Recomiendan asegurar una alimentación equilibrada, buenas instalaciones y protección contra enfermedades mediante la vacunación
"Buena nutrición e instalaciones adecuadas favorecen la tasa de preñez de las lecheras"
No hay cifras oficiales, pero se estima que solo el 80 a 90% de las vacas se preñan a lo largo del año en un rodeo lechero y de estas, el 18% pierde la gestación. Estas pérdidas ocurren en mayor medida (13%) durante los primeros días de gestación (35 a 100), mientras que las pérdidas restantes (5%) ocurren más tardíamente (100 días al parto).

Las causas son múltiples y son cruciales la precisión en la detección de celo y una buena técnica de inseminación artificial. Pero también hay otras causas más difíciles de resolver, que requieren la atención de los sistemas de producción, ya que son por baja concepción y altas pérdidas de gestación. Tienen que ver con la nutrición, el ambiente y el manejo.

Con respecto a la nutrición, la calidad de los forrajes y el balance de la dieta van a estar afectados por el ambiente (principalmente calor, humedad e instalaciones) y el manejo al momento de optimizar el consumo de materia seca. Estos factores impactan en mayor medida durante lo que se denomina Periodo de Transición (tres semanas pre y posparto).

Es importante entender qué procesos atraviesa la vaca en ese momento y que la exponen a riesgos de enfermedades y baja fertilidad.

Una forma de entender este periodo es pensando que hay un círculo vicioso y un círculo virtuoso en la performance una vaca lechera. El circulo vicioso comienza cuando la vaca sufre una enfermedad asociada al parto, pierde condición corporal posparto y se provocan daños en el útero y en el reinicio de la ciclicidad ovárica que comprometen el intervalo parto-concepción, la producción de leche o ambas.

Esto va a resultar en que las vacas lleguen al momento del secado con exceso o deficiencia de condición corporal. Por otro lado, el círculo virtuoso se produce cuando una vaca tiene un parto normal, no deprime el consumo de materia seca, produce el máximo de leche que le determina su potencial genético y se preña a término.

El tema fue considerado por Julián Bartolomé, asesor en reproducción bovina de Select Debernardi, en una reunión que tuvo como lema “Un plan para preñar más vacas”.

Periodo de transición en óptimas condiciones

Vacas en buenas condiciones durante el período de transición presentan alta fertilidad y posibilidad de elevadas tasas de concepción al primer servicio posterior al parto. Para ello es importante conocer los cambios fisiológicos que ocurren en los animales que se van acercando a la parición.

En ese período, los vientres tienen grandes requerimientos de glucosa para el feto, la placenta y la glándula mamaria.

Bartolomé explicó que “las vacas se van preparando para la parición y para la producción de leche secretando dos hormonas -la somatrofina y la prolactina- que desarrollan la glándula mamaria y permiten el aprovechamiento de la glucosa y una buena generación de calostro”.

Para cumplir este proceso fisiológico, se restringe la utilización de la glucosa en los músculos periféricos y se la moviliza hacia la ubre y el feto. Algo similar ocurre con la grasa.

Para que la vaca no sufra en exceso estos cambios fisiológicos debe ser objeto de una alimentación equilibrada, con suficiente materia seca y nutrientes que eviten un desbalance interno en el organismo. “Hay que llegar al parto con una condición corporal no mayor de 3,5, porque si fuera mayor habría excesiva movilización de grasa y se reduciría el consumo y la producción de leche, con posibilidades de desarrollo de enfermedades”, aconsejó Bartolomé.

La caída del consumo de materia seca puede ser de hasta 20% en la última semana previa al parto. Para evitarla hay que suministrar una dieta balanceada, buena calidad de agua, sombra y protección contra las principales enfermedades mediante la vacunación.

La lechería a galpón permite asegurar buenas condiciones de confort al rodeo
La lechería a galpón permite asegurar buenas condiciones de confort al rodeo

Advirtió que no habría que ir al extremo de vacas muy flacas, que pueden sufrir hipocalcemia cuando se les exige una alta producción de leche. El monitoreo de este periodo se puede hacer evaluando la pérdida (ventas y muertes) de vacas en los primeros 60 días en leche. Sistemas muy intensivos con alto riesgo podrían apuntar a estar por debajo del 6% y tambos con menor nivel de producción o mayor confort deberían lograr pérdidas inferiores al 4%.

De acuerdo con lo mencionado, para alcanzar altos tasas de concepción en vacas lecheras hay que empezar a trabajar en el preparto tratando de manejar adecuadamente el mecanismo fisiológico que se desencadena alrededor del parto.

