La venta a pérdidas ha bajado, pero los precios continúan estancados.

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Aunque se han registrado avances importantes en aspectos como el de acabar con la banalización de la leche en las superficies comerciales o la identificación del origen de todos los productos lácteos, el acuerdo lácteo firmado hace justo cuatro años sigue sin cumplir con su objetivo principal: conseguir una relación más racional y equitativa entre todos los agentes que componen la cadena láctea.

En este sentido, mientras el Ministerio de Agricultura no duda en hacer una valoración positiva del desarrollo del acuerdo destacando su utilidad para garantizar una cadena de valor sostenible, los ganaderos se quejan de los bajos precios que sigue registrando la materia prima en origen y de su reducida capacidad de negociación a la hora de firmar los contratos de suministro con la industria.

La batalla de los precios

A día de hoy, los ganaderos gallegos cobran 30,9 céntimos por cada litro de leche que entregan a la industria, dos más de los que percibían cuando se firmó el acuerdo en el 2015. Si bien es cierto que durante este período se ha registrado cierta estabilidad en las cotizaciones ?en los últimos 30 meses el precio ha estado en el entorno de los 31 céntimos- también lo es que estas apenas permiten a las granjas moverse en unos márgenes mínimos de rentabilidad. Tanto es así que los costes de producción actuales, según se extraen de estudios como los elaborados por Clun o la Cooperativa Agraria Provincial, rondan los 32 céntimos.

Galicia acumula más de una década con los precios más bajos de todo el territorio nacional y España, a su vez, se mantiene a la cola en cuanto a cotizaciones dentro de la Unión Europea.

Contratos impuestos

«Aquí os contratos non se negocian, impoñense. Ou firmas ou non tes quen che colla o leite», es la opinión de un ganadero de Mazaricos que resume la débil posición negociadora que siguen mantienen los ganaderos en relación a la industria láctea. Pues aunque los contratos ya están totalmente extendidos por el campo gallego sus condiciones siguen estableciéndose de forma unilateral.

En este sentido, más de la mitad de los 7.321 contratos y acuerdos cooperativos firmados actualmente en Galicia ?aglutinan al 62% de la leche producida-, recogen un precio fijo para la leche, impuesto por la propia empresa láctea. Del resto, tal y como apuntan desde el Ministerio de Agricultura, solo 1.252 recogen cotizaciones variables que se pueden referenciar a multitud de variables. Entre ellas, el precio medio estatal o de terceros países, la evolución de productos lácteos industriales como la mantequilla o la leche en polvo o incluso, son los menos, los costes de producción.

Identificación del origen

Desde principios de año es obligatorio que toda la leche y sus derivados recojan en los envases su lugar de procedencia. Se cumple así uno de los compromisos adquiridos en el acuerdo lácteo y una de las demandas históricas del sector que denunciaba sistemáticamente la entrada de leche de terceros países a precios anormalmente reducidos e incluso el envasado como producto nacional de materia prima que, en realidad, era foránea.

En este sentido, las cadenas de alimentación no sólo han cumplido esta parte del pacto sino también la relacionada con la utilización de la leche como producto reclamo. Porque aunque de forman puntual aparecen ofertas a cotizaciones ilegalmente bajas, la mayor parte se vende a precios de mercado. El último informe de la Comisión de Seguimiento del Acuerdo ?lleva sin reunirse desde enero- apuntaba a que casi el 35% de la leche se comercializa a precios que oscilan entre los 55 y los 60 céntimos por litro.

Sin noticias de los precios de cesión

Si bien se saben los precios a los que los ganaderos cobran la leche y al que lo pagan los consumidores, falta por conocer a cuanto vende la industria a la distribución con el fin de conocer como se reparte la cadena de valor de la leche. Son los llamados precios de cesión que, cuatro años después, siguen sin ser públicos a pesar de las múltiples propuestas iniciadas por parte del ministerio.

Primeros compradores

Se trata de intermediarios, compradores de leche sin industria, a los que se culpa de determinadas distorsiones de precios en los mercados y, en ocasiones, de poner en peligro la sostenibilidad de las granjas. Como figura importante dentro del sector ?se calcula que en Galicia controlan alrededor de 380.000 toneladas de leche anuales, el 15% del total- se coincidía en la necesidad de regular su papel. Pues bien, ninguna de las modificaciones del Paquete Lácteo ha entrado al fondo del asunto hasta el punto de que aspectos como la obligatoriedad de que depositen una fianza a la que echar mano en el caso de impagos ni siquiera han sido legislados.

Asociaciones de productores

Aunque son las principales víctimas de la actual situación, también tienen parte de culpa de lo que está pasando. Poco o nada han hecho durante estos últimos, más que quejarse, para buscar soluciones a sus problemas. Su único compromiso en el Acuerdo de sostenibilidad del sector pasaba por promover el asociacionismo -en concreto a través de la figura jurídica de las organizaciones de productores- y la fusión de cooperativas con el fin de ganar músculo. Al contrario, han optado por bajar los brazos como resignados a que los remedios a una crisis que los tiene al borde del precipicio, tengan que llegar de otro sitio.

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