El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre un próximo “agotamiento” de la recuperación económica de China y alertó sobre el impacto que el deterioro de sus perspectivas de crecimiento pueda tener sobre el desarrollo de sus socios comerciales. ¿Qué podría pasar en Uruguay, cuya economía es dependiente de la relación con el gigante asiático?
El impacto del estancamiento chino en Uruguay
En Uruguay hace rato que se mira, ya no de reojo sino totalmente de frente, la situación en China. La debilidad de la demanda interna del gigante asiático impactó directamente en las exportaciones locales, arrastradas por las significativamente menores colocaciones de carne bovina, soja y lácteos en el mercado chino, con una caída general del 35% durante el segundo semestre, según los datos del Instituto de Negocios Internacionales (INI) de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).
Por lo tanto, la posibilidad de nuevos shocks internos o, aunque más no sea, de un crecimiento estancado en Pekín genera preocupación en el país por esta misma razón. Así lo advierte también el FMI, que alertó sobre el importante impacto de un contexto económico desfavorable en los mercados emergentes del G20 sobre la actividad económica de otros países integrados en las mismas cadenas de valor.
Si bien esto es una oportunidad para la expansión hacia otros mercados, en países dependientes de la relación con China el golpe podría sentirse más fuerte, sobre todo al principio. Algo también advertido por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) a fines del 2023, debido a la volatilidad de los precios de los commodities y a la baja demanda de materias primas por parte del gigante asiático.
Para Uruguay, que todavía insiste en lograr un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la administración de Xi Jinping —con un viaje reciente del presidente Luis Lacalle Pou a Pekín incluido— a pesar de que el intercambio comercial ha disminuido en el último año y medio, lo que pase con China puede ser clave: con alrededor del 27% de sus exportaciones dirigidas al territorio asiático y el rol relevante que tiene la exportación de bienes en la actividad económica, la desaceleración del crecimiento chino será determinante también para el crecimiento uruguayo.
Mientras tanto, la balanza comercial con aquel país se sigue deteriorando, y ya hace varios meses que ocupa el segundo lugar entre los destinos de exportación, a pesar de la alianza estratégica firmada por los mandatarios de ambos países. La preocupación está en que un menor crecimiento influya en el estancamiento de la demanda interna —y viceversa—; y, por lo tanto, la demanda de materias primas continúe su reducción, a la vez que las posibilidades de la firma del TLC sigan dormidas en un cajón ante las prioridades económicas más urgentes en China.