Obviamente, para alcanzar altas tasas de concepción, además, se deben considerar la correcta detección de celo y el uso de semen de alta fertilidad, el número de servicios y los días de leche, con el marco de un protocolo adecuado para la instrumentación de la inseminación artificial.

Dentro del período de transición, una cuestión fundamental es determinar con precisión el Periodo Voluntario de Espera (PEV) luego del parto para concretar el primer servicio y lograr una parición por año. “Es el momento en que hay que preñar las vacas y ese tiempo de espera puede ir desde los 40 a 70 días, de acuerdo al tipo de tambo, nivel de producción individual, etc.”, expresó Bartolomé.

Para iniciar la inseminación, también es importante que luego del parto se puedan encontrar vacas ciclando activamente, con el útero sano y con cuernos simétricos, sin flujos purulentos. La higiene al momento del parto también es fundamental para que los animales no se contaminen y se mantengan sanos durante el periodo posparto.

Un plan para la transición

“Para evitar los inconvenientes que pueden ocurrir durante el periodo de transición hay que tener preparado un plan que incluye varios aspectos”, adelantó Bartolomé. Entre los componentes de ese plan figuran buenas instalaciones, entrenamiento del personal, un protocolo de trabajo para las sincronización de celos y posterior inseminación, coronado por un monitoreo que registre datos y permita ver resultados diariamente.

“Hay que observar las vacas todos los días después del parto para detectar anormalidades. Hoy tenemos el auxilio de los dispositivos electrónicos que permiten monitorear la rumia y el nivel de actividad, y dan la posibilidad de detectar las vacas enfermas”, recordó el especialista.

Las vacas deben llegar al parto en condición corporal no mayor de 3,5
Las vacas deben llegar al parto en condición corporal no mayor de 3,5

También recomendó trabajar con instalaciones adecuadas que faciliten la detección de celo y el control de la salud de las vacas con puertas de aparte, que permitan separar las que están en celo o las que tienen que ir al “hospital”.

El entrenamiento del personal es un elemento clave para lograr altas tasas de concepción. “Las personas deben entender para qué están haciendo lo que se les indicó, desarrollar cariño por lo que hacen y recibir mucha capacitación”, recomendó.

Una encuesta realizada en Estados Unidos indicó que uno de los puntos más difíciles de lograr, pero que resulta común a todos los sistemas exitosos, es la presencia de un equipo de trabajo con liderazgos, compromiso y capacitación adecuada.

Hay muchos protocolos para inseminación que permiten lograr altas tasas de preñez al primer servicio y desarrollar el círculo virtuoso de mejora permanente de la productividad. Finalmente, “hay que cargar datos en la computadora pero no olvidar que la realidad está en el campo.

La PC ayuda a saber cómo vamos, pero no reemplaza la recorrida al campo. El desafío de los tambos es elegir el mejor sistema de registro de datos entre la gran variedad disponible”, apuntó.

En el registro de información que se carga en la computadora importa seguir de cerca algunos datos clave:

  • Intervalo parto-primer servicio. “No se puede inseminar las vacas en cualquier momento, sino cuando fisiológicamente están en condiciones de preñarse”, diferenció el veterinario.
  • Tasa de preñez a los 21 días, que a su vez depende de la tasa de detección de celo y de la tasa de concepción.
  • Porcentaje de pérdidas en la gestación. Se pueden disminuir con vacunas contra enfermedades virales y bacterianas de la reproducción. Se debería empezar la vacunación con vaquillonas de primer servicio con doble dosis y seguir luego con una dosis a las vacas en ordeño que se pueden administrar al final del periodo voluntario de espera y a la confirmación de preñez. Si esto es complicado desde la logística, también se puede vacunar todo el rodeo en forma periódica.

En la parte final de su exposición Bartolomé dijo que la clave está en el manejo de la condición corporal. “Si logramos que las vacas lleguen a parir con una condición corporal de 3,25 y no mayor a 3,5 tenemos gran parte del partido ganado.

Para esto, necesitamos poner el ojo en muchos detalles de todos los días para que la nutrición, el ambiente y el manejo no expongan a la vaca a ingresar al círculo vicioso de la productividad. Esto se puede lograr con un equipo de trabajo entrenado y comprometido, correctas instalaciones y un plan adecuado, con sus respetivos protocolos para el manejo de la genética, nutrición, salud y reproducción.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter