El jueves 16, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) difundió en la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF) un informe sobre el sector lácteo, que por diferentes motivos no ha logrado crecer significativamente en la última década.
Ese estancamiento se debe a una serie de factores estructurales y coyunturales.
Entre los estructurales, el recambio generacional, baja capacitación, escasa incorporación de tecnología, alto nivel de arrendamiento, acceso restringido a mercados; y entre los coyunturales, baja demanda de China, factores climáticos, bajos precios.
El sector cuenta con un fideicomiso “con el objetivo de generar estabilidad en el sector lechero”, establecido por ley por hasta 10 años (desde 2026 a 2036), de una magnitud de unos US$ 50 millones. Invertir estos recursos en riego sería la mejor alternativa para generar estabilidad, mejorar la productividad y prepararse para inclemencias climáticas.
En la @_splf escuchando la propuesta de trabajo para potenciar el riego en los sistemas lecheros. Propuesta que surge a partir del instrumento del fondo de estabilidad, una demanda muy fuerte del sector, diseñada en esta administración. Buen trabajo de @CERES_UY @IgnacioMunyo pic.twitter.com/NoPFgDx67Y
— juan ignacio buffa (@ignacio_buffa) May 16, 2024
Ceres propone invertir en equipos de riego para crear un fondo de reserva forrajera (5.000 hectáreas regadas) que se distribuya principalmente entre pequeños productores que no tienen acceso a una alta disponibilidad de forraje e impulsar el riego a nivel predial y multi predial (6.000 hectáreas), para lograr alcanzar al 25% de los establecimientos.
Esto generaría un aumento del 11% de las exportaciones (+US$ 100 millones), sumado a un alto impacto indirecto de US$ 133 millones (es el sector de la economía con mayor impacto indirecto) e inducido. Además, se plantea un repago por ganancia de productividad para que el fondo se mantenga en el futuro.
La exitosa experiencia de Australia muestra claros beneficios de esta alternativa. Con la extensión del riego a más de la mitad de los productores, la inclusión de tecnología y mejores prácticas, la cantidad de vacas por hectárea es más del doble que en Uruguay y la producción de leche por hectárea lechera es más del triple.