Tras el “dólar soja” y con nuevos tipos de cambio en camino, como el “dólar Qatar” o el “tecno”, en la lechería quedó latente aquella idea que esbozaron desde la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (MeProLSaFe) de pedir una cotización especial para el sector.
La solicitud nunca se cursó y la agenda política giró hacia la posibilidad de “retoques” en los derechos de exportación para el agro. Primero ante el rumor no desmentido oficialmente de una posible baja. Luego, a partir de la inclusión en el proyecto de presupuesto 2023 de la cláusula que habilita el Ejecutivo a manipular este impuesto (como ocurrió hasta el 31 de diciembre de 2021).
Sobre el impuesto a las ventas al exterior del sector lechero, a comienzos de octubre el Secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, no negó la posibilidad de una unificación de las retenciones que hoy pagan leche en polvo (9%) y las leches fluidas, quesos, lactosuero y manteca (4,5 %). Luego, al ser convocado al Congreso, afirmó que “no hay ninguna intención de subir la alícuota”, tal como se teme a raíz de lo que plantea el presupuesto 2023.
Para Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), es imperioso un cambio impositivo para mejorar la competitividad del sector. Sobre la posibilidad de unificar al 4.5% los DEX, consideró que generaría un beneficio porque hoy implican 100 millones de dólares a cadena.
“Se genera una detracción muy importante de los ingresos del sector, que cuando los precios son buenos no se nota tanto”, dijo, pero ahora que los valores internacionales están en baja, impacta en la capacidad de pago de la leche cruda por parte de las industrias. “Octubre estará en $56/57 el litro en tranquera y el poder de compra de la industria es $46/47”, afirmó. “Entonces, necesariamente hay que reducir los derechos de exportación y también habría que modificar el gran retraso que tiene el tipo de cambio”.
Estimativamente, Giraudo consideró que disminuir a la mitad la retención a la leche en polvo (50% de las ventas externas del sector), a los precios actuales “generaría 2 o 3 pesos de mejora” en el poder de compra de las usinas. Si bien no es despreciable, aún está lejos de corregir la brecha.
El ejecutivo del OCLA remarcó que los u$s 3.500 por tonelada de leche en polvo del mercado internacional, que para la lechería mundial son buenos precios, “no lo son en Argentina por estos motivos”, en referencia a impuestos y atraso cambiario. Además, sumó las preferencias arancelarias que tiene Nueva Zelanda con China, del 10%. “Es como una carrera de 100 metros en la que los neozelandeses arrancan 19 metros más adelante, entre los 9% de impuestos y el 10% de preferencia”, dijo, una distancia que equivale a u$s800 por tonelada, sin contar desventaja competitiva del flete que debe afrontar la mercadería de uno y otro proveedor.
Finalmente, sobre la determinación de un dólar preferencial, manifestó que cuando se toca la economía en un lugar se desacomoda en otro; y lo mismo ocurre al fijar precios en el mercado interno. “El problema central pasa por el déficit fiscal y las cuentas que no cierran, que generan una necesidad de aplicar políticas de parches sobre parches”, sentenció.