Sin embargo, trabajadores y sindicalistas de varias compañías estatizadas por el chavismo, que solicitaron guardar sus nombres en reserva, aseguraron que no creen en lo anunciado por Maduro. «En Lácteos Los Andes la situación administrativa y laboral ha empeorado. La política de la empresa siempre es de oídos sordos pese a las protestas y acciones de calle de los trabajadores», sostuvo un trabajador.
Aseguró que la compañía está en su peor momento por la falta recurrente de materia prima. “La situación no mejoró con el Consejo de Trabajadores que sustituyó al sindicato», aseveró.
Encargados de varias panaderías socialistas del norte y centro de Caracas señalaron que desde 2020 no reciben productos de la empresa láctea estatal. «Los yogures, la leche líquida pasteurizada, la bebida láctea achocolatada, la chicha y los jugos desaparecieron hace meses», afirmó un encargado.
No obstante, los beneficiarios de los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) de Caracas recibieron un paquete pequeño de leche en polvo Los Andes en la bolsa de alimentos de mayo.
Otro consultado precisó que en febrero representantes de consejos obreros y sindicatos se reunieron con directivos de la Asamblea Nacional, electa en 2020, acogiendo el llamado oficialista del diálogo para recuperar el aparato productivo.
«Entregamos documentos con nuestras propuestas y hasta ahí quedó la cosa», deploró la fuente. Agregó que «son muchas las promesas de Maduro que no se han cumplido, por lo que los trabajadores han dejado de creer».
Las fuentes destacaron que la estrategia del chavismo para expropiar más de 1.000 empresas a partir de 2007 fue ganarse al personal y los sindicatos que tenían conflictos con los patronos privados, prometiéndoles mejorar sus contratos colectivos.
Denunciaron que las condiciones laborales empeoraron con las juntas interventoras administradoras de las empresas integradas fundamentalmente por militares.
Como ejemplo citaron la expropiación de los hipermercados CADA y Éxito convertidos en Abastos Bicentenario, los cuales desaparecieron.
Las fuentes indicaron que la mayoría de las 500 a 600 empresas de alimentos estatizadas están cerradas y las que permanecen abiertas operan a menos de 15% de su capacidad instalada de producción. «Entre las empresas abiertas están Aceite Diana y Coposa pero sus marcas no se ven en los estantes. No se sabe si les cambiaron el nombre o hacia donde destinan esos productos», contó un sindicalista.