada vez más difícil, porque que algunas compañías fomentan su extinción con un cambio radical en el sistema alimentario.

Estas compañías, empezaron a florecer tras la II Guerra Mundial, al encontrar una oportunidad en la fabricación de alimentos de conveniencia. Crearon el concepto, crecieron, y en algún momento saturaron su mercado nacional.
Entonces, se volvieron multinacionales, y saturaron también el mercado mundial.

Y luego tuvieron que innovar porque su sistema se basa en crecer, tienen que presentarles el crecimiento a sus accionistas porque de lo contrario estarán fuera. Tienen que crecer todo el tiempo. 

Hay un antes y un después de la entrada de los fondos de inversión en el negocio de la alimentación.


Desde la primera gran crisis de la materia prima en 2007/8, los fondos de inversión fijaron su rumbo hacia el negocio de la alimentación. La humanidad crece y tiene que alimentarse, es un negocio sin fin. Vieron que el dinero estaba en las materias primas principalmente agrícolas, que se podían combinar para dar un alimento barato.

¿Y cómo innovaron? Tomaron la materia prima agrícola, la procesaron para añadirle valor y la venden a un precio más alto. La salud, el cuidado ambiental y el bienestar animal son los argumentos de venta.

  • Lierre Keith, The Vegetarian Myth, American Writer & Food Activist: “Los grandes beneficiados son las grandes corporaciones agrícolas, 6 empresas que en este momento controlan el suministro mundial de alimentos, lo que es realmente un monopolio”.

 

El debate no es la carne o la leche frente a un poroto o una almendra, eso es lo que se pretende banalizar: el debate es carne o leche natural, frente a un ultra procesado vegetal, compuesto por 15 o 20 ingredientes, que ¿cuáles son?

Hay alrededor de 17 patentes para realizar estos alimentos ¿Por qué comer algo que necesita una patente? Son sustancias que nunca han existido en la naturaleza ¿Por qué pensamos que son saludables? No tiene sentido.

El discurso basado en la sostenibilidad, en lo mala que es la producción pecuaria y el consumo de carne y leche legítimos, para la salud, para la sostenibilidad, para el ambiente, para el bienestar animal, es, en sí mismo, una herramienta para que estas compañías atrapen más clientes que los elijan.

Pero cuando las industrias de ultra procesados monopolicen el suministro mundial de alimentos, ya no podremos elegir. No estaremos más sanos, ni los animales estarán mejor, ni el planeta será salvo.

La fantasía de que podemos reemplazar alimentos de origen animal como la carne o la leche con imitaciones vegetales, y que es un proceso sencillo, es una idea reduccionista.

Si miramos la lista de ingredientes de los productos de imitación, vemos que son muy largas, llenas de aditivos y texturizantes, y lo más importante, aunque los llamen “de origen vegetal”, no encontraremos vegetales en su composición, sino extractos. Nada remotamente parecido a un vegetal.

Procesar sustitutos de la leche y la carne, consume mucha energía, y conlleva una serie de implicaciones que los ubican muy lejos de ser una alternativa ambientalmente más amigable que una producción ganadera.

De las 10 primeras fortunas más grandes del mundo, al menos 4 están invirtiendo en ultra procesados vegetales o en leche y carne de laboratorio Estos grandes grupos de inversores no son ONGs, son empresas que buscan ganar dinero. Y ganar dinero honesto, está muy bien. En Argentina tuvimos un artista de rock que le dijo a alguien en un programa de TV “buscate un empleo honesto”, y se convirtió en un meme. Voy a usar en este caso una expresión similar a la del gran Pappo Norberto Napolitano: BÚSQUENSE UN NEGOCIO HONESTO.

Falso tocino, falsas albóndigas y salchichas, falsas hamburguesas, “leches” de cosas que no mugen y extraños quesos veganos ¿Por qué? Porque nuestro instinto ancestral es carnívoro, y le estamos negando a nuestros cuerpos lo que SABEN que necesitan. Nos estamos engañando a nosotros mismos, complaciendo a las grandes corporaciones.

Son demasiados los nutrientes que sólo podemos encontrar en los alimentos de origen animal. Hay demasiados suplementos que son necesarios y deberíamos tomar en vez de sólo alimentarnos: Omega3, Vitamina D, Vitamina A, Vitamina B12, Hierro, y nunca nos sentiríamos del todo bien, como cuando comemos una porción de verdadera carne o bebemos un delicioso vaso de legítima leche de vaca, o queso, o mantequilla… ¡No existe nada como eso!

  • Frederic Leroy, Vrije Universiteit Brussels, Department of Bioengineering Sciences: “Lo que primero debemos hacer para detener el calentamiento global es dejar que los rumiantes y los pastos hagan su trabajo”.

 

Lo primero que deberíamos hacer para detener el calentamiento global es dejar que los rumiantes y los pastos hagan su trabajo, porque lo que verdaderamente hacen bien es conservar el suelo. No necesitamos a grandes samaritanos ni aspiradoras que se traguen el carbono de la atmósfera, necesitamos a la naturaleza dejar hacer lo que mejor hace: dejar que el mundo vuelva a la vida, y lo hará.

 

Valeria Guzmán Hamann

EDAIRYNEWS

